1. Progreso insuficiente
Desde que el empresario iraní Farhad Moshiri compró el Everton, el club parece haber recuperado la ambición perdida tras dos decepcionantes temporadas consecutivas con Roberto Martínez en el banquillo y la falta de inversión de Bill Kenwright. El club ya ha apalabrado la compra de los terrenos donde construirá su nuevo estadio y confía en poder colarse de nuevo entre los grandes del país. Sin embargo, la derrota por 3-2 en White Hart Lane hace algunas semanas y la cosechada en Anfield por 3-1 este sábado han devuelto al club a la realidad. A pesar de los progresos realizados, al equipo todavía le falta un escalón por ascender. Sus rivales ciudadanos le han recordado al Everton que desde la creación de la Premier League en 1992, los Toffees han perdido la hegemonía en la ciudad. El equipo azul no gana al Liverpool desde 2010 y no lo hace en Anfield desde 1999. El futuro del club es brillante. El presente es el que es.
2. Demasiadas bajas para ganar
José Mourinho presentó un once de circunstancias para recibir al rocoso West Brom de Tony Pulis. Con Zlatan Ibrahimovic y Ander Herrera sancionados, y Phil Jones, Juan Mata, Chris Smalling y Paul Pogba lesionados, el técnico portugués recurrió a Ashley Young para el lateral izquierdo, a Marouane Fellaini erigirse en el cerebro que tirara de los hilos del equipo en la medular y a Marcus Rashford para marcar los goles. Pero Young no es un lateral, Fellaini no tiene cerebro y Rashford no marca un gol en liga desde septiembre. Así que no fue una sorpresa que el United no disparara a puerta en toda la primera parte y solo tres veces tras la reanudación (dos de ellas fueron sendos disparos de Rashford desde fuera del área). El United ha ido mejorando con el paso de la temporada pero sin Pogba ni Ibra, el equipo se parece sospechosamente al de Louis van Gaal.
3. Rotaciones semifallidas
Mauricio Pochettino rotó a su equipo para la visita a Burnley, consciente de que el miércoles debe jugar en Swansea y el sábado recibir al Watford. El argentino dio entrada a Vincent Janssen (el Roberto Soldado holandés jugó en punta, a Harry Winks en la medular y a Kieran Tripper en el lateral derecho para dar descanso a Heung-min Son, Mousa Dembele y Kyle Walker. A nivel de resultado, las rotaciones fueron un éxito y el Tottenham ganó en un campo donde solo han ganado Arsenal y Manchester City desde agosto. Sin embargo, las lesiones le jugaron una mala pasada a Pochettino, que pretendía preservar a sus jugadores y tuvo que retirar lesionados en la primera parte a Victor Wanyama y Harry Winks, lo que significa que Dembélé es el único centrocampista natural que le quedara para afrontar la semana.
4. Big Sam, a lo Big Sam
Desde que cayó en el Emirates en septiembre, el Chelsea solo había perdido un partido de liga: en White Hart Lane ante el Tottenham. El Liverpool había sido el único equipo capaz de ganar en el Bridge esta temporada. Pero, contra todo pronóstico, el Crystal Palace logró imponerse por 1-2 al equipo de Conte el sábado. Fue la cuarta victoria consecutiva del equipo de Sam Allardyce y quizás la más “allardycesca” de las cuatro. El Palace marcó dos goles con solo el 27% de la posesión y tres disparos entre los tres palos. Para acabar de rematarlo, los Eagles tuvieron que sobreponerse a la lesión de dos centrales, primero el titular James Tomkins y luego su sustituto al descanso, Scott Dann. Cuando un club ficha a Big Sam, sabe exactamente lo que compra: resultados. En el Palace han tardado más de lo acostumbrado en aparecer, pero aquí están.
5. Se le acaba el crédito a Bilic
En el último capítulo del despropósito en que se ha convertido la temporada del West Ham, los Hammers cayeron 2-1 ante el Hull City. Los Hammers no ganan un partido de liga desde hace dos meses y han sumado solo dos puntos de los últimos dieciocho que han disputado. Números que explican que David Sullivan y David Gold hayan decidido no ofrecer la renovación a Slaven Bilic, que entrará en su último año de contrato con la obligación de conseguir resultados si quiere seguir al frente de los Hammers. El croata es un tipo carismático que cuenta con el respaldo de la afición, gracias a su efímera etapa como jugador y a la exitosa última temporada en Boleyn Ground. Pero ese crédito comienza a agotarse.
