En la mañana del 1 de septiembre de 2008 se hizo pública la compra del Manchester City por parte del jeque Mansour bin Zayed. Solo unas horas más tarde, el club rompió el récord de fichaje en Reino Unido con la adquisición del brasileño Robinho por 32,5 millones de libras. Esa incorporación marcaría la línea a seguir en la política de fichajes del club: comprar a cualquier precio todo jugador de renombre disponible en el mercado. Esa tendencia provocó la llegada de muchos jugadores pero pocos útiles.
En enero, cuando se volvió a abrir el mercado de fichajes, el City invirtió casi 46 millones de libras en los fichajes de Wayne Bridge, Craig Bellamy, Nigel de Jong y Shay Given. En la temporada 2009-10, el club invirtió más de 132 millones de libras en Emmanuel Adebayor, Carlos Tévez, Joleon Lescott, Roque Santa Cruz, Kolo Touré, Gareth Barry y Adam Johnson. La temporada siguiente, el gasto en fichajes ascendió hasta 164 millones de libras, distribuidos entre Edin Dzeko, Yaya Touré, Mario Balotelli, David Silva, Aleksandar Kolarov, James Miler y Jérôme Boateng. En 2011-12, el gasto descendió hasta 78 millones de libras, destinados a la adquisición de Sergio Agüero, Samir Nasri, Stefan Savic, Gaël Clichy y Costel Pantilimon.
La mayoría de estos jugadores no tardaron en abandonar el club y caer en el olvido. Es el caso de Bridge, Bellamy, Given, Adebayor, Santa Cruz, Johnson, Boateng o Savic. Algunos incluso cayeron en el olvido cuando todavía estaban en el club, como Nasri o Pantilimon. Pero entre todos esos fichajes a granel, el Manchester City pescó tres perlas. Tres jugadores que transformaron la historia del club para siempre.
Cuando el jeque adquirió el Manchester City en 2008, estaba adquiriendo un club que solo seis años antes estaba jugando en segunda división y que había acabado en la mitad baja de la tabla en dos de las tres temporadas anteriores. Además de fichar talento o profundidad, el club necesitaba jugadores con otra mentalidad, futbolistas que fueran capaces de convertir un equipo con mentalidad de zona media en un vestuario convencido de aspirar a todas las competiciones cada mes de agosto. Esos fueron Yaya Touré, David Silva y Sergio Agüero.
Yaya Touré llegó al Manchester City en 2010 después de haber ganado la liga griega con Olympiakos, y dos ligas, una Copa del Rey y una Champions con el Barcelona. Ese mismo verano también lo hizo David Silva con una Eurocopa bajo el brazo. A ellos se sumó Sergio Agüero un año más tarde. Meses más tarde, juntos llevarían al Manchester City a la tercera liga de su historia, la primera en 44 años.
Agüero llegó al Manchester City tras transformar también la historia del Atlético de Madrid, al que condujo al triunfo en la Europa League y en la Supercopa de Europa en 2010. Aquellos triunfos fueron el germen del Atlético que repetiría ese doble éxito en 2012 y fue doble subcampeón de Europa en 2014 y 2016. Su impacto en el Manchester City sería todavía superior.
El argentino entró para siempre en la historia del club un 13 de mayo de 2012. El Kun había llegado al Etihad solo unos meses antes pero no requirió proceso de adaptación alguno, como ya le había sucedido en España. En su primera temporada marcó 23 goles y dio 8 asistencias en Premier League. Pero su tanto más decisivo llegó en el minuto 94 de la última jornada. Solo dos minutos antes, el City perdía 1-2 ante el Queens Park Rangers, un resultado que le daba la liga al Manchester United. Edin Dzeko puso el empate en el minuto 92 y el City se prestó a acometer un último ataque. Agüero asumió su responsabilidad, la del que sabe que su talento le obliga a asumir el rumbo cuando la tormenta arrecia, cuando la niebla no permite atisbar cuál es la dirección a emprender.

