Ander Iturralde

8 cosas en las que fijarse en la temporada 2019-20 de Championship

Una vez más, una nueva temporada está apunto de comenzar en una de las ligas más alocadas del mundo. Tanto es así que el Leeds de Marcelo “El loco” Bielsa es el favorito en su segundo intento de ascender. El Fulham, por su parte y aunque parezca mentira, parece regenerarse de su temporada en la Premier League. Y un equipo acostumbrado a apostar sobre sí mismo vendiendo a sus estrellas, podría acabar logrando la recompensa definitiva. Todo eso y mucho más en esta nueva campaña de Championship.

El segundo año de Bielsa

¿Y ahora qué? Nos adentramos en esa extraña dimensión que habitualmente han supuesto “los segundos años de Bielsa”. Donde ya nada es igual que el primero. Donde, una vez, no pasó del primer partido de liga. Y sin embargo, las previsiones no podrían ser mejores para ellos en este momento. Más allá de esa sabiduría popular que hacen dudar de Bielsa, sobre todo más allá del primer año de frenesí, el Leeds es el máximo favorito según las casas de apuestas y parece ser una de las dos mayores certezas de la liga, si es que eso existe en una liga tan demencial como esta. Ellos y el Fulham, como han reseñado varios, entre ellos Ted Knutsen, el brillante director de la compañía de estadísticas avanzadas StatsBomb. Aunque pocos equipos reúnen más esceptícos que Leeds y Fulham. No por no tener a los jugadores, sino por “estafadores”. Porque prometieron cosas preciosas y relucientes la temporada pasada para acabar no consiguiéndolo. El Leeds al menos mantuvo la esperanza hasta el amargo final, mientras que el Fulham, al que llegaremos a continuación, ni tan siquiera. Marcelo Bielsa parece confiar en esta idea, en este proyecto y parece estar preparado para sobreponerse a un club lejos de ser perfecto, lejos de tener el suministro de recursos económicos de otros. O la predisposición para cavar un agujero del que luego quizás no puedan salir. Preguntad, si no, a QPR o Sheffield Wednesday. Las dudas todavía persisten en un equipo que rindió constantemente a un nivel mayor del que la lógica indicaba. Bielsa les hizo doblegarla hasta que ya no pudieron. En Kiko Casilla, fichado en invierno, esperaban tener su respuesta en la portería y sólo crearon otra serie de preguntas. Como una pregunta sigue persistiendo en punta: ¿quién a va a ser el que más goles marque? Los fichajes, a falta de una semana y un día para cerrar, se resumen en el extremo portugués Helder Costa (Wolverhampton) y en el central Ben White (Brighton). Todavía, aun con todo y a pesar de que un par fichajes extra podrían elevarles todavía más, la magia de Bielsa parece que esta vez podría absorber un carácter duradero y ascender finalmente a la tierra prometida.

La regeneración del Fulham

Ay, el Fulham… Cuánto hype que generó, cuántas cosas que prometió; cuántos goles que encajó, cuántas risas que nos dio. Pero aquí estamos, aquí están un año después, un poco menos felices, pero todavía dispuestos a luchar. Y con fuerzas renovadas, por muy difícil que eso pudiera parecer en sus más bajos momentos deportivos a lo largo de la temporada pasada. Porque han renovado a Aleksander Mitrovic y a Tom Cairney, sus dos mejores jugadores, si bien la perpetua niebla de la curso anterior no dejase ver nada más que los groseros errores defensivos. En serio, ¿cómo fueron capaces de cometer tantos? Pero el caso es que Tony Khan, el vice-presidente, se muestra con un entusiasmo más que notable tras un año en el que posiblemente la inexperencia les costó más de lo que preverían que lo haría. Pero una lluvia, y otra, y otra, y otra, de críticas más tarde, Khan hizo algo que pocos harían en su posición y es prestarse para acudir al más popular podcast que existe dedicado al Fulham: Fulhamish. Se pasó una hora explicando muchas de las cosas que sucedieron la temporada pasada, contestando preguntas y ofreciendo esperanza a un club, que después de semejante implosión, todavía está mayormente entero. Ahora, con Scott Parker transmitiendo buenas y con todo por demostrar, la alineación de esta nueva versión, de esta regeneración, se ilustra en aquellos que les hicieron ganar en primer lugar (como la vuelta de Aboubakar Kamará o Stefan Johansen), además del inigualable Anthony Knockaert, el mejor jugador de Championship de la temporada 2016-2017 y de los mejores de toda la historia de la liga.


