Ilie Oleart

10 reflexiones tras la jornada en la Premier League

El Arsenal se marcha al parón de selecciones sumido en su primera crisis, la maldición de Wembley no tiene la culpa de todo y Tammy Abraham comienza a marcar en Premier.

Las celebraciones no deberían ser penalizadas

“Si no pueden celebrar los goles con los aficionados, entonces quizás no debería haber aficionados en los estadios”, dijo un molesto Pep Guardiola después de la expulsión de Raheem Sterling. El jugador inglés marcó el 1-2 que dio la victoria al Manchester City en Bournemouth en el minuto 97 y se acercó a los aficionados de su equipo para celebrar, lo cual le costó la segunda amarilla y, por tanto, la expulsión. Las normas FIFA prohíben que los jugadores se suban a vallas para celebrar tantos o que lo hagan de forma que ponga en peligro a los aficionados. La Premier League acordó hace años mostrar tarjeta a los jugadores que salten a celebrar los tantos con los aficionados al considerar que era una práctica peligrosa. Pero lo cierto es que Guardiola tiene razón. Los aficionados son el corazón del fútbol y si un jugador desea celebrar con ellos, no debería ser amonestado.

La dura lucha por ser el primero en caer

Crystal Palace y West Ham son oficialmente los dos peores equipos de la Premier League: tres partidos, tres derrotas. En Palace no ha logrado todavía marcar ni un solo gol, mientras que el West Ham es el equipo que más tantos ha encajado, nada menos que diez. Como es lógico, Frank De Boer y Slaven Bilic están en entredicho. El primero fue despedido del Inter de Milán tras 85 días, cifra que alcanzará el próximo 18 de septiembre. Hasta entonces, el Palace visitará al Burnley y recibirá al Southampton el 16 de septiembre. Dos derrotas más y podría superar su propio récord. En cuanto a Bilic, los dueños David Gold y David Sullivan dudaron hasta el último momento si despedirle en verano tras una temporada nefasta pero el coste de su despido les convenció de dejarle cumplir su último año de contrato. Quizás acaben pagando de todos modos.

Tammy Abraham marca su primer gol

El joven jugador cedido por el Chelsea fue el mejor jugador del partido entre Crystal Palace y Swansea en Selhurst Park. La temporada pasada, el delantero de 19 años anotó nada menos que 23 goles en segunda división con el Bristol City, así que a nadie sorprendió el interés de varios equipos de la Premier League. Swansea se antojaba como un destino idóneo para tener minutos, en especial con la lesión de Fernando Llorente y la cesión de Borja Bastón. Y Abraham los está aprovechando. A su lucha incansable como aislada referencia ofensiva ha comenzado ya a sumar goles. Aunque en ocasiones puede parecer la versión joven de Danny Welbeck por lo desgarbado de sus movimientos, Abraham aporta una presencia física que el canterano del Manchester United no es capaz de aportar y que encaja a la perfección con el modelo de juego de Paul Clement.

Mikel Merino ya tiene su cántico

La expulsión de Jonjo Shelvey por pisar a Dele Alli en el estreno de liga ha permitido al español Mikel Merino integrarse en el equipo antes de lo previsto. En Huddersfield, donde el Newcastle perdió por 1-0, disputó un partido sólido pero este fin de semana en la contundente victoria por 3-0 ante el West Ham, el jugador cedido por el Borussia Dortmund fue la guía que iluminó todo el juego colectivo de las urracas. Con Hayden a su lado en el medio centro del 4-2-3-1 de Rafa Benítez, Merino brilló con luz propia, hasta ser galardonado con uno de los mayores honores que un jugador puede recibir en Inglaterra: su propio cántico.

Hughton debe ser más ambicioso

Si desea evitar el descenso, el Brighton deberá aprovechar ocasiones de oro como la que tuvo el sábado en Watford. Una durísima entrada de Miguel Britos sobre Anthony Knockaert le valió una justa expulsión a los veinte minutos de juego. Sin embargo, las gaviotas fueron incapaces de romper el empate a cero en más de una hora de partido en superioridad. A pesar de controlar la posesión (58%), solo dispararon dos veces entre los tres palos. La figura de Knockaert se antoja clave para lograr el objetivo de la salvación. El francés, finalmente titular tras superar unas molestias que han lastrado su arranque de temporada, envió un balón al palo y fue siempre la fuente más probable del gol. Aun así, Chris Hughton deberá hallar rápidamente un camino hacia el gol. El Brighton es, junto con el Palace, el único equipo que todavía no ha marcado un gol en esta Premier League.

