Última jornada de la década y uno tiende a echar la vista atrás, a recordar, con cierta nostalgia, el camino recorrido hasta hoy. Al inicio de la misma, aún faltaría un año más para que acabase de formarse la liga tal y como la conocemos actualmente -FA Women’s Super League-, y en aquel entonces, la máxima categoría del fútbol femenino era la ya desaparecida FA Women’s Premier League.
Una jovencísima Kim Little terminaría siendo la goleadora, ese año, de una competición que las Gunners habían dominado desde 2004, una racha que aun prolongarían hasta 2012, sin dar opciones a ningún rival que, por entonces, eran otros. Everton, Chelsea, Birmingham y Bristol son, junto a Arsenal, el remanente actual de aquella temporada. Equipos históricos, como el Sunderland, el Leeds Carnegie o las Doncaster Belles se perdieron por el camino con el paso de los años, con mayor o menor fortuna.
En los años siguientes, el Liverpool consiguió destronar a las del norte de Londres antes de que Chelsea y City apostasen fuerte por sus secciones femeninas y llevasen a sus equipos a las cotas más altas del fútbol femenino inglés. Sin embargo, el Arsenal siempre está ahí y las Gunners cierran esta etapa como la empezaron: reinando en el fútbol inglés rodeadas de cierta misticidad histórica que evoca con nostalgia a un fútbol que, aunque para mejor, ya no existe.
La década termina, y lo hace con satisfacción y esperanza. El fútbol femenino -y no sólo el inglés- ha alcanzado cotas imaginables solo en la cabeza de los más soñadores hace diez años. El reconocimiento actual es prácticamente unánime y en los últimos dos años ha prosperado a pasos agigantados, aumentando su exposición a nivel mundial. El futuro ilusiona, pero hay que ser sensatos y seguir trabajando duro para continuar con este crecimiento, sin olvidar el camino que nos ha traído hasta aquí, orgullosos, porque, como decía la canción Frank Sinatra, «yes, it was my way«.
El Arsenal cierra la década líder, mientras observa por el retrovisor a un City que apabulla y al Chelsea Sucumbir
Así pues, arrancaba la décima jornada de liga con la lluvia como protagonista. Las de Manchester recibían al Brighton y volvieron a endosar un 5-0 a un rival al que sometió desde un principio. En el minuto 3, se produjo una de las anécdotas más raras del fútbol: Sophie Harris despejó el disparo de Janine Beckie, pero la defensora danesa Matilde Lundorf Skovsen le devolvió el balón, la guardameta lo recogió, y el árbitro señaló libre directo. Steph Houghton consiguió abrir el marcador, superando a las once jugadoras bajo palos. Ellen White y Lauren Hemp -que recientemente ha ampliado su contrato con las Citizens- aumentaron la ventaja antes del descanso.
Tras la reanudación, el Brighton intentó generar algo de peligro sobre la portería local. Ini Umotong y Lea Le Garrec se toparon con la internacional inglesa Ellie Roebuck, que de nuevo apareció cuando su equipo la necesitó. A falta de diez minutos para el final, Georgia Stanway y Pauline Bremer redondearon una cómoda victoria para las Sky Blues, que se mantienen a la estela de unas Gunners que no dan tregua.

Tras el partido, Lauren Hemp dijo: «Estaba realmente orgullosa de la actuación; presionamos por el resultado después de la derrota la semana pasada. Realmente buscábamos salir adelante y eso se ha demostrado a través de los objetivos y de la actuación de hoy».
Al mismo tiempo, las de Joe Montemurro, dirigidas esta semana por Aaron d’Antino y Leanne Hall -que sustituyen al australiano que regresó a su país por razones personales-, ganaron con comodidad al Everton en Rossett Park. Los goles de Vivianne Miedema por partida doble -que finaliza 2019 con 53 tantos- y Kim Little doblegaron a unas Toffees que se mantienen quintas.
Dominio del Arsenal casi todo el encuentro, en el que sólo tardaron 14 minutos en anotar, viniendo de una racha de 23 goles en sus últimos 3 partidos. Sin embargo, la nota negativa llegó a la media hora de partido, cuando un escalofrío sacudió a cualquier aficionado Gunner: una entrada —sin mala intención— dejaba en el suelo a la Lioness Beth Mead, que fue atendida de inmediato. Sus gritos recordaban el eco de la lesión de gravedad que sufrió Jordan Nobbs en este mismo campo, cuando las Gunners ganaron en octubre del año pasado. Un jarro de agua fría que golpeó anímicamente a sus compañeras.
En la segunda parte, las visitantes se recompusieron: Daniëlle van de Donk cogió riendas y continuaron presionando y empujando al Everton en su campo. Chloe Kelly, la jugadora más en forma del conjunto de Willie Kirk, fue protagonista por partida doble, ya que cometió penalti al derribar a Little dentro del área y pudo resarcirse, después, anotando el gol del honor.
