Pol Estrada Plans

Al fútbol de pie 23 años después

La Premier League estudia el regreso de las tradicionales gradas de pie después de reconvertirlas en localidades de asiento en 1994 tras la investigación por la tragedia de Hillsborough.

El fútbol es quizás el invento más popular que Inglaterra ha dado al mundo. Aunque en nuestros días los ingleses no sean capaces de ganar al fútbol ni a un puñado de vikingos recién desembarcados desde su diminuta isla, en su día fueron los promotores y divulgadores del fútbol moderno. Sin embargo, a finales de los ochenta, el país sufrió una dura crisis institucional que se vio reflejada en todos los ámbitos balompédicos del país. Los estadios se hallaban en unas condiciones nefastas, el hooliganismo iba en aumento día tras día y los equipos adscritos a la federación inglesa tenían prohibida la participación en competiciones europeas como sanción por la tragedia de Heysel, donde murieron 39 aficionados. A todo esto se le sumó la pérdida de la identidad futbolística que caracterizaba a la mayoría de los clubes ingleses punteros; el fútbol directo y simplificado. Muy lejos parecía quedar la hegemonía que implantaron en Europa entre 1977 y 1984, cuando ganaron siete de las ocho ediciones disputadas de la Copa de Europa (cuatro el Liverpool, dos el Nottingham Forest y una el Aston Villa).

A pesar de todas esas adversidades, lo peor aún estaba por llegar. El sábado 15 de abril de 1989, en el estadio de Hillsborough, en Sheffield, el Liverpool y el Nottingham Forest se disputaban un billete a la final de la FA Cup. Desgraciadamente, el duelo apenas duró cinco minutos. La ausencia de gestión por parte de la policía, la obsolescencia del estadio y el pésimo control de accesos, desembocó en una avalancha humana que provocó la muerte de 96 seguidores del Liverpool, mientras que 766 resultaron heridos. Este suceso, considerado la peor tragedia vivida en un campo de fútbol de la historia del Reino Unido, supuso el punto de inflexión necesario para que las autoridades y organismos futbolísticos ingleses tomasen medidas respecto a la situación.

Siete meses después de la tragedia, en enero del 1990, se publicó el Informe Taylor, un paquete de medidas que Margaret Thatcher encargó a Lord Peter Taylor. Dicho informe constaba de dos partes muy diferenciadas. Por un lado, la investigación judicial culpaba a los aficionados del Liverpool de lo sucedido y absolvía a la policía por su intervención. Por otro lado, se dictaminaron una serie de normas para erradicar el hooliganismo y los comportamientos incívicos dentro de los complejos futbolísticos. Entre otras providencias, el informe prohibía las vallas alambradas en todos los campos ingleses, endurecía las leyes para la compraventa de alcohol en las cercanías de los estadios y obligaba a los clubes a instalar cámaras de seguridad y a mejorar las evacuaciones. Sin embargo, el precepto más significativo fue eliminar por completo las tradicionales gradas de pie.

El informe Taylor afirmaba que la conversión de las zonas de pie en localidades con asientos contribuiría a controlar el número de espectadores en los estadios y a evitar en el futuro tragedias similares al delimitar el espacio asignado a cada espectador dentro del recinto. Con el tiempo, la normativa se fue relajando y actualmente sólo las dos primeras divisiones están obligadas a tener todas las localidades con asientos (de hecho, 21 clubes de la Football League tienen complejos con zonas de pie). No obstante, la decisión ha sido muy criticada por algunos de los colectivos que conforman el universo futbolístico inglés, sobre todo el de los aficionados, que creen que los estadios equipados completamente con asientos son la principal causa de un palpable descenso en el ambiente de los partidos. Asimismo, expertos en control de multitudes y organizaciones políticas también han apoyado el cambio, aunque solo sea en zonas reducidas y con un control intensivo. 


La medida más significativa del informe Taylor fue eliminar las zonas de pie. Sin embargo, la norma se ha ido flexibilizando hasta aplicarla solo a las dos primeras divisiones. Más de dos décadas después, quizás ha llegado el momento de devolver las localidades de pie a los grandes estadios del país.


Si algunos colectivos ya tenían motivos suficientes para reintegrar este tipo de graderío en el fútbol profesional inglés, las últimas noticias llegadas desde Escocia solo han hecho que aumentar las súplicas. La pasada campaña, el Celtic de Glasgow introdujo una sección de pie para 2700 aficionados, conocidas en inglés como safe standing areas o áreas de pie seguras. Las autoridades administrativas escocesas gozan de una autonomía particular respecto las medidas de seguridad de los complejos deportivos y gracias a ello el Celtic Park ha sido el primer estadio profesional del Reino Unido en poseer en el siglo XXI rail seats (asientos plegables que te permiten contemplar el partido de pie pero que se transforman en localidades de asiento para competiciones europeas). Esto es debido a cómo se legisló la Football Spectators Act, la ley promulgada en 1989 y modificada posteriormente que regula la seguridad de los estadios. Curiosamente, a pesar de ser una ley británica, sólo afecta a Inglaterra y Gales, por lo que si algún equipo de Premier League quisiera seguir los pasos del Celtic, debería modificarse la ley.

Sin embargo, la mayoría de equipos de la Premier League se han posicionado a favor de la reintroducción, incluso el West Bromwich Albion se ha ofrecido para que la prueba piloto se realice en The Hawthorns. Mark Miles, director de operaciones del club, lo explicaba así en The Guardian: «Escribí a la Premier League y les dije que estaríamos muy interesados ​​en participar en una prueba. Tras mi visita a Celtic Park puedo confirmar que la iniciativa puede ser bien recibida por los aficionados, además de crear un ambiente único”, sentenciaba Miles. Además, algunos equipos de la League One ya han tramitado los permisos necesarios para introducir zonas de pie en campos en que todo eran asientos. Es el caso del Shrewsbury Town y, posteriormente, del Northampton Town.

Ahora bien, aunque algunos clubes se posicionen públicamente a favor y la federación inglesa dé luz verde a muchas de las peticiones, no se trata de un proceso fácil. Primero habría que reformar la ley en el Parlamento británico, un proceso que podría demorarse varios meses, y posteriormente la Premier League debería autorizar la reintroducción en los estadios de la liga, una propuesta que requeriría los votos favorables de 14 de los 20 equipos que conforman la liga. En cualquier caso, la sensación generalizada es que, más de dos décadas después, las heridas abiertas tan brutalmente en Hillsborough han cicatrizado y existe un consenso general entre aficionados y clubes para reintroducir las zonas de pie. Una medida que podría ser crucial para aumentar la rentabilidad de los estadios y, sobre todo, recuperar el antiguo sabor del fútbol inglés.

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