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Anthony Knockaert, uno de los mejores futbolistas que jamás ha jugado en la segunda división inglesa, disputando el que ha terminado siendo uno de sus últimos partidos con el Brighton (Catherine Ivill/Getty Images)


No sería lo esperado

Mientras que muchos son los argumentos que respaldan el potencial éxito del Fulham, para Cardiff y Huddersfield uno no esperaría un año de luz y color. Porque el Fulham tiene la materia prima, siendo un poco de “normalidad” lo que más necesita, mientras a los otros dos recién descendidos carecen de lo primero por mucho de lo segundo que puedan ofrecer. Y aunque ello no tenga mucho que ver con la faceta deportiva, el Cardiff está presidido por alguien que parece un malo de película de James Bond y el Huddersfield ha patrocinado su camiseta para luego despatrocinarla. Es decir, normalidad tampoco es que se les caiga les caiga de los bolsillos. Siendo quien mejor imagen dio, quien más dignidad retuvo en todo ese fiasco que finalmente supuso la misión de mantener la categoría, el Cardiff sabe quién es. No ha llegado Neil Warnock a los 70 años sin saber lo que él es. Por eso, tras fichar a tres jugadores de divisiones inferiores, a ellos se le ha sumado el defensa Aden Flint, un bigardo de metro noventa y siete que viene de hacer una temporada “decepcionante” con el Middlesbrough de sus propias palabras. Al final, el Cardiff y Neil Warnock son como las cucarachas, que no enamorarte probablemente no lo harán. Pero sobrevivirán, y Warnock en su último año, pues ha anunciado que esta será su última temproada. ¿Qué mejor, más incluso que otro ascenso, que un 9º puesto tras efectuar “a very good go”, un muy buen esfuerzo? Por su parte, el Huddersfield es más desconcertante en esa faceta y en otras tantas. Porque bajaron, al igual que el Cardiff, pero lo hicieron dando mucha pena. Siendo el equipo y todas sus esperanzas arrastradas por el barro con total descuidado. Jan Siewert tendrá que demostrar que está hecho de la pasta necesaria. Y tendrá que borrar un mal sabor de boca que no dejó de empeorar a medida que él sumaba partidos como entrenador del Huddersfield. De los buenos que tenían, Aaron Mooy y Phillip Billing, han vendido al segundo. El resto siguen y puede que reboten hacia arriba, pero el techo no parece que llegarán a tocarlo.

A las puertas (aparentemente imposibles de atravesar)

Una vez. Una vez más. Una vez más. Una vez más. Una vez más. Una vez más. Una vez más. Una vez más. Una vez más. Una vez más. Una vez más. Y, finalmente, una vez más. El día de la Marmota, pero con el Derby County y no Bill Murray. Doce son ya las temporadas seguidas en las que el club habrá despertado y en el despertador, en lugar de ninguna hora, ponía: “Championship”. El Ipswich Town, por ejemplo, que llegó a 15 campañas seguidas en la liga, podría representar para el Derby County el viejo conocido y ahora vendedor de seguros que saluda cada mañana a Phil Connors, el personaje de Bill Murray en la película. El hecho de que no vaya a estar, tras descender a tercera división, podría hacer que algo cambie para el Derby County esta temporada. O no, claro. Han estado cerca y no se puede decir que lo hayan intentado de casi todas las formas, perdiendo dos finales de play-off y otras tantas semifinales en los últimos seis de todos estos años. Han cambiado de entrenador ocho veces desde que descendieron de la Premier League. Y uno podría decir, “mal”, pero claro, peor sería que se quedasen tropecientas temporadas consecutivas a las puertas (o casi) de ascender y el mismo entrenador siguiese. No obstante, otro punto positivo es el hecho de que los dos últimos se fueron por su propia voluntad a sitios “mejores”. Ahora es Phillip Cocu (ganador de 3 Eredivisies con el PSV Eindhoven) quien se pone al frente. Con un equipo viene de quedar sexto y sexto otra vez, pero que tiene todavía mimbres para que la fórmula conecte y finalmente den ese paso. Bill Murray al final se despertaba en la película en un nuevo día. Aquí tendrá que pasar lo mismo algún día… ¿no?


