Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la web The UK in a changing Europe. Ha sido traducido al español y publicado con autorización de la web y del autor.
“Empiezo a creer que si llueve en Londres es mi culpa. Si a la gente no le gusta el Brexit también es mi culpa”, dijo un tanto agitado José Mourinho después de la dramática remontada del Manchester United contra el Newcastle (ganaron 3-2 cuando perdían por 0-2 al descanso).
Mourinho podrá ser artífice y responsable de muchos de los problemas de su club, pero no es el culpable de la actual situación de las negociaciones del Brexit. Sin embargo, si se verá afectado por ellas, tanto personal -pues es un europeo viviendo en el Reino Unido- como profesionalmente, ya que su club, el más rico de la Premier League, deberá hacer frente a la realidad de una Gran Bretaña post-Brexit. Las observaciones de Mourinho iban dirigidas en gran parte a sus críticos, pero su mención al Brexit viene como anillo al dedo. En los últimos meses parece que los clubes de la Premier League han despertado ante la realidad del Brexit.
El impacto del Brexit en la Premier League sigue siendo uno de los principales debates, pero es ahora cuando la industria del fútbol está empezando a pensar sobre ello. Hace un par de semanas el Brighton anunció que se había hecho con los servicios del director técnico de la Federación Inglesa, Dan Ashworth. Ha sido considerado como el principal responsable del reciente desarrollo de los jóvenes jugadores ingleses, así como partícipe de las victorias mundialistas de los Sub-20 y Sub-17.
El fichaje de Ashworth por un club de la Premier League recibió atención mediática porque de esta forma la Federación Inglesa perdía a uno de sus grandes profesionales. Hubo menos mención, sin embargo, de cómo el director ejecutivo del Brighton, Paul Barber, explicó cómo el Brexit fue una de las principales razones de su contratación: “Con el Brexit a la vuelta de la esquina, necesitábamos cambiar la manera en la que hacemos las cosas, necesitamos ser proactivos y prepararnos para desarrollar a jugadores locales debido a las restricciones a la hora de fichar jugadores europeos.”
Es interesante ver cómo Barber no ha sido el único en referirse al Brexit. El pasado verano, Mauricio Pochettino explicó que la decisión de no fichar ningún jugador en la ventana estival dependía en parte del Brexit. Describió cómo la delicada situación financiera del club se debía, en parte, a la inversión realizada por el nuevo estadio, pero añadió que la debilitada libra esterlina había aumentado los costes
Dada la debilidad de la Libra con respecto al Euro, los precios de los fichajes fueron mayores y, por ello, el club se lo pensó dos veces antes de desembolsar su dinero. Los comentarios de Pochettino fueron menos detallados que los de Barber, pero era la primera vez que un técnico de un club de la Premier League hacía referencia al Brexit como uno de los motivos de una decisión estratégica.
La puerta que abrió Pochettino no se ha cerrado desde entonces. Durante el verano hubo rumores de que varios dueños de clubes de la Premier League estaban preocupados por el impacto que el Brexit tendrá en el desarrollo tanto económico como comercial de éstos y de la competición en general. Estos comentarios vinieron acompañados de una ligera, aunque significante, reducción del valor de los derechos televisivos de la Premier League.
De la misma manera, The Telegraph y otros medios cubrieron a principios de septiembre que tanto la Premier League como la EFL (English Football League) habían planteado al Gobierno la posibilidad de hacer una excepción para las regulaciones inmigratorias una vez se oficialice la salida del Reino Unido de Europa. Los clubes de la Premier League no quieren que las regulaciones de los permisos de trabajo para los futbolistas extracomunitarios se apliquen también a los europeos. Según The Telegraph, la Premier League quiere que el Gobierno “acabe con todas las restricciones a la hora de fichar jugadores extranjeros” por miedo a que el Brexit “dañe la popularidad global y competitividad de la liga.”
La posición de la Premier League es entendible, principalmente, porque cualquier restricción de nacionalidad en un post-Brexit pondrá a los clubes en una desventaja con respecto a sus clubes rivales en Europa. Cada año, al menos siete clubes de la Premier League (de un total de 20), juegan en competiciones europeas, las cuales no tienen ninguna restricción de nacionalidades para los jugadores. Si el Brexit las impusiera, clubes como el Chelsea, Tottenham, Liverpool o el United de José Mourinho no podrían atraer tanto talento internacional como un Real Madrid, Paris Saint-Germain o Juventus.
Podría incluso darse el caso de que los grandes clubes ingleses decidan tener plantillas diferentes para Premier League y competiciones europeas. Esto ha ocurrido en algún otro caso; el Maccabi Fox Tel Aviv lo hace para mantener la competitividad en la Euroliga de baloncesto, ya que en su Israel natal se limita el número de jugadores extranjeros que pueden jugar.
Si este fuera el caso, la reputación y calidad de la Premier League sufriría un duro golpe en un momento en el que el valor sus derechos televisivos parece estar cayendo. El efecto acumulativo de todos estos elementos podría dañar a la Premier, y el problema aumenta si contamos con la exigencia de los grandes clubes de recibir más capital del actual.
Los seis clubes más ricos de la Premier League llevan refutando a una mayor distribución de los derechos televisivos internacionales desde hace ya un tiempo, y existe la sensación de que éstos se sienten cada vez más coaccionados por las estructuras de la Premier. El descontento aumentaría aún más si el valor de esos derechos se reduce debido al impacto económico del Brexit.
Mientras, Europa está pidiendo la creación de una Super Liga Europea para los principales clubes del continente. Tanto el presidente de la Juventus, Andrea Agnelli, como el Director Ejecutivo del Real Madrid, José Angel Sánchez, han mostrado su deseo de crear una nueva competición en donde los más grandes de Europa jugarían entre ellos más a menudo. No es la primera vez que sale al dominio público esta idea, ya que Silvio Berlusconi lo intentó allá por el 1990.
Hasta el momento, los clubes ingleses se mostraron reticentes a participar en dicha, ya que rompía con cualquier otro proyecto debido a su fuerza económica y deportiva. Sin embargo, en los últimos años algunos clubes de la Premier se han mostrado más receptivos a la idea de una superliga europea.
Dado que la posibilidad de que el Brexit afecte tanto económica, como comercial, como deportivamente a la Premier League, es plausible preguntarse si los clubes ingleses considerarían la oportunidad de marcharse a dicha competición europea. Esto es, por supuesto, una hipótesis, pero las condiciones de dicho movimiento podrían aumentar si el Brexit consigue implantar todas las restricciones mencionadas. Es ahora cuando nos deberíamos preguntar, ¿romperá el Brexit a la Premier League?