Agüero abandonó el área, su hábitat natural, para recibir el balón unos metros más atrás. Condujo hasta abrir una línea de pase con Balotelli, situado sobre la línea del área, de espaldas a portería. Agüero conectó con el italiano, que intentó dar la media vuelta y acabó devolviéndole el balón al argentino. En un entorno de máxima ansiedad, Agüero fue capaz de hallar la pausa para aguardar la entrada de la defensa del QPR y encontrar el mejor ángulo para disparar. “Agüerooo…”, gritó Martin Tyler, el legendario comentarista de Sky Sports, cuando el balón golpeó las mallas. “Nunca volverás a ver algo igual. Así que mira, saborea… dos goles en tiempo añadido del Manchester City para robarle el título al Manchester United”. Ese momento unirá para siempre la historia del Manchester City y la carrera de Sergio Agüero.
En aquella primera temporada en el Etihad, el argentino fue el máximo goleador del club en todas las competiciones con 30 goles. Una tendencia que se mantendría en todas y cada una de las seis temporadas de Agüero en el City. En efecto, el argentino ha sido el máximo anotador del club entre todas las competiciones en 2011-12 (30), 2012-13 (17), 2013-14 (28), 2014-15 (32), 2015-16 (29) y 2016-17 (33). En total, 169 goles que, sumados a los nueve de esta temporada, suman 178. Uno más que Eric Brook, máximo goleador de la historia del club desde 1939, lo cual convierte a Agüero en el jugador que ha marcado más goles en los 137 años de historia del club.
Desde su llegada hace más de seis años, Agüero ha sido una constante en la delantera del Manchester City. Fue fichado por Roberto Mancini, se sometió a las órdenes de Manuel Pellegrini y se mantuvo en el once con Pep Guardiola. Provocó que Dzeko tuviera que hacer las maletas. Stevan Jovetic fue capaz de jugar 28 partidos de Premier League en dos temporadas entre microlesiones y la alargada sombra de Agüero. Álvaro Negredo solo permaneció una temporada en el Etihad. Wilfred Bony enterró su carrera cuando fichó por el club. Kelechi Iheanacho tuvo que coger el tren a Leicester en busca de minutos. Gabriel Jesus es el primer delantero que parece capaz de poner en duda la omnipresencia del Kun.
A sus 29 años, Agüero encara la parte final de su carrera. Su contrato acaba en 2019, cuando ya haya cumplido los 31. Su intención es volver entonces a su Argentina natal para despedirse del fútbol vistiendo la zamarra de su amado Independiente, el club en el que se formó y que nunca ha abandonado su corazón. Pero lo hará dejando un enorme hueco en los de los aficionados del Manchester City.
Cómo olvidar su debut con los Citizens ante el Swansea, cuando marcó un doblete a pesar de saltar al terreno de juego en el minuto 59. O su hat-trick ante el Bayern de Múnich de Pep Guardiola en 2014, incluyendo dos tantos en los últimos cinco minutos para sellar un espectacular 3-2. O sus cinco goles ante el Newcastle en Premier League en 2015 en veinte minutos (42, 49, 50, 60 y 62). O su hat-trick en la victoria del Manchester City ante el Chelsea en 2016. Y así podríamos seguir sumando hasta llegar al gol ante el Nápoles que selló su récord goleador en el club.
Solo un hito ha eludido a Agüero a lo largo de su carrera en Mánchester: el máximo cetro europeo. En sus dos primeras temporadas, el club no pasó de la fase de grupos de la Champions League. En tres de las últimas cuatro temporadas, quedó apeado en octavos. En 2015-16, en la última temporada de Pellegrini, el City alcanzó las semifinales pero cayó ante el Real Madrid. Agüero disputó los 180 minutos pero fue incapaz de batir la portería de Keylor Navas.
Sobre el papel, a Agüero le queda esta temporada y la siguiente para alcanzar esa última cima. Si lo logra, abandonará el Manchester City como una leyenda indeleble de la historia del club. Si no lo hace, también.