Ilie Oleart

Al United le salió cara en Estocolmo

José Mourinho se jugó la temporada a una carta y la suerte le sonrió. El Manchester United se proclamó campeón de la Europa League y jugará la próxima edición del Champions League.

El museo más visitado de Suecia es el Vasamuseet, que alberga un buque de guerra construido a principios del siglo XVII en Estocolmo por constructores holandeses. El buque emprendió su primer viaje el 10 de agosto de 1628. Unos 1500 metros después, se hundió. Y ahí permaneció durante 333 años, hasta que fue recuperado del fondo de las aguas, reconstruido, rehabilitado y transformado en razón de ser de un museo. Los muchachos del Ajax no llegaron mucho más lejos que el barco diseñado por sus antepasados.

De entrada, Mourinho eligió a Chris Smalling para acompañar a Daley Blind en el eje de la zaga. La lesión de Marcos Rojo y la sanción a Eric Bailly obligaron al portugués a elegir entre Smalling o Phil Jones. Como elegir entre sufrir diarrea o disentería, vamos. La otra novedad en el once fue la entrada de Juan Mata, que le ganó la partida a Anthony Martial y, sobre todo, a Jesse Lingard. En el Ajax, Peter Dosz cubrió la baja del sancionado Nick Viergever en el lateral izquierdo con Jairo Riedewald.

En las gradas, ahí sí, el Ajax se proclamó vencedor por la vía directa desde horas antes del arranque del duelo. Cuando los jugadores del Ajax salieron a calentar, las 10.000 localidades de su fondo ya estaban abarrotadas. Mientras, el fondo del United era un mar de asientos vacíos. Además, los aficionados del Ajax se adueñaron de buena parte de las 17.000 entradas puestas a la venta en la web de la UEFA para espectadores “neutrales”.

El Manchester United arrancó como si tuviera prisa por resolver el partido y volver a Mánchester a dedicar el triunfo a las víctimas del atentado de Mánchester, que tiñó la previa del partido con un tinte grisáceo. Una vez más, Mourinho clavó el planteamiento. Su 4-2-3-1 con Marouane Fellaini en la zona de la media punta permitió al belga, a Pogba y a Herrera hacer marcajes individuales a los tres centrocampistas del 4-3-3 de Peter Dosz, Lasse Schone, Davy Klaassen y Hakim Ziyech. No tardaron en entenderlo los holandeses y abrir los interiores Klaassen y Ziyech para facilitar pases interiores para el delantero Kasper Dolberg pero los centrales del United, en especial Daley Blind, estuvieron impecables en la anticipación.

Tras diez minutos de dominio absoluto del United, el Ajax se hizo con el balón y, a través de él, con el control del partido. Bertrand Traoré, un dolor de cabeza constante para la defensa del United por su movilidad en todo el frente de ataque, culminó una trabajada jugada colectiva con un disparo que atajó Sergio Romero poco antes del cuarto de juego. Pero cuando parecía que el Ajax comenzaba a entrar en calor tras una entrada muy fría, Paul Pogba adelantó al United con un disparo desde fuera del área con la zurda que desvió Davinson Sánchez para sorprender a contrapié a André Onanana.

Pogba fue el gran dominador del partido. Sea por su precio, por su indiscutible talento o por su descaro natural, el francés se ha autoasignado unos galones impropios de su edad. Reclamó a Daley Blind que dejaran de enviar balones largos desde la defensa, dictó los movimientos de sus compañeros desde su atalaya en la medular y, en un momento concreto, llegó incluso a girarse hacia el banquillo para exigir que solventaran el desaguisado que estaba generando Traoré por la banda de Darmian.

El Ajax pretendió imitar la salida fulgurante del United en la primera parte tras la reanudación pero, de nuevo, no llegó muy lejos. A los tres minutos del segundo acto, Henrikh Mkhitaryan culminó un saque de esquina por la derecha rematado por Chris Smalling en el 2-0, que sentó como un jarro de agua helada a los púberes neerlandeses.

A partir de ahí, el Manchester United hizo lo que mejor saben hacer los equipos de Mourinho: gestionar el resultado. Mhkitaryan tardó un par de minutos en darse cuenta de que debía abandonar el campo para dejar su sitio a Jesse Lingard, el United alargó el lanzamiento de una falta directa en la frontal durante una eternidad por disputas varias sobre la colocación de la barrera. Juan Mata vio la amarilla por una dura entrada y la cosa acabó con Ander Herrera en el suelo tras el fregado consiguiente entre ambos equipos, suplentes incluidos. En el descuento salió Wayne Rooney, que podría haber disputado en Estocolmo sus últimos minutos con la camiseta del United. El caso es que el reloj siguió su curso sin que mucho pasara, al menos en cuanto al fútbol se refiere.

En esa tesitura, se agigantó la figura de Ander Herrera. El jugador español ha pasado de ser suplente con Mourinho a erigirse en la roca a la que todo el mundo se aferra cuando la tormenta agita el mar. Cuando el United sufre, su multiplica para cubrir su parcela y la de los demás. En Estocolmo, Herrera culminó el proceso por el cual ha acabado convirtiéndose en un jugador completo, capaz de mucho más que hilvanar pases.

Hace semanas que Mourinho decidió jugarse toda la temporada a una carta, esta Europa League. Una decisión arriesgada pero que los resultados han acabado avalando. El Manchester United participará en la próxima Champions League, aunque sea entrando por la puerta de atrás. Y Mourinho podrá presumir que su primera temporada en el club ha acabado con tres títulos, más de los que había conquistado en los tres años anteriores. Y de que ha sido él quien ha completado la vitrina del club con el único título europeo que le faltaba. Aunque le espera mucho trabajo. Porque los dos títulos que realmente ansía el United no son ninguno de esos tres.

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Ilie Oleart