1. Simplemente marcan
Entró. Una vez más, lo consiguieron. El Liverpool estaba a punto de colapsar sobre sí mismo en la lucha por la Premier League, empatando a dos en Newcastle. Roberto Firmino no estaba, Mohamed Salah había caído lesionado en la segunda parte y todo parecía escaparse. Tan agría hubiese sido la sensación de que no hubiese sido por el City, sino por caer en la orilla, en Newcastle, contra Rafa Benítez. Que luego el Leicester extragese un punto del Etihad para que no sirviese de nada a los Reds. Con sus propias cosas, el Newcastle tenía mucho por lo que jugar, por contribuir a la lucha de que Benítez se quede, por seguir sumando a la buena dinámica y seguir avanzando de cara a la entrada en la nueva temporada. Un Liverpool, quizás algo sacudido de su derrota en Barcelona, entraba en escena en Newcastle mientras uno de los fondos del estadio desplegaba la pancarta más grande de la historia de la Premier League.
Pero para más destacado de la Premier League, Virgil van Dijk, que a los trece minutos de juego ya había empezado a poner los ladrillos de una nueva victoria. Pero el Newcastle estaba encendido, motivado, para ganar el partido, reflejado sin ir más lejos en el enfado de Martin Dúbravka con la concesión del gol de Salah. El tiempo corría, le defensa del Newcastle no concedía, Salah había caído, y Daniel Sturridge y Divock Origi pasaron a ser el dúo delantero; a punto de terminarse todo. Pero de alguna forma, de alguna manera inverosímil, los goles para este equipo simplemente acaban llegando. Iba a sacar la falta lateral Trent Alexander-Arnold, hasta que van Dijk volvió a marcar las diferencias, mandando a Shaqiri a que la sacase él, de fuera hacia dentro. Y tras una trayectoria parsimoniosa y un doble desvio a cargo de Divock Origi y Jamaal Lascelles, dentro acabó el balón. Tres puntos más, tres puntos más cerca del final. Simplemente ganan, se imponen a la lógica una y otra vez: volvieron a hacer lo posible por ser campeones. Esta noche, quizás se retuerza el destino, y puedan serlo después de todo.
2. Una extraña clase implosión
El Tottenham probablemente siga siendo, aún después de todo, el equipo más sobre el cuál se analiza más su carácter, su resistencia psicológica, de todos. Porque siguen existiendo quienes están observando con lupa si tiene este equipo o no una personalidad defectuosa, porque son unos perdedores y tal. El Tottenham sigue siendo un equipazo rompiendo barreras que no deberían romper. Deberían ser sextos a una distancia no insalvable pero sí notable del Manchester United y deberían haber sido eliminados en la fase de grupos de la presente Champions League. Eso sería más normal. En cambio, están en semifinales de la Copa de Europa y básicamente clasificados para la próxima edición. Pero al final, todas estas críticas que casi rayan en lo personal hacia el equipo, parecen obedecer al hecho de que no estás permitido a engañar a la gente. O ganas o no te molestes en llegar. Porque claro, es peor ser segundo que noveno.
El quedarse tan cerca de ganar una de las copas nacionales, cayendo en varias semifinales, o perder ante la Juventus el año pasado en octavos de final después de haber sido ampliamente mejor, son cosas con las que no puedes jugar. Nadie es más detestado que un impostor. Alguien que te engaña, que te hace creer pero que no termina de poder dar de lleno en la diana, a pesar de quedarse más cerca de ello que casi todos los demás. Aunque en este tramo final de liga han implosionado en cierta medida. Pero no porque no puedan con la presión, es que no pueden con sus propias piernas. Más allá de eso, no obstante, es curioso como más que encogerse ante el gran escenario, se crecen de más. Lo apuntaba el siempre excelente Michael Cox en ESPN hablando sobre el partido de los Spurs en Bournemouth y como, con el rarísimo acontecimiento de acabar un equipo con dos expulsados, fue una actuación que recordó a ese infausto partido contra el Chelsea hace tres años en el que terminaron perdiendo sus últimas opciones de ganar la Premier League. Quizás sólo sea una coincidiencia, o como mucho pequeños flecos a corregir en un equipo que sigue sobre-ganando, pero es curioso como dos veces distintas les ha podido la situación por exceso de carácter que por falta de él.
