1. Las armas domésticas también funcionan en Europa
El Leicester debutó con buen pie en la Champions League tras vencer por 0-3 en Brujas. Los tres tantos de los Foxes tuvieron su origen en fuentes habituales. El gol que abrió el marcador nació de un saque de banda de Luis Hernández, cuya habilidad en estos lanzamientos promete convertirse en una fuente constante de peligro como lo fue en su día Rory Delap con el Stoke de Tony Pulis. El segundo gol de los visitantes fue un lanzamiento impecable de falta de Riyad Mahrez desde la frontal. Y el tercero fue obra del propio Mahrez tras transformar el penalti provocado por Jamie Vardy. Aparentemente, las armas que tan buen rendimiento ofrecieron al Leicester el curso pasado en Inglaterra también funcionan fuera de las Islas.
2. Un Guardiola diferente
Una de las conclusiones del derbi de Mánchester fue que Pep Guardiola está dispuesto a renunciar a su libreto de posesión y juego asociativo para mezclar ese estilo con otro más directo. El gol inicial en Old Trafford, nacido de un balón largo vertical de Alekandr Kolarov fue la mejor prueba de que el técnico catalán está dispuesto a utilizar los desplazamientos largos para superar la presión del centro del campo. Ante el Borussia Moenchengladbach, el City acumuló un 56% de posesión pero esa cifra rondó el 50% durante la primera hora de encuentro. En su etapa en Múnich, el equipo alcanzó una media de posesión en liga entre el 65% y el 70%. Ahora resta por ver si es un plan transitorio o su modelo de juego se ha enriquecido con una nueva variante.
3. Esta vez ganó Wenger
Con el paso de los años, Arsène Wenger se ha convertido en un viejo cascarrabias que, en ocasiones, parece más preocupado por tener razón que por ganar partidos. En la pasada Champions League, el Arsenal se complicó la clasificación tras perder en casa por 2-3 ante Olympiakos a causa de una actuación para olvidar de David Ospina, preferido aquella noche a Petr Cech. En París, un año después, Wenger volvió a tomar la misma decisión. Pero esta vez, su apuesta resultó acertada. Ospina fue el mejor de un mediocre Arsenal que se encontró un empate inesperado que le deja en situación de luchar por el primer puesto de grupo.
4. La pesadilla de Wembley
Durante la construcción del Emirates, el Arsenal disputó sus partidos de Champions League durante una temporada en Wembley. Wenger calificó la experiencia de «pesadilla». El francés afirmó que el equipo jamás logró adaptarse al terreno de juego y vivió sus partidos de local como si fuera visitante. Una sensación parecida quizás a la que tuvo el Tottenham este miércoles ante el Mónaco. A pesar de ser superior en el juego y de la presencia de más de 85.000 espectadores, los de Mauricio Pochettino sucumbieron por 1-2 a causa de dos fallos puntuales. La derrota deja a los del norte de Londres en una situación más que adversa para superar la fase de grupos.
5. Madera muerta
Como ya había advertido en la previa, José Mourinho dio descanso a varios de sus jugadores titulares (Wayne Rooney, Antonio Valencia, Luke Shaw, Jesse Lingard o Henrikh Mkhitaryan no viajaron) y optó por dar minutos a los no habituales, como Matteo Darmian, Chris Smalling, Marcos Rojo, Morgan Schneiderlin o Marcus Rashford. En la segunda parte tuvieron su oportunidad Ashley Young y Memphis Depay. Si esta era una prueba para comprobar su capacidad para ocupar un puesto en el once, no la superaron. El Manchester United perdió con justicia ante el Feyenoord en un partido que dejó constancia de que quizás ha llegado el momento de que José Mourinho se concentre en las salidas una vez cerrado el mercado estival. Jugadores como Rojo, Memphis o Young no tienen el carácter o la calidad para vestir la camiseta del Manchester United.