Ander Iturralde

Bielsa, sorpresas, berzas y doce jornadas disputadas

Más de un cuarto de temporada después, la segunda división del fútbol inglés está tan desequilibradamente equilibrada como siempre. Marcelo Bielsa esté entrenando en ella y le va bien. Y en el Aston Villa el lanzamiento de una verdura ha situado a John Terry de asistente.

El líder no era el esperado, pues el Sheffield United es un equipo que hace dieciocho meses puso fin a una estancia de cinco temporadas seguidas en tercera división. La competividad rezuma por los poros de la liga,tras haber jugado cada conjunto un total de doce partidos. Decepciones imperdonables sólo encontramos dos, uno inmediatamente encima del otro en mitad de tabla: Stoke City (14º), Aston Villa (15º). Otros podrían ir mejor, otros podían ir peor. Millwall y Preston, dos equipos que sorprendieron la temporada pasada aguantando en la pugna por alcanzar el play-off, han regresado a una zona más esperada: la de abajo. Allí también se encuentran a equipos que preferirían no estar ahí: Hull City, Ipswich Town, Reading o Queens Park Rangers.

Casualidades hay pocas y gestiones cuestionables -grotescas, en algunos casos- muchas. Luego tienes cosas tan impredecibles como un primer año en una nueva división o como contratar a Marcelo Bielsa. De los tres recién descendidos, el Stoke era el favorito. Pero por lo que hemos podido oberservar, equivocadamente lo era. Con Darren Moore a la cabeza, el entrenador que les revivió en la recta final de la temporada pasada, el West Brom se encuentra en ascenso. El Swansea, no, pero el mérito (estando en media tabla y dando buena imagen) parece casi mayor cuando consideramos que podrían estar perfectamente en descenso. Los descensos consecutivos son más fáciles de lo que parecen.


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Previa del Sheffield United-Swansea City (George Wood/Getty Images).


Pero la historia que prevalece sobre todas es la que se está escribiendo en Leeds con Marcelo Bielsa. Por un lado da la sensación de que se ha hablado ya demasiado de ella y por otro que ni por asomo lo suficiente. Después de su esperpéntico medio año en Lille la temporada pasada, en Leeds nos hemos reencontrado con el mejor Bielsa. Entrando por la puerta con todas sus particularidades y requerimientos, todos habían comprado la idea, su idea. Desde el dueño, que pidió expresamente su contratación, hasta el utillero, pasando por los jugadores.

No tardamos ni un segundo en apreciarlo, en el primer partido de la temporada y después de 90 minutos, habían arrollado al principal favorito ascenso, el Stoke. Lejos de ser flor de un día, “el loco” y sus nuevos pupilos se reafirmaron y ganaron por cuatro a uno al Derby County de Frank Lampard. Otra vez se reafirmarían. Y otra. Y así, hasta que en la octava jornada sufrieron su primera derrota de la temporada en liga. Sin tener que peinar medio mercado internacional para confeccionar una plantilla de cero, Bielsa ha agarrado a quienes estaban para despegar camino a la luna. Jugadores como el olvidado Mateusz Klich (llegando a ser cedido en enero de la temporada pasada tras ser adquirido el verano anterior) convirtiéndose en estrellas improbables o los ya lanzados Samu Saiz o Ezgjan Alioski dando ese paso más. 

No serán los únicos, pues la batalla que les esperará será más intensa que el propio Bielsa. Porque si no fuese suficiente con los esperados West Brom, Middlesbrough, Nottingham Forest… ahora también ha venido a plantar cara el Sheffield United. Y es la suya la que lidera la liga. Con defensa de tres, carrileros largos y dos delanteros, las “espadas” de Sheffield han mezclado un poco de todo. Y sobre la inercia que les proporcionó su conquista de la tercera división en 2017 con 100 puntos cosechados, se han convertido en un candidato al ascenso a la Premier, algo que su plantilla jamás sugerió, al menos sobre el papel. Más conocidos que el sol que sale por la mañana -o las nubes, ya que estamos en Sheffield- David McGoldrick y Billy Sharp suman cinco y siete goles, respectivamente. Y el equipo, 25 puntos que valen un primer puesto.

Aunque si hablamos de goles tenemos que hablar del West Bromwich Albion. Así es, estimado lector, sus ojos no le están engañando. Goles (¡a favor!) y West Brom en una misma frase. Ver para creer. Con 31 marcados en doce encuentros, las cosas apenas podrían ir mejor para un equipo para el que no podrían haber ido peor hace nada menos que ocho meses. Taxis robados en la puerta de un McDonald’s en Barcelona, ridículos uno tras otro sobre el campo para ser, con toda justicia, el hazmerreír de la liga. Después de hacer muchas cosas mal, han hecho muchas cosas bien. Doblaron su apuesta -con total acierto- en Darren Moore y aceptaron cambiar a Salomón Rondón por Dwight Gayle. Nunca ha hecho lo mismo en la Premier League, y puede que nunca lo haga, pero Gayle es uno de los mejores y más eficaces delanteros que encontrarás para jugar en segunda división. 