3. Sin página de Wikipedia por la mañana
Es posible que no haya nada más esencial para un aficionado al fútbol que Wikipedia. Ni siquiera los propios partidos son tan importantes como Wikipedia, ese sitio al que puedes entrar y del que puedes salir tres horas, cincuenta y siete jugadores, treinta y tres equipos y dieciocho cosas aleatorias entre mezcladas, más tarde. No hay futbolista mínimamente conocido sin una página en la “enciclopedia libre”. Es la masa a la que todo llega. Es casi imposible llegar al fútbol de élite sin pasar por Wikipedia primero. Sin embargo, hay raras excepciones que lo consiguen. Mark Travers, portero del Bournemouth, fue una de ellas. Empezó la temporada como la cuarta opción del equipo bajo palos y la va a terminar como la “primera”.
Aaron Ramsdale, el tercero, fue enviado a salvar la temporada del Wimbledon, mientras que el primero Asmir Begovic ha jugado la que posiblemente sea la peor temporada de su carrera. Le quitó la titularidad el segundo, el ilustre polaco Artur Boruc, que luego a su vez la perdió, la recuperó y la volvió a perder, esta vez para que Mark Travers firmase un debut de ensueño. Con algunas paradas inconmensurables, alguien que, de la nada, quizás haya tomado las riendas de la portería del Bournemouth para no volver a soltarlas, tras un debut excelente pero quizás no tan excelente como fue su debut con el Weymouth, equipo semi-profesional al que fue cedido la temporada pasada y donde se estrenó marcando un gol. Aquí, fue suficiente con evitarlos y ver cómo al final Nathan Aké puso la guinda al partido. Travers se despertó sin una entrada de Wikipedia a su nombre y se fue dormir como candidato a ser el nuevo portero del Bournemouth.
4. No siempre tiene porqué ser así
Cuando dos equipos “no se juegan nada” hay en ocasiones una actitud un tanto snob hacia el mero de hecho de que estén jugando. Como si a principio de temporada Everton y Burnley estaban jugándose luchar por la liga. O incluso por los puestos de Champions League. El hecho de que matemáticamente fuese posible no lo hace plausible. Con el Burnley ya salvado y en el Everton en esta especie de cruzada final hacia una redención de última hora después de una temporada ligeramente decepcionante. Ambos conjuntos ofrecieron un más que digno espectáculo. A veces, el hecho de no jugarse nada puede hacer del enfrentamiento uno más liberado, más desenfado y abierto. Un poco lo que es el Everton, si bien demasiado en ocasiones. El Burnley no tanto, y claramente fue el equipo que menos balón tuvo y menos actividad ofensiva generó. Pero aun así tuvo sus momentos, como cuando Ashley Barnes marcó un golazo con un impresionante remate de primeras. Lo malo es que fue fuera de juego.
El Everton pudo encarrilar desde pronto su pronto su misión, acertando Richarlison (bueno, a él le desvió Ben Mee el balón a portería) y Seamus Coleman para la victoria. Un partido digno, por el orgullo y el honor, por el simple hecho de competir, que para ello se dedican a ello profesionalmente. Como profesional fue el Everton hasta el final, no sólo dando en la diana dos veces sino Pickford evitando que el Burnley acabese haciendo lo mismo y así sumar él su sexta portería a cero en siete partidos (esa excepción siendo el temible “Fulham sin presión”). Al final no todo tiene que ser estas viscerales luchas por “algo”, no todo tiene que ser la final de la Champions League aunque algunos insistan. “Es siempre sexo o suicidio”, cantaba Mark Hoppus de blink-182 en la (infravalorada) canción “Dogs Eating Dogs”. Y no tiene porqué serlo.
