League One: ascenso del Millwall
En tercera división era hora de la final. La temporada había acabado una semana antes. El Bradford, el más equipo más calculado y pragmático de quienes participaban, maniató al Fleetwood Town y un 1-0 en la ida para llegar a la final fue todo lo que necesitó. Un empate a nada en la ida pareció encarrilarle la vida al Scunthorpe cuando encima, en casa, se adelantó en la vuelta. Pero no sentenció a un Millwall que volvió para derrotarles y empujarles a una tumba que tardaron demasiado en cavar y en la que ellos fueron los enterrados. Bradford y Millwall ya se enfrentaron un año atrás, en las semifinales, y ganaron los segundos sólo para ser derrotados por el Barnsley en la final. Todo el mundo quería redimirse, pero sólo uno pudo hacerlo.
Fue una final aguerrida. Con el Bradford (segunda mejor defensa de la liga) no iba a haber lugar para la locura. Ellos dominaron y tuvieron las ocasiones más claras. Todo fue controlado. Hasta que se les escapó un detalle. Ese detalle se llamaba Steve Morison, que apareció para rematar un centro rozando el fuera de juego, tras ganar la partida a la sólida zaga de los Bantams para alzarse con el gol. La clave, lo que logró desnivelar a dos equipos que sabían que no sería fácil. El Millwall, dos años después de su descenso, sellaba su regreso con el triunfo que le valió a su rival en semifinales: 1-0. Una mínima diferencia que significó toda la diferencia del mundo: uno ascendía y el otro no. Uno se redimió y otro tendrá que esperar a otra oportunidad para hacerlo. Un año turbulento cuando menos para el Millwall, en el que llegó a parecer que perdería su estadio. Un total de 21 de los últimos 22 equipos en ascender a segunda división a través del play-off se salvaron al año siguiente. Al final puede que no sea tan oscuro su futuro, pese las insistencias de cierto sector de sus aficionados en arrastrar al club hacia abajo, como demostraron con su invasión de campo, duramente criticada por su propio entrenador Neil Harris y por el goleador Steve Morison.
League Two: Exeter y Blackpool se enfrentarán en Wembley
Para el recuerdo quedarán dos semifinales icónicas. Nada pudo prever un transcurrir tan espectacular. Todos atacaron en un total de cuatro partidos que dejó a todo el mundo boquiabierto. Hubo que ir hasta los instantes finales de cada eliminatoria para decidir a los finalistas. Giros de guion y goles uno detrás de otro; nos regalaron enfrentamientos que tardarán ser superados. ¿O acaso se ven doce goles en una semifinal todos los días? Aquí se marcaron una decena de goles en cada una. En serio. El Blackpool dio la sorpresa venciendo al favorito, el Luton Town, en la ida por 3-2. En Carlisle, tras recorrer los 564 kilómetros que separan a ambas ciudades, el Exeter fue a comerse el mundo. Y lo hizo, aunque en el proceso también se los comieron a ellos. 3-3. Uno pensaría que tras semejantes partidos de ida, no podrían superarse en emoción en los partidos de vuelta. Pues no, podían y lo hicieron. Todos. El Exeter calmó la situación con el 1-0 a los diez minutos. Y así se tiraron casi todo el partido. Hasta que en el 79′ anotaron el segundo. Todo decidido, ¿no? Pues tampoco. En nueve minutos igualó el Carlisle. Pero en un giro definitivo, al borde de la prórroga, Jack Stacey detonó la más completa algarabía. En noviembre eran colistas, colistas. Y ahora, bajo el liderato del segundo entrenador más longevo del país Paul Tisdale, están camino de Wembley.
public://video_embed_field_thumbnails/youtube/AVIjQuyJ-PM.jpg
a:1:{s:7:»handler»;s:7:»youtube»;}
Como también lo está quien prevaleció en Luton en otra completa locura. Siguiendo la lógica (lógica, qué palabra tan poco apropiada para estos play-offs, ¿verdad?) de la ida, el Blackpool marcó el primero. Un despropósito de club pero que esta temporada ha logrado unir a un equipo inesperadamente bueno y que con un gol de alguien que apuntó a mucho más, el excanterano del Aston Villa, Nathan Delfouneso, dieron otro paso hacia la final. Antes de que el Luton se les lanzase encima y les llevase a una feroz batalla. Empate a uno. Dos a uno. Tres a uno. A falta de media hora para el final el Luton le había dado la vuelta a la tortilla. Se imponía la lógica del favorito. ¿Lógica, eh? Ja. A falta de un cuarto de hora Armand Gnanduillet marcó el 3-2. Prórroga si nada cambiaba. Pudieron quedarse ambos a protegerse del cambio. Pero no lo hicieron. Fueron a por el triunfo. No quisieron esperar a lo que era inevitable: ver quién ganaba. Las ocasiones se sucedieron. El Luton dominando y el Blackpool contraatacando. Y en el 94′ un remate de cabeza tras un córner y un despeje sobre la línea pero hacia la espalda del portero. Y para adentro. 3-3. El Blackpool ganó su billete.
public://video_embed_field_thumbnails/youtube/C8wboH46Peo.jpg
a:1:{s:7:»handler»;s:7:»youtube»;}