6. El Leicester comienza a jugar la Champions
Desde que Craig Shakespeare tomó las riendas del Leicester tras el despido de Claudio Ranieri, los Foxes han sumado cinco victorias en otros tantos partidos, cuatro en liga y otra en Champions League ante el Sevilla. Antes de dirigir su primer partido frente al Liverpool, el equipo de Shakespeare se encontraba en puestos de descenso. Algo más de un mes más tarde, los Foxes han ascendido hasta la decimotercera posición y ya acarician la salvación matemática. Un cálculo conservador sitúa la zona segura en los 40 puntos, es decir, que al Leicester le bastaría con siete puntos en sus últimos nueve encuentros para seguir un año más en la Premier League. Una doble buena noticia para Shakespeare: por un lado, la salvación y, por otro, la posibilidad de centrar todas sus energías en la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League ante el Atlético de Madrid. Si el Leicester gana en casa al Sunderland entre semana, se podría permitir el lujo de alinear un once suplente el fin de semana siguiente, antes de visitar el Vicente Calderón. El Atlético es el indiscutible favorito pero esa es una pequeña ventaja nada desdeñable.
7. No hubo ganadores en Vicarage Road
Hay ocasiones en que los dos equipos abandonan un terreno de juego con la sensación de haber perdido. Es lo que sucedió en Vicarage Road este sábado tras la victoria del Watford por 1-0 sobre el Sunderland. Walter Mazzarri, técnico de los Hornets, llevó a su equipo a sumar tres puntos que le acercan un poco más a la salvación pero la floja imagen del equipo durante esta pírrica victoria no le ayudará a conservar un empleo que parece que se le está escapando de las manos. Mientras, el Sunderland dio un paso más hacia la segunda división, que le aguarda con los brazos abiertos desde hace meses. Solo un milagro salvaría el empleo de Mazzarri y la categoría de los Black Cats.
8. Un partido condenado al 0-0
Southampton y Bournemouth firmaron uno de los partidos más aburridos de la temporada. Los dos equipos de la costa sur se ubican en mitad de tabla con los mismos puntos (34), a un mundo de los puestos europeos y a suficiente distancia del descenso como para no sufrir. El delantero centro de los Saints, el recién llegado Manolo Gabbiadini, fue baja por lesión, mientras que el de los Cherries, Callum Wilson, estará de baja varios meses por su segunda lesión grave de rodilla. Sin nada por jugar y sin goleadores, lo lógico era que el partido acabara a cero. Para no romperlo, Harry Arter se encargó de tirar al Canal de la Mancha el penalti del que dispuso el Bournemouth en la recta final.
9. Hull y Crystal Palace ganan en Swansea
Y eso que se enfrentaban Swansea y Middlesbrough, cuyo empate sin goles es igual de perjudicial para ambos equipos. El Swansea ha visto como la distancia con la zona de descenso menguaba a solo un punto mientras que el Boro sigue a cinco de la salvación con una jornada menos. En cambio, Hull City y Crystal Palace, con sus victorias, fueron los ganadores de la jornada. Sunderland y Middlesbrough parecen tener un billete reservado para jugar en Championship la próxima temporada, mientras que el tercer lugar parece que se lo jugarán Swansea y Hull. Los galeses buscaron la victoria ante el Boro hasta el último suspiro pero la ausencia de Fernando Llorente por lesión fue una losa imposible de levantar. El Boro, en cambio, ni siquiera pareció intentarlo más allá de un remate de cabeza de Rudy Gestede tras un magistral centro de Álvaro Negredo en el tiempo de descuento. Demasiadas pocas brazadas para un equipo que está con el agua al cuello y muy lejos de la orilla.
10. Wenger no sabe leer
Los partidos, se entiende. Theo Walcott fue, con la excepción de Alexis, el mejor jugador del Arsenal durante la primera hora del partido ante el Manchester City. No solo marcó el 1-1 y estuvo a punto de adelantar a su equipo en el descuento de la primera parte, sino que fue una constante fuente de peligro para los Gunners. Para sorpresa de propios y extraños, Arsène Wenger le sacrificó en su segundo cambio (el primero fue la entrada de Gabriel por el lesionado Laurent Koscielny al descanso) para dar entrada a Olivier Giroud. El francés estuvo perdido y falto de ritmo en el rato que estuvo sobre el césped, y Welbeck tampoco se sintió a gusto en banda. Así que Wenger tuvo que acabar sustituyendo a Welbeck para dar entrada a Alex Iwobi. Lo lógico habría sido dar entrada a Giroud por Welbeck de entrada. Bueno, lo lógico habría sido no dar entrada a Giroud pero eso ya es mucho pedir.