Marcar a balón parado y echar a correr

El Manchester United es el único equipo de la liga que ha hecho pleno en estas tres primeras jornadas. La imagen que transmite el equipo de José Mourinho es que es el conjunto más sólido de la liga. Sin embargo, las sensaciones pueden ser engañosas. Tras el paseo en el debut ante el West Ham (el equipo más goleado de la liga, recordemos), el United visitó Swansea, donde un partido trabado se convirtió en un paseo tras el 0-1 de Eric Bailly a raíz de un saque de esquina. Ante el Leicester, el United tuvo que esperar hasta el minuto 70 para abrir el marcador… a través de un saque de esquina. Cuando tiene el marcador a favor y puede ceder la iniciativa al rival, la endiablada velocidad del United le convierte en un equipo temible. Ante equipos que se repliegan, sigue sufriendo en ataque posicional como la temporada pasada pero ha hallado en el balón parado una vía efectiva para abrir el candado y echar a correr.

Mismo Chelsea, mismo Everton

Ha sido un verano diametralmente opuesto para Chelsea y Everton. El periodo estival comenzó en Stamford Bridge con rumores de una posible espantada de Antonio Conte y continuó con algunos movimientos extraños en el mercado, como el traspaso de Nemanja Matic a un rival directo. Hace una semana, el tabloide alemán Bild incluso anunciaba que el Chelsea iba a sustituir a Conte con Thomas Tuchel. La derrota en el debut ante el Burnley no ayudó a apaciguar los ánimos pero, cuando todo parecía perdido, el Chelsea logró una sorprendente victoria en Wembley ante los Spurs a pesar de las bajas de Eden Hazard, Cesc Fàbregas o Gary Cahill. Mientras todo esto sucedía, el Everton vivía su verano más prometedor, con el fichaje de varios jóvenes con una esperanzadora proyección y el regreso a casa del hijo pródigo, Wayne Rooney. Sin embargo, Stamford Bridge presenció la continuidad del status quo. El Chelsea venció por 2-0 al Everton con una inesperada comodidad. La vida sigue igual.

Un egipcio escondido

El West Brom de Tony Pulis se quedó a escasos minutos de igualar el pleno de victorias del Manchester United. Jay Rodríguez adelantó a los Baggies en casa ante el Stoke. Lo más difícil parecía hecho. Sin embargo, un error clamoroso del central egipcio Ahmed Hegazy permitió a Peter Crouch colocar el definitivo 1-1 en el marcador. Este es precisamente el riesgo del modelo de juego de Pulis, basado en el balón parado y el ataque por banda en ataque, y en la nula asunción de riesgos en defensa. Pero el fútbol es un juego de errores y cuando el West Brom comete uno, todo el planteamiento de Pulis se va al garete. Hegazy debe estar ahora mismo oculto en la cámara funeraria de la pirámide de Keops para tratar de ocultarse de la furia de Pulis.

Una maldición que no es tal

Recurrir a la maldición de Wembley para explicar el enésimo tropiezo del Tottenham en el estadio nacional inglés sería menospreciar la actuación de un Burnley que ha ganado en Stamford Bridge al Chelsea y este domingo empató en el hogar temporal del Tottenham. Quizás el equipo de Sean Dyche no sea el más divertido de ver de la liga pero sabe a lo que juega y maximiza su potencial. En Wembley, cedió la iniciativa al rival (apenas tuvo el 32% de la posesión) pero disparó tres veces entre los tres palos por las cinco de su rival. Los Clarets se mueven con inteligencia en el mercado, en especial en segunda división, como demuestra el fichaje de Robbie Brady el año pasado y el de Chris Wood en este. El primero asistió al segundo para empatar el partido en el minuto 92 y alargar la mala racha de los Spurs en casa.

La primera crisis del año

El Liverpool le dio un repaso al Arsenal el domingo en el partido estrella de la jornada. Todo lo que podía ir mal, fue mal para el equipo de Arsène Wenger. Como suele suceder, por otro lado. El francés insistió en su sistema con tres defensas que, en esta ocasión, fueron Laurent Koscielny, el adolescente Rob Holding y el veterano Nacho Monreal. Mientras, Shkodran Mustafi observaba desde el banquillo como la defensa hacía aguas. Héctor Bellerín mantuvo el bajo nivel que viene exhibiendo desde hace un año y lo plasmó regalando el 3-0 a Mohamed Salah con un error de bulto. El equipo sigue echando en falta un organizador del perfil de Santi Cazorla en la medular y acabó jugando la segunda parte con Granit Xhaka y Francis Coquelin, que no son precisamente el Migue Ángel y el Da Vinci del fútbol moderno. ¿Y en punta? Volvió Alexis, todavía fuera de forma, y Wenger sentó a Lacazette. En resumen, todo mal. Wenger no acertó con la alineación y ni uno de sus jugadores se salvó de la quema. El Arsenal afronta el parón de selecciones sumido en su primera crisis del año. Y todavía estamos en agosto.

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