Ander Iturralde

Burnley: la continuidad de un gran proyecto

El Burnley ha vuelto a la Premier League. Por primera vez desde el año 2010, cuando lo hicieron Newcastle y West Brom, un equipo ha ascendido de forma directa al máximo escalafón del fútbol inglés la temporada siguiente de descender de la misma. El Burnley lo ha hecho y no ha sido por casualidad.

Hoy en día es cada vez más complicado encontrar proyectos sólidos en el mundo del fútbol. La volatilidad que entraña la necesidad de ganar hace que muchos clubes se apresuren a echar por tierra planes que puede que con un poco más de confianza y continuidad les podrían haber reportado pingües beneficios. Bien es cierto que muchos, por tamaño social o presión histórica, se ven casi obligados a reaccionar de inmediato cuando las cosas no salen como esperaban. El Burnley se podría decir que no tiene que lidiar con estos dos últimos puntos (quizás sí un poquito con el segundo) pero cuando uno observa conjuntos del mismo tamaño o más pequeño que los Clarets no dar continuidad a nada, resulta todavía más admirable lo que hace este club. Una gestión impecable en todas las líneas de la entidad ha producido resultados sobre el césped.

En 2010, el Burnley se despidió de la máxima división tras una temporada meritoria pero no suficiente. Desde entonces, han crecido de manera sostenible. La llegada de Eddie Howe en 2011 supuso una actualización en el apartado futbolístico para el club. Este brillante entrenador, por aquel entonces mucho más desconocido que ahora, renovó la plantilla, les dotó de un estilo más combinativo y les hizo dar un paso adelante para competir mejor con los equipos punteros de la categoría. El estilo de juego que utilizó Howe no continuó de forma estricta, sino que más bien gravitaron hacia una mayor fortaleza defensiva acompañada por vertiginosas transiciones. Pero en lugar de optar por alguien contrastado y quizás algo estancado con sus ideas para suplir a Howe, volvieron a apostar por un entrenador joven, con gran proyección y que había hecho un trabajo muy interesante con el Watford: Sean Dyche.

Dyche dio continuidad a lo que Howe había construido, sobre todo confiando en jugadores jóvenes combinados con otros más experimentados a los que pudiesen incorporar de la manera más económica posible, pues el Burnley no podía permitirse realizar enormes desembolsos. Pero con duro trabajo acabaron alzándose con un ascenso insospechado en la temporada 2013-2014 que premió la excelente labor de todos los integrantes del club. En la Premier League tampoco quisieron tirar la casa por la ventana para salvarse, ya que si no conseguían la permanencia se encontrarían de nuevo en