Pese a la derrota, el mérito del entrenador escocés es innegable. Después de ser el asistente de Casey Stoney en el Manchester United durante seis meses, Kirk cogió las riendas del Everton en diciembre del año pasado y el equipo ha mejorado increíblemente, superando este año el número de victorias logradas el año anterior. “Creo que el cambio en los seis meses desde que llegué es notable y podemos estar satisfechos con el lugar en el que estamos como equipo”. Además, reconocía tras el partido que “el Arsenal es un equipo superior, no tengo miedo de admitirlo. Joe ha tenido su equipo durante un poco más de tiempo que yo y ha estado más avanzado en términos de desarrollo”.
Y sus elogios son fundados, pues el trabajo que ha hecho Montemurro es también remarcable. Ha sabido moldear muy bien a un equipo que tiene muy definido su estilo de juego mediante la posesión y una alta presión y, con un grupo reducido, ha sabido hacer importantes a todas las jugadoras a lo largo de la temporada al tiempo que ha conectado, de manera muy especial, con la afición. Y es justamente en esa comunión donde, desde hace unos días, un temor, poco menos que un susurro, se ha hecho eco entre las gradas de Borehamwood.
Puede parecer una perogrullada, pero cuando Unai Emery cogió las riendas del equipo masculino el año pasado, prometió algo muy parecido a lo que ha conseguido Montemurro en el mismo tiempo con el femenino, algo que el guipuzcoano no logró. El australiano, muy querido también dentro del Arsenal, es posible que sedujese a más de uno cuando disputó el derbi del norte de Londres frente a 38.262 espectadores en el Tottenham Hotspur Stadium, que vibraron con su equipo. Y es que perder a Montemurro sería muy duro para su equipo.
El Liverpool recibió al Chelsea con la moral muy alta después de dejar buenas actuaciones frente a los dos de arriba. Niamh Charles abrió el marcador al inicio de partido, desatando la euforia para las locales. Una alegría que duraría escasos minutos, ya que, al cuarto de hora, Beth England empataría el partido. A partir de ahí, la lluvia torrencial fue la protagonista, pues el marcador no se movió más pese a los intentos de las Blues.

El Liverpool consiguió, de esta manera, demostrar que son un conjunto muy fiable en defensa y que, tal vez con la llegada de refuerzos en ataque, puedan salir del fondo de la clasificación. A su vez, el Chelsea —que venía de una victoria frente al City— salió decepcionado, distanciándose a cuatro puntos de la cabeza y sabiendo que no pueden permitirse el lujo de ir perdiendo más puntos esta temporada, si no quieren quedarse a las puertas del éxito, como la temporada pasada.
En Adams Park, las Royals despertaron otra vez tarde frente a las Spurs y (como ya han hecho en más de una ocasión esta temporada) tuvieron que reponerse al gol rival. Siri Worm adelantó a las del norte de Londres tras la reanudación, pero no fue suficiente, ya que Jo Potter igualó en el ecuador de la segunda parte. Parecía que terminaría en empate pero, en los instantes finales, Remi Allen y Amalie Eikeland culminaron una remontada que permite al Reading superar al Tottenham en la clasificación.
El Birmingham vs. Manchester United y el Bristol vs. West Ham fueron aplazados por el estado del terreno de juego con las fuertes lluvias.
La jugadora de la jornada ha sido Beth Mead. Si bien es cierto que salió lesionada a la media hora del partido frente al Everton, la delantera es una pieza fundamental para la selección inglesa y el Arsenal, con el que ha ampliado su contrato hace una semana.
Mead nació en Whitby, al noreste de Inglaterra, y se incorporó al centro de excelencia del Middlesbrough F.C. con 10 años, donde permaneció hasta los 16, cuando fichó por el Sunderland en 2011. En su primera temporada con las Lady Black Cats, anotaría 23 goles, mientras que, en su segunda, llegaría a los 30. Con el equipo en primera división en 2015, se convirtió rápidamente en la estrella del equipo, alzándose como la máxima goleadora de la liga. Tales actuaciones llamaron la atención de varios equipos y en 2017 fichó por el Arsenal, llegando al club londinense a la vez que Miedema. Máxima goleadora de las Gunners en su primer año, batió el récord de asistencias en su segunda temporada, en la que ganó la FA WSL. Internacional con Inglaterra desde la sub15, debutó con la absoluta en abril de 2018 de la que se ha convertido en pieza clave desde entonces.
En la temporada en la que se proclamó pichichi de liga con el Sunderland, consiguió salir completamente ilesa de un accidente de coche —en el que dio 3 vueltas de campana— y anotar en un partido apenas dos semanas después, cosa que alentará a más de un fan del Arsenal que el domingo, tenía el corazón en un puño.