5, Mejores que el resto
Después de empatar con el Manchester City, de eliminar al Liverpool en la FA Cup, de ganar y empatar contra el Chelsea, de ganar al Tottenham, de ganar dos veces al Manchester United y el Arsenal, respectivamente, el Wolverhampton completó su mayor logro de la temporada: ganar al Fulham. Un equipo invencible (en sus últimos tres partidos), imbatible (también, desde que descendieron), pero los Wolves les ganaron. Un equipo, los londinenses, inmensamente peligroso por lo “toca narices” que se han vuelto desde que ya no tienen presión. Y a diferencia de la mayoría de los treinta y tres primeros partidos de la temporada, en los cuales el Fulham tenía el riesgo de bajar a segunda, los ahora chicos de Scott Parker compitieron en Wolverhampton. A pesar del dominio local, no acabaron cometiendo los groseros errores que han marcado su temporada.
Errores que por lo general no podrían haber sido más lamentables de presenciar ni aunque los defensas hubiesen llevado puestos cada uno una máscara de “Sin Cara”, el luchador de lucha libre mexicana al cual ha rendido tributo Raúl Jiménez en más de una ocasión y que, además, estuvo en Molineux presenciando este mismo partido. Tras el cual Nuno Espírito Santo recibió un doctorado honorífico de la universidad de Wolverhampton. Porque tanto Wolves como Fulham prometían mucho a principio de temporada y sólo uno ha cumplido. Uno lo ha hecho con nota y el otro no sabemos ni lo que ha hecho. Aquí, como decimos, les costó porque al Fulham ya le da igual todo y se ve que eso era lo único que les faltaba. Pero al final, con pases de Moutinho, Doherty y, para culminar en esta ocasión, remate y gol de Leander Dendoncker, vencieron. Para reafirmar que son los mejores del resto. Y el año que no puede que no sólo eso, empezando por una clasificación a la Europa League cada vez más inminente.
6. La apuesta en Arnautovic
A ver, ¿qué hacemos con el West Ham? Otro año se cierra en ese complicado y en ocasiones atormentado eco-sistema que gira alrededor del despreciado estadio olímpico. Un año que si bien en simples números no ha sido mucho mejor que el anterior, ha sido mucho mejor que el anterior. Y, realmente, sólo un equipo como el West Ham podría experimentar una gran mejoría en el hecho de pasar del 12º (donde acabaron la temporada pasada) al -cómo máximo- 9º puesto. Pero este año ha sido diferente porque se ha apreciado un más conciso, claro y ambicioso plan de ruta. Este año no ha habido invasiones de campo y los dueños y directora de operaciones, de momento, han dejado de hacer el ridículo, de llamar la atención de manera estúpida e innecesaria. Con ese vacío de protagonismo, sin embargo, Marko Arnautovic tenía su propia agenda, sus propias inquietudes que debían ser atendidas.
Esto llevó a un absurdo espectáculo muy “made in West Ham” que llevó al bueno de Marko -o en su defecto, su hermano/agente- a hacer públicos sus deseos de ganar títulos, ya que su “ventana de oportunidad” se estaba cerrando. Quería luchar por títulos y, como es habitual en estas situaciones, jugar la Champions League y tal. Lo que no especificó es que, si fuese a cambio del dinero suficiente, esa Champions fuese la asiática con un equipo chino. Al final, acordaron renovarle y tras lo cual grabaron un desconcertante vídeo muy de secuestrador con Arnautovic, en un cuarto oscuro con sólo una luz blanca sobre él en el que venía a decir que todo estaba bien. Los números de su sueldo y de la duración de su contrato subieron; sus números de goles, no. Se quedaron en cero a partir de su renovación hasta que este fin de semana, ante un Southampton llegando desde la playa (figurativa y literalmente hablando), el “Ibrahimovic austriaco” marcó dos goles en la victoria por tres a cero del equipo. No está claro que renovarle acabe demostrando ser buena idea, pero lo que es seguro es que es una inconfundible idea del West Ham.
