No ha cambiado el clásico transcurrir del Sunderland en una campaña en la Premier League. Empezar todo lo mal que se pueda, en esta ocasión batiendo el récord de peor arranque en la Premier League y casi de toda la historia de la máxima división del fútbol inglés, reaccionar y salvarse del descenso. Esa reacción suele implicar un cambio de entrenador que este año, contra todo pronóstico, no se ha producido y, en principio, no parece que vaya a hacerlo. Habría que añadir también que, esta vez, el técnico en cuestión, David Moyes, no venía de salvar al equipo la temporada anterior, sino que fue contratado en verano. No pasaba que cambiaban al entrenador en el impasse veraniego y no durante la temporada desde que llegó Steve Bruce al club en verano de 2009. Esto no deja de ser una muestra más del nivel de ineptitud que muestra el Sunderland como club, año sí y año también. Pero el caso es que parecen encaminados nuevamente a no tener que pagar por sus errores y por su “mejorable” gestión. O al menos van encaminados a tener otra buena oportunidad para conseguirlo.
Aunque el Sunderland nunca ha demostrado ser capaz de hacer las cosas bien de manera sostenida. Suele tender más a brillantes momentos de inspiración o a deslumbrantes rachas surgidas de la nada. Es por ello que se puede generar la sospecha de que igual han reaccionado demasiado pronto. La pasada temporada, Sam Allardyce tuvo que remar contra viento y marea, y traer a varios refuerzos para que el equipo carburase de una vez por todas en el tramo final. Bien es cierto que él no pudo diseñar el equipo desde el verano. Aunque Moyes tampoco tuvo todo el verano. Llegó un par de semanas antes de que arrancara el curso a causa de la demora en la marcha de Allardyce a la selección inglesa. Es por ello que Moyes tiene el reto de hacer que el equipo mantega una dinámica más o menos decente y no descalabre en el momento clave. Normalmente han navegado por las campañas al revés: mal hasta acertar cuando más importa.
Pocos confiaban en que Moyes le diese la vuelta la situación o que tan siquiera salvase su puesto hace poco más de un mes. El equipo estaba último, con dos puntos de treinta posibles y sin dar apenas signos de vida. Un drama total y absoluto. Pero entonces, de la manera más atropellada e improbable posible, ganaron en Bournemouth tras quedarse con uno menos, con gol y asistencia del recuperado Victor Anichebe en los minutos finales. De cámara oculta. El equipo aprovechó la inercia para crecer y llevarse por delante al Hull la semana siguiente. Un contundente 3-0 a pesar del apagón en el Stadium of Light (de entre todos los sitios). Ante un rival directo. Tras ello, llegó la visita a Anfield. Nadie esperaba que sacasen nada. Y no lo hicieron, pero dieron guerra, mostraron coraje y tesón. A pesar de la derrota por 2-0, los gatos negros siguieron transmitiendo buenas sensaciones. Recibir a continuación al reinante campeón de la Premier League, en cualquier caso, tampoco se antojaba fácil. Pero les superaron. Corrieron más, lo quisieron más y triunfaron por 2-1 ante el Leicester. En Swansea, sin embargo, se estrellaron. Ante otro rival directo, encajaron un doloroso 3-0. Pero a pesar de este último traspié, habían logrado tres victorias en cuatro partidos. Moyes estaba dando la fórmula.
A esa fórmula se tenía que añadir el as que tenían guardado en la manga: Yann M’Vila. Hace no tanto tiempo, uno de los jugadores más prometedores del fútbol francés. Que no ha explotado todo su potencial es un hecho. Aquel portentoso medio centro que deslumbró en el Rennes dio sutiles señales de volver de la mano del Sunderland a lo largo del pasado curso, del cual sólo se perdió un partido de liga. Del Rennes pasó al Inter de Milán, donde su infructuosa estancia dio pie, sin embargo, a un lucrativo fichaje por el Rubin Kazan. Lejos de revolucionar con su participación la Premier League rusa, acabó encontrando en Sunderland una salida que beneficiaba a las tres partes, ya que el club tártaro se desprendía de uno de sus mayores gastos, que no era capaz de marcar diferencias. El conjunto del noreste de Inglaterra se hacía con un jugador todavía joven y con potencial para hacer algo notable. De manera paulatina fue ganando trascendencia en el sistema de Allardyce hasta convertirse en una de las claves y en uno de los favoritos de la afición. Su cesión llegó a su fin en mayo. Con nuevo entrenador en Kazan, el español Javi Gracia, y sin gran confianza aparentemente en que repitiera tal rendimiento con ellos, todo parecía destinado a un traspaso permanente.
Pero claro, estamos hablando del Sunderland, que no es que no pudiera llegar a un acuerdo con las otras partes. Es que cuando tuvo que sellarlo y confirmarlo tardaron tanto que se les pasó el plazo de inscripción en Deadline Day. M’Vila, camino de Sunderland desde Rusia, se tuvo que dar la vuelta ya en las Islas. La enésima muestra de la, en ocasiones insultante, disfuncionalidad de un club del que dicho término se está convirtiendo en sinónimo. Al menos acordaron la incorporación de M’Vila para enero. Hasta que éste decidió cambiar de idea, probablemente al observar el panorama general que le esperaba. Una muestra de la clase de jugadores a los que son capaces atraer. Con él se va un refuerzo que podía antojarse capital para la segunda mitad de la campaña. Aunque puede que al final no fuese él el único as en la manga que podían tener reservado, pues empiezan a volver ahora de lesión futbolistas con potencial para ser imprescindibles como Jan Kirchhoff o Sebastian Larson.
Y Jermain Defoe tiene todo el potencial para demostrar ser una «escalera real» por sí solo. Lleva ocho goles en liga (de los catorce que ha cosechado el equipo), parece inmune al paso del tiempo y sigue ostentando la misma ambición que el primer día. Y a su lado ha encontrado a un compañero ideal a la par que inesperado, el mencionado Victor Anichebe, renacido bajo la batuta de Moyes. En portería tienen a un diamante cada día más pulido como es Jordan Pickford. Por delante, una defensa que podría acabar siendo mejor de lo esperado con Lamine Kone y Papy Djilodobji en el eje y Billy Jones en el lateral derecho (o Javier Manquillo, este es de los puestos que más bailan) y Patrick van Aanholt en el izquierdo. Kirchhoff, que vuelve, en el centro del campo, donde también se encuentran jugadores capaces como Jack Rodwell, Delvin N’Dong, Larsson o Steven Piennar, entre otros. En todo caso, algo más de ayuda no sería mal recibida por lo que peinar el mercado invernal con acierto en busca de gente dispuesta a ser parte del Sunderland será en todo caso fundamental. Cuando parecía que la magia se les había agotado, los «gatos negros» continúan demostrando tener siete vidas. Y «sólo» van por la sexta.