El Derby County ha representado el día de la marmota en el fútbol inglés


Fichar al peor centrocampista de la liga

El Reading es hoy en día ese club al cual los sueños van disolverse en un café hecho con lágrimas. A pesar de sus años relativamente recientes en la Premier League (3 temporadas de las últimas catorce), no pareció capturar la imaginación de tantos como podría haberlo hecho. Ahora, en la parte baja de Championship, está perdido como restos de satélites flotando por el espacio esterior. Pero aun así, ignorado, con tantos factores en contra, da la sensación de que hay un atributo en ellos a través del cual pueden crear caos, pueden dar guerra. Incluso con Charlie Adam, que contribuye a todo lo primero pero, según sus números, prácticamente bajo ningún concepto a lo segundo. Con un absolutamente desastroso 56% de acierto en sus pases la temporada pasada, “ya no es lo que era”. Hasta para un portero este porcentage sería una vergüenza. Y es cierto que personas como Lionel Messi tienen malos números en aciertos porcentuales de pases porque son los buenos de ataque y los buenos de ataque toman riesgos y por ello fallan más entregas. No es el caso de Charlie Adam, el exjugador del Liverpool. Un medio centro tirando a defensivo que tuvo su gran momento pero que nunca ha sido especialmente atlético y que con 33 años ha derivado en un futbolista difícil de ver jugar y de pocas plusvalías. Lento, con poca movilidad y sin una visión de juego y técnica prodigiosas en las que refugiarse, quizás el Reading saque algo de él. Pero fallar 120 pases de 255 intentados no es que sea un gran punto de partida. Aunque como club están en un limbo tan extremo que igual hasta funciona. Igual.

El silencioso contendiente

Hay una ilusión particular, un brillo especial en los ojos del Bristol City. Y la pregunta es… ¿será suficiente? Un equipo muy vivo, aunando un grupo de prometedores talentos y que ha hilado muy buenos momentos, muy buenas rachas a lo largo de los últimos tres años. Pero nunca ha completado con un ascenso, si bien tampoco sus pilares pueden ser exigidos tal cosa. La calidad la tienen pero no es tampoco abrumadora. Cuando el esfuerzo parecía que podía llevarles a atravesar un nuevo portal, la fatiga entró en juego y sus oportunidades escaparon. Lo bueno, es que no lo hicieron de forma grosera. Siempre se deshicieron con suavidad, no cayendo en semifinales y finales. Lo cual indica por un lado que ha habido equipos mejores que han llegado a esos lugares (no, quedar 10º no es igual de bueno que acabar 5º y quedarte «a las puertas” del ascenso), pero por otro les ha salvado de las etiquetas que perder en las grandes citas acarrean. No por ello, aun así, parecen infrapreparados. Solamente por detrás de Neil Harris en el Millwall, cuentan en Lee Johnson con el entrenador más longevo de la liga. Y aunque la casualidad siempre tiene aunque sólo sea una pizca de influencia en este tipo de cosas, apenas, apenas lo es. Ambicioso, valiente y con un relajado pero siempre presente entusiasmo detrás de todo lo que hace. Como, de alguna forma, ilustró su visita al RB Leipzig la temporada anterior por invitación de un “exreclutador” de Southampton o Tottenham, Paul Mitchell. “Pensé que volvería habiendo aprendido cuatro o cinco cosas y, de hecho, anoté 40”, decía Lee Johnson a Ben Fisher de The Guardian el pasado invierno acerca de su visita. Con un equipo joven, como decíamos, pero que parece combinar bien con algo sus efectivos más experimentados (Josh Brownhill, Callum O’Dowda o Niclas Eliasson del primer grupo; Marlon Pack, Andreas Weimann o Famara Diédhiou más del segundo). Y donde gente tan pintoresca como Tomas Kalas se ha convertido en vital en su defensa. Por piedra definitiva del equipo uno piensa, como el mismo Johnson ha expresado, en un delantero. Porque cada vez, es un paso más el que han dado respecto al anterior.