7, Necesitarlo más no es siempre suficiente
En ocasiones, en el fútbol se mitifíca la idea de que el equipo necesitado ganará, o que pasará a ser el “favorito”, simplemente por el hecho de estar jugándose más. Que una supuesta desidía del mejor de los dos equipos arreglará todos los problemas del peor de los dos. No fue el caso en la costa sureña de Gales; donde en esta época hace sol, a diferencia de la amplia mayoría del resto del año. No fue el suficiente sol para propulsar al Cardiff. Más todavía cuando su mejor jugador, Víctor Camarasa, se retiró lesionado con once minutos de juego transcurridos. Ya iba a ser difícil con él, sin él… Wilfried Zaha empezó a cavar el hoyo al que el Cardiff ya cayó hace seis años con el propio Zaha en el equipo. Martin Kelly se marcó en propia para darles a los locales un rayo de esperanza.
Cuando todo lo que te queda son Danny Ward en punta y Bobby De Cordova-Reid detrás, necesitas de toda la ayuda posible. Pero es que el Crystal Palace era mejor, bastante mejor. Cuando jugaron y empataron a cero a principio del año natural, el Huddersfield fue mejor que el Cardiff. Al final, el hecho de que el equipo haya llegado hasta aquí, de que a lo largo de una temporada entera de la Premier League haya sumado más puntos que otros dos equipos ya es en sí un logro. El camino desde el principio iba a ser difícil. Luego, para hundirles de forma casi definitiva, perdieron a Emiliano Sala. Pero al menos disfrutaron de poder jugar en la Premier League. No por necesitarlo más pudieron con el Crystal Palace, pero al menos pudieron competir en la élite del fútbol inglés.
8, Fuera de la Europa League, el alivio es suficiente para hundir al Arsenal
Es increíble, pero el Arsenal lo ha hecho. Después de ser el favorito para sellar un puesto entre los cuatro primeros y luego perder contra Crystal Palace, Wolverhampton y Leicester, era “bueno, ganamos al Brighton y llegamos a la última jornada con opciones”. Eso se debía a que Tottenham, Chelsea y Manchester United estaban compitiendo fervientemente con ellos en lo que a simple incompetencia se refiere. Como fuese una patata caliente de responsabilidades, todos parecían evitarlo hasta que Tottenham y Chelsea yo no pudieron evitarlo más y tuvieron que aceptar ser equipos de Champions, si bien es cierto que el Arsenal todavía podría ganar por dos tercios de una docena de goles “en” Burnley, el Tottenham perder “en casa” contra el Everton y clasificarse así para la Champions League. Todavía queda la Europa League, pero el final a la liga es desagradable aun así. Porque terminan dejando el mal sabor de boca de haberlo tenido en la mano y no haber podido capitalizar sobre dicha oportunidad.
Si Solskjaer en el United hubiese podido tener esa racha ganadora para terminar y no para empezar, la perspectiva sería totalmente distinta. Podría haberse quedado tan cortos como se han terminado quedando, pero la impresión no sería la misma. Al Arsenal le ha acabado pasando lo mismo, salvando la Europa League. Y no necesitan ni volver a ganar en ella para ser campeones: les vale con dos empates (lo cual supondría ganar una hipotética tanda de penaltis en Bakú, claro). Contra el Brighton no les valía un empate; mientras que al Brighton le bastó salir con el alivio que supone una salvación recién conseguida para jugar uno de sus mejores partidos de toda la temporada. Desatados, e incluso con Florin Andone fallando de forma lamentable un pase decisivo en dos contraataques diferentes que podían haberles hecho ganar, las “gaviotas” volaron y al Arsenal se le mojó la pólvora. Menos mal, para ellos, que de domingo a jueves se seca.
