Ander Iturralde

Apuntes de la jornada de Championship

Semana tras semana la competición se empeña en igualarse. Tropezaron cinco de los siete primeros. El Newcastle de Rafa Benítez empató, el Brighton perdió con el Leeds, en medio de ellos dos perdió el Huddersfield, y el Reading asaltó el reino del Sheffield Wednesday. Algo de lo que no sacaron tajada ni el Fulham ni el Preston.

Bristol City 4-Huddersfield Town 0

En un mundo en el que todo equipo en una línea descendente y luchando por evitar el descenso cambia de entrenador para reconducir una situación aparentemente insalvable, puede que el Bristol City se convierta en una de las pocas excepciones. En una que además tenga éxito en su apuesta. Dicho sea esto, Lee Johnson, el entrenador, con la inversión realizada y con la caída libre sufrida por el equipo, puede estar muy agradecido por la confianza depositada en él por el dueño Stephen Lansdown. En cualquier otro sitio estaría tranquilamente en la calle. No era un reto sencillo mejorar sensaciones contra un equipo de la calidad del Huddersfield. Ya les hicieron frente, bien es cierto, en la primera vuelta. Su autodestrucción les impidió llegar más lejos que una derrota. Empezaron bien, proactivos, como es normal en ellos. Antes de que sucediese algo que cambio por completo el rumbo del partido. 14 minutos parados, la lesión de Jonathan Hogg la causa. Se chocó con el pecho de su compañero Mark Hudson. Cayó, aunque no noqueado. Se supo después que había sido una lesión de cuello. El Huddersfield no se sobrepuso. Si no había logrado tracción en el primer tramo del partido, el resto del partido no fue diferente. Lee Tomlin se aprovechó de un error del propio Hudson y el resultado fue el uno a cero. En el 58 de la primera parte (sí, esto es correcto) Tammy Abraham convirtió el centro de David Cotterill en el segundo tanto local. Habían logrado cortocircuitar al todo poderoso conjunto de David Wagner. Cuando ese miedo, inevitable, instaurado hasta en el más optimista aficionado de los Robins de que desperdiciasen su novena ventaja de la temporada, el capitán Aden Flint y Cotterill convencieron, confirmaron; que podían controlar un partido, una ventaja y ganar. Consumar su calidad y no sus nervios.


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Nottingham Forest 2-Derby County 2

Emociones que desbordan son las que se pueden encontrar y que se encontraron en un nuevo capítulo de esta legendaria rivalidad. Jugaban el derbi de las East Midlands o también conocido como el Brian Clough Trophy, estando en juego cada vez que se enfrentan un trofeo en honor al icónico entrenador inglés. En su honor también llegó el primer gol de la contienda. Cinco minutos y Zach Clough, que no guarda parentesco alguno (al menos conocido), golpeó. A pase del lateral derecho español Dani Pinillos. Se convirtió Zach en el primer Clough en jamás marcar en un partido que llevase su mismo nombre. No era una edición cualquiera del derbi, ésta, ambos hundidos respecto a sus objetivos y ambos estrenando entrenador debido a ello. Algo insólito también el hecho de que en ambos clubes debutasen técnicos en el derbi. Mark Warburton, semanas tras salir del Rangers de Glasgow, aceptó el cargo en el Forest y se estaba encontrando con un comienzo inmejorable. Gary Rowett, meses tras ser polémicamente destituido del Birmingham City, no lo hacía con el Derby. Una primera parte que fue letárgica por parte de unos Rams siendo superados por los que pelean por no caer al descenso. Todo cambió con el descanso. Rowett logró reconducir el decepcionante despliegue de sus jugadores y le dieron la vuelta al partido. Ni dos minutos pasaron y Matej Vydra, de los futbolistas más decepcionantes en la ya de por sí decepcionante temporada del Derby, se reivindicó con un gol. David Nugent le siguió seis minutos después. El partido de repente era suyo. Mejoraron y controlaron. Aunque el Forest ya dio signos de que tenía con qué responder. No fue hasta el 94 de juego, pero la respuesta llegó. Dani Pinillos transformó la ocasión en el gol que desató la completa locura. El significado de hacerlo contra el Derby se pudo ver con el placer absoluto de los locales. Sabía a victoria; y a derrota.


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Leeds United 2-Brighton & Hove Albion 0

Se apreció tras la señal final del árbitro un brillo especial en los ojos de los aficionados locales. Esa ilusión, golpeada una y otra vez durante los últimos años. Porque casi todos siguen recordando la felicidad que les proporcionaron aquellas mágicas noches de la liga de campeones, la cual el Leeds United se quedó a dos partidos de ganar en 2002. Años oscuros, de frustración irremediable han continuado. “Gigante dormido” fue una frase inventada para los últimos quince años de existencia del Leeds. En 2017 vencieron a quien muchos consideran el mejor equipo de la liga, aunque la clasificación difiera por un sólo punto. El Brighton se encontró con alguien muy parecido a él. Alguien que sabe de qué va enfrentarse a las “gaviotas” y que logró convertir su plan en tres puntos. Y qué tres puntos. En la primera parte se observó una tónica esperada y predecible siempre que el Leeds le pudiese seguir el ritmo al Brighton. Y no sólo le siguió el ritmo sino que le superó, con una intensidad exuberante y que le condujo a la victoria. Se contrarrestaron. Muchas veces. La primera hora de partido lo probó. Ambos casi marcan. Pero fue cuando el balón fue despejado y cayó en posesión del lateral zurdo Charlie Taylor cuando llegó el gol, conectando éste con el intratable Chris Wood. Nadie o casi nadie puede con él. Como estaba planeado. Le necesitaban y él volvió a estar ahí. Casi se arruina la fiesta en el lado contrario, con varias acometidas de un Brighton normalmente letal frente a portería. No esta vez; sí el Leeds, que cerró con broche de oro. Wood completó la fiesta, la avalancha de alegría.