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Darren Moore, entrenador del West Brom (Nathan Stirk/Getty Images).


Porque si al West Brom se le caen los goles de los bolsillos, a Tony Pulis no se le caería de ellos ni una moneda de un céntimo. En los doce partidos del West Brom se han visto un total de cuarenta y ocho goles anotados. En los del Middlesbrough de Pulis, veinte. Con sólo seis encajados, Leeds y Swansea son los únicos que se acercan a la férrea e inexpugnable defensa que ha vuelto a confeccionar el señor galés de la gorra. El español Dani Ayala, uno de los pilares de la misma. 

El Forest por su parte está ante, e inmerso en, su temporada más ilusionante desde que se lanzase la ya difunta red social Google Plus. Con Aitor Karanka a la cabeza, el Forest se han convertido en ese equipo capaz de sacar resultados hasta de debajo de las piedras. Está en ese territorio conocido como el play-off y en el cual pretenden quedarse. Un tanto a ráfagas al principio, jugadores rotándose el papel de estrella y con nada menos que el portero rumano Costel Pantilimon como el faro que les guía por la noches oscuras. Un buen comienzo y un prometedor resto de la temporada para ellos. Esperemos que no acaben como Google Plus.

Les sigue de cerca el Sheffield Wednesday. Y el Brentford. Y el Derby County. Y el Norwich. Y bueno, un montón de equipos más. Podríamos seguir así todo el día, pues del 5º (Nottingham Forest) al 14º (Stoke City) sólo hay tres puntos de distancia. Y al 18º cinco. Hay tanta competividad que casi hasta molesta. Tanto es el caso que los apocalípticos comienzos de Stoke o Aston Villa podrían quedar en agua de borrajas en tan sólo un par de jornadas. De borrajas o de berzas (o repollo, según se prefiera). No ha importado que los nuevos dueños no sufriesen en sus carnes lo de 2010-2016, a Steve Bruce le dieron la berza que un aficionado tiró al terreno de juego en su último partido como entrenador del equipo y le enseñaron amablamente la puerta. El caso es que después de parecer encaminados a Thierry Henry o a Rui Faria como nuevo entrenador -sumando entre ambos cero partidos como entrenador jefe en sus respectivas trayectorias- acabaron optando por una contratación que ha sido unánimamente aplaudida: Dean Smith, el entrenador del Brentford. Aunque eso sí, con John Terry de asistente. Porque sí.


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Presentación de Richard O’Kelly (izquierda), Dean Smith (centro) y John Terry (derecha) (Getty Images/Catherine Ivill).


Aunque para novedades en el fútbol inglés esta temporada hay una clara y posiblemente olvidada: el Sunderland no va a sufrir por descender. Para algunos de forma inesperada, y para otros esperada, se aferraron involuntariamente a un puesto de descenso la temporada pasada, dejando por tanto solamente dos libres. Mientras se sitúan ellos en tercer lugar en la categoría de bronce este año, hay equipos que quizás no puedan volver a eludir sus pecados otro año más en segunda división. Lo que se presentaba como un año especialmente negro y tenue para alguien como el Queens Park Rangers se ha aligerado en semanas recientes con nada menos que otros seis equipos por debajo de ellos. El más cercano el Rotherham. Descendiendo en 2017 como estadísticamente el peor equipo que se recuerda en segunda división, han vuelto y para pelear por la dignidad una vez perdida y ahora recuperada. 

A tanto posiblemente tampoco lleguen ni Reading, ni Ipswich, ni Hull. Cada día que pasa más inexplicable resulta que el Reading, un terrible equipo inmediatamente antes y después, se quedase en mayo de 2017 a una tanda de penaltis de ascender a la Premier League. Con el recurrente Paul Clement de entrenador, no está claro a dónde van. Aunque ellos no vienen de diecisiete (¡diecisiete!) temporadas seguidas en segunda división como es el caso del Ipswich. Como con Wenger en el Arsenal, los entumecedores resultados y las sensaciones futbolísticas de los últimos años les impulsaron a acabar empujando hacia la puerta de salida al siempre efectivo Mick McCarthy. Desafortunadamente esto no es el nuevo Arsenal de Emery, y ellos están descenso. Diecisiete años seguidos en juego y treinta y cuatro partidos por jugarse.

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Ander Iturralde