9, Equipo ayudando a otro equipo a ayudarse a sí mismo
El Manchester United. El Manchester United. Pues no, decir el nombre dos veces no cambia nada, ni para mejor ni para peor. Aunque, siendo justos, lo segundo sería difícil. ¿Qué ha sido de esos tres meses en los que no eran una completa y absoluta verbena de pueblo? Es que ni contra el Huddersfield, el Huddersfield, ha vuelto esa versión. Y en el pobre PSG todos con cara de tontos pensando que este… que esto les ha eliminado de la Champions League. Porque empatar en Huddersfield es grave, pero sumado a todo el axfisiante bagaje que se les ha amontonado en las últimas semanas, se convierte en imperdonable. Y en un acontocimiento en ningún aspecto relacionado, Alexis fue titular. Tuvieron, aun así, hasta la facilidad de que el portero local, Jonas Lössl, cometió un error que permitió a Scott McTominnay marcar. Pero entonces, Lössl se redimió en la segunda parte para efectuar una fabulosa asistencia a un Isaac Mbenza que esta vez no iba a desaprovechar la oportunidad. Y marcó. El décimo gol del equipo en casa esta curso.
Algo que se notó, ya que pese al descenso, pese a que era solamente el empate, el jolgorío, la alegría se desató en el último partido, quizás para siempre, de la Premier League en el John Smith’s Stadium. Con ese gol lograron evitar marcar (valga la redundancia) un nuevo récord de menos goles en una temporada como local de toda la historia de la primera división del fútbol inglés, que estaba en diez. Y con el empate se quedaron en catorce y no igualaron el máximo número de derrotas (quince) en una temporada como local, de nuevo, en los 131 años de historia de la más alta categoría del fútbol inglés. El gol de Mbenza, o más bien su celebración, dejaron unas ilustres imágenes de los encargados de campo reemplazando un dañado banderín de córner para la diversión de los espectadores. Los del Huddersfield, no los del United. Un United que no podrá hacer mucho por el United, pero al menos ayudó (aunque fuese involuntariamente) al Huddersfield a ayudarse a sí mismo.
10, Saliendo al otro lado de la tormenta
Sin comerlo ni beberlo, pero sí quizás fumándolo, el Chelsea se ha permitido empatar con Burnley y Manchester United y aun así ha certificado su presencia en la próxima edición de la Champions League con una jornada de antelación. Aquí han fallado todos y de forma flagrante, pero el Chelsea un poquito menos. Lo suficiente. El domingo, el Manchester United estaba fallando, el Tottenham ya había fallado, y el Arsenal estaba a punto de hacerlo. También lo estaba haciendo el Chelsea, atascado en el cero a cero contra el Watford. Pero sólo era cuestión de seguir probando hasta encontrar la fórmula para que su inmensamente superior calidad sobrepasase al Watford. Con Eden Hazard regresando a su puesto de titular estrella tras descansar en Frankfurt entre semana.
Y ese riesgo que Sarri tomó en la capital financiera de Alemania le salió redondo. Como sus cigarrillos. A los que habrá tenido que recurrir en esta travesía tan compleja y tortuosa para el que una vez fue, precisamente, trabajor de banca. Al final, a pesar de las duras críticas, de las continuas trabas que hasta sobre el césped parecían ocasionarse, Sarri ha ganado. Aunque quién sabe si seguirá. Ha dicho que le gusta el fútbol inglés y que lo ha disfrutado. Como nosotros a él, aunque no haya sido de forma regular ni unánime. Pero finalmente Sarri y el Chelsea han salido al otro lado de la tormenta de esta temporada, juntos, en la Champions, y veremos si también campeones en Azerbaiyán.