El ineludible universo del QPR

Aunque algunas de las cosas antes mencionadas acerca del Reading pueden aplicar aquí también, el Queens Park Rangers es que es mucho más. Si el Reading ha hecho que la gente se olvide de ellos, para el QPR probablemente sea imposible tal cosa. Quieras que no, el QPR está en Londres y eso es algo que les mantiene ahí, con una inevitable omnipresencia. Pero más todavía que por estar en la capital, cuando pasaron por la Premier League lo hicieron con estilo. ¿Que el Reading quedó octavo en 2007 y el QPR ni se acercó a algo así? Sí, correcto, pero el QPR estuvo ahí cuando el Manchester City ganó la Premier League más loca de la historia. Y cuando descendió al año siguiente, lo hizo a lo grande también, haciendo el mayor ridículo recordado en la primera división hasta que el Fulham posiblemente le superó esta última campaña. El caso es que en los Rangers ya no están los Djibril Cissés, Park Ji-Sungs, Joey Bartons y Julio Césares de este mundo. Pero hoy en día siguen pagando las consecuencias de pagar demasiado por todos esos jugadores. Atascados entre diferentes mundos, sin los recursos realmente para propulsarse a través de la liga, por lo menos la salvación se presenta como un objetivo asequible. Después de Ian Holloway, después de Steve McClaren (a quien Holloway acusó recientemente de haber conspirando para que le despidiesen y poder él aprovecharse acto seguido), ahora es el turno de Mark Warburton, a quien exigirán por lo menos dar un pasito más hacia la mitad de la tabla. Estarán para ello algunos ilustres como el australiano Massimo Luongo, Ángel Rangel o el estadounidense Geoff Cameron, al igual que algunas promesas como Matt Smith (cedido del Manchester City, Luke Amos (Tottenham) o incluso Jordan Hugill (West Ham). Puede que con el tiempo este periodo demuestre ser el que construyó las bases de lo siguiente. Pero de momento, siguen atrapados en su propio distintivo universo QPR.


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Esta será la última temporada que el Brentford juegue en su tradicional estadio Griffin Park antes de mudarse al flamante nuevo «Brentford Community Stadium» (Warren Little/Getty Images)


Más cerca de lo que se puede ver

Es en el oeste de Londres encontramos por un lado al QPR, por otro al Fulham y por otro incluso al Brentford. Uno de los más magnéticos equipos de la liga, pero sólo si te fijas lo suficiente. Una especie de halo de esperanza en una liga que es como el salvaje oeste, donde todos los (ellos incluidos) pierden dinero en cantidades industriales. Pero el Brentford está más cerca de la lógica, del sentido común; con una compostura envidiable que le permite vender a sus mejores jugadores y seguir siendo el Brentford, un equipo respetable y que ha forjado su intendidad alrededor de un estado de regeneración constante, confiable. En una liga en la que todos están obligados a ascender, atados a un implacable frenesí, ellos no lo están (o al menos no lo están tanto). Y puede que este sea el año en el que las vías se abran justo en la posición exacta para que ellos puedan llegar a donde los sueños se hacen realidad. Habiendo visto que el techo de su portero Daniel Bentley quizás la habían presenciado, se lo trasparon al Bristol City, un teórico rival directo, y lo remplazaron con el del Blackburn, el español David Raya. Viendo que podían beneficiarse de que el actual entrenador del Aston Villa, Dean Smith, les conoce por haber sido su entrenador hasta el pasado mes de octubre: les han vendido a su prometedor central titular Ezri Konsa por 12 kilos y podría no ser el último. Y a Romaine Sawyers, otro de sus importantes jugadores, se lo han dado al West Brom por poco más de dos millones. Hacen cosas que muchos no comprenderán, que muchos criticarán. Pero cuando los demás “ziguean”, ellos “zaguean”, y ello les ha traído hasta donde están ahora. Confiando en su utilización de las estadísticas avanzadas, han inquietado pero sobre, todo, han brillado. Como sobre el campo, antes comandados por Smith y ahora por el danés Thomas Frank con un ya característico vibrante estilo de juego. Y es que como han vendido a rivales directos (Sawyers o Bentley), han comprado también de rivales directos (y en global gastado 19 millones por 16 en ventas), quitándole al Leeds a su central sueco estrella Pontus Jansson. Juntándole a él con otras estrellas todavía presentes como Neal Maupay, Sergi Canós o el recién llegado ecuatoriano (del fútbol polaco) Joel Valencia. Y desde luego no son, aun así, “favoritos”. Pero están ahí, más cerca de lo que uno pueda ver.

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Ander Iturralde