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Resto de la jornada

Preocupando ligeramente en semanas recientes con resultados que empezaban a agrietar sus respectivas posiciones. Sexto y quinto, Sheffield Wednesday y Reading. Los segundos marcaron y después fueron dominados. Algo anómalo para ellos, que se apoyaron sobre la estelar actuación de su portero Ali Al-Habsi y en un segundo gol, aprovechando la salida de Keiren Westwood a rematar un córner a la desesperada, para ganar y dejar el estatus del Wednesday a merced del Fulham. Un Fulham incapaz de maximizar la oportunidad de oro de entrar en el play-off. Ya desperdiciaron el martes anterior la misma ocasión ante el Blackburn, y ante otro equipo al borde del precipicio, el Wolverhampton, lo volvieron a hacer. Derrotados (1-3) acabaron ante unos “lobos”  impecables (especialmente David Edwards, Hélder Costa y Andreas Weimann) en la ejecución; de su plan y de la oportunidad del Fulham. El Preston también dejó escapar su momento para, en su caso, acercarse al play-off. En el derbi contra el propio Blackburn se adelantaron y dejaron que les remontasen. Hasta que Aiden McGeady demotrase, una vez más, su exuberante calidad e igualase (2-2) sobre la bocina. Porque él dejó pasar muchas oportunidades, pero no esta vez; el Preston salvó un punto, y el Blackburn también, aunque no dejó la misma sensación. Cuando tantas veces habían decepcionado a lo largo de la campaña no lo hicieron cuando todos los demás sí: el Norwich ganó, a alguien competente como el Barnsley. Se fue Alex Neil del banquillo y han llegado dos victorias. Todo perdido y, de repente, todo por ganar. Uno de los gemelos Murphy, Jacob, marcó antes de que un singular gol en propia de Angus MacDonald sellase (2-0) los tres puntos. Viviendo otra guerra, una mucho más tranquila, está el Cardiff. Miraron al descenso a los ojos durante semanas y su alegría por ya no hacerlo, por estar los suficientemente lejos vale casi tanto como pelear el ascenso. Se antepusieron al gol incial del Ipswich para remontar, y con contundencia. Tres goles (3-1), dos de ellos del delantero danés Kenneth Zohore, que suma 9 en los últimos diez partidos. Un momento de forma como el que nadie pensaba que viviría en Cardiff; donde ya no todo es oscuridad. Aunque el caso contrario es el del Birmingham City. Todos estaban agradecidos de estar peleando por entrar en el play-off; no los nuevos dueños, que querían más y a su manera. Echaron a Rowett, contrataron a Zola, que consiguió un resultado de puro alivio. A la batalla llegaban esperando lo peor contra el todopoderoso Newcastle. Pero fueron invencibles. Tomasz Kuszczak hizo que lo fuesen. Lo paró todo. Un empate (0-0) para llegar a mañana y un Newcastle que sumó su tercer partido consecutivo sin ganar y que gracias al Leeds ello sigue significando liderar. En las antípodas, nada haría que la existencia del Rotherham no significase ser colista, último, a la espera de la campana que les diga que estarán en tercera división. Cada partido les expone a lo peor, les absorbe toda ilusión con la que puedan llegar a él. El QPR se adelantó, aunque sí que empataron; antes de que el QPR marcase otro, y otro, y otro y otro. Cinco goles (a uno); para ellos una fiesta y para los otros un funeral. Al igual que a él se acerca el Wigan. Cada vez más hundido, viendo menos luz, sin importar los cambios de entrenador. Su defensa ha sido digna de más, todo el año y el sábado también. Hasta el 74 resistieron, pero persistió el Aston Villa para anotar dos (0-2), del central internacional galés James Chester y del delantero Scott Hogan. Seis partidos sin perder, alejándose de ese hoyo del que otros no salen, el Burton Albion lo tenía todo encarrilado para otra tarde de satisfacción. Pero todo se torció como hacía mucho tiempo que no se les torcía. Fue el Brentford quien golpeó primero, no obstante, el Burton respondió con tres goles seguidos. Y entonces fue destruido. Sergi Canós, Lasse Vibe y Jota Peleteiro fueron los autores de la destrucción. Dos de Canós, dos (y dos pases de gol) de Vibe y la guinda de Jota (3-5). Una tarde de júbilo, de celebrar quienes son y lo que pueden ser en el futuro.


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Ander Iturralde