1. Cualquier tiempo pasado fue mejor
Hace cinco años casi día por día, un 30 de abril de 2012, Manchester City y Manchester United se enfrentaron también en el Etihad. También aquel era un derbi decisivo para ambos pero por motivos muy diferentes. Aquel encuentro servía para decidir la liga. El Manchester City se impuso 1-0 en un encuentro muy trabado gracias a un solitario gol de Vincent Kompany y acabó ganando una liga que parecía tener perdida. Al año siguiente, el Manchester United se vengó y conquistó la liga en la última temporada de Sir Alex Ferguson. El Manchester City de Manuel Pellegrini tomó el relevo pero eso fue todo. Chelsea y Leicester ganarían las dos siguientes Premier League y los Blues parecen destinados a conquistar la presente. En estos tres últimos años, ninguno de los dos equipos de Mánchester ha estado ni siquiera cerca del título y en este curso están disputándose un puesto de Champions League a pesar de haber invertido más de 300 millones de libras entre ambos este verano. El poder futbolístico se ha trasladado hacia el sur este último lustro y los clubes de Mánchester han sido los principales damnificados.
2. Demasiados secundarios para que saliera una buena peli
El Manchester United llegaba al derbi exhausto tras su campaña en Europa League y con una lista de bajas que se parecía más a la lista de apuestas de Joey Barton que a un parte médico: Marcos Rojo, Chris Smalling, Phil Jones, Juan Mata, Paul Pogba, Zlatan Ibrahimovic… Pep Guardiola no tenía tantas bajas pero en cambio sí eran transcendentes, comenzando por David Silva, el jugador que más influye sobre el juego colectivo de los Citizens. Ante tantas ausencias, José Mourinho planteó un partido defensivo apostando por el contraataque. Sin Silva y con Gabriel Jesus jugando sus primeros minutos tras la lesión, el Manchester City fue incapaz de derribar la muralla. Conclusión: un punto para Manchester City, un punto para Manchester United y dos horas de aburrimiento para el espectador.
3. La tabla marca el duelo
El planteamiento de Mourinho tenía su razón de ser en las bajas pero también en la clasificación. Un empate en el Etihad no deja de ser un buen resultado para el Manchester United, que se coloca a solo dos puntos del Liverpool, tercer clasificado, con un partido pendiente. Es cierto que el calendario del United no invita al optimismo (le falta por visitar a Arsenal y Tottenham) pero este punto le permite seguir dependiendo de sí mismo. Un vistazo rápido a la clasificación también debió convencer a Guardiola de no lanzar la casa por la ventana atacando al United. Este punto coloca al City en una posición de ventaja en la lucha por Champions. Con un calendario asequible y ventaja teórica sobre el Liverpool, todo apunta a que Guardiola al menos clasificará a su equipo para la Champions en su difícil temporada de debut en el Eithad.
4. Un accidente siempre a punto de ocurrir
En efecto, hablamos de Marouane Fellaini. Incomprensiblemente, el belga ha sido titular indiscutible con los tres entrenadores que ha tenido en el Manchester United. David Moyes le fichó procedente del Everton, donde ya le había fichado inicialmente, Louis van Gaal confió en él en sus dos temporadas en Old Trafford y José Mourinho lo ha seguido haciendo. Es evidente que Fellaini tiene cualidades que resultan complicadas de ver para el mero analista externo. En cambio, sus errores son más sencillos de apreciar. Como su espantoso cameo en Goodison Park en Navidad, cuando le bastaron cinco minutos para cometer un penalti, ver una amarilla y hacer perder dos puntos a su equipo. En el Etihad nos regaló otro de sus momentos surrealistas cuando en el minuto 83 vio la primera amarilla del partido (en efecto, Martin Atkinson estuvo más permisivo que un padre con sus hijos durante las vacaciones de Navidad) por una falta sobre Agüero. Acto seguido, se encaró con el argentino y le propinó un codazo que le costó la roja directa. Es cierto que Agüero añade un toque de teatralidad a la caída pero solo Fellaini sería capaz de arriesgarse a hacer algo así con el árbitro a un metro y medio de distancia. La única buena noticia para los aficionados del Manchester United es que no tendrán que soportar a Fellaini durante los próximos tres partidos de liga.
5. Jesus señala el camino
CInco minutos le bastaron a Gabriel Jesus para demostrar lo que nos hemos perdido estos dos meses que ha estado de baja. El brasileño se lesionó en Bournemouth y, desde entonces, el Manchester City ha quedado apeado de la Champions League y de la FA Cup. Guardiola le dio entrada en el minuto 85 y en ese tiempo vio una tarjeta amarilla por una falta sobre Marcus Rashford y marcó un gol que fue correctamente anulado por fuera de juego. Pero una vez más demostró su asombrosa capacidad para generar ocasiones y su letal remate a portería. En dos partidos completos de Premier League, Jesus ha marcado tres goles y dado una asistencia. Numerosos impropios de un chico que acaba de cumplir veinte años. Quién sabe qué habría sido del Manchester City esta temporada si hubiera estado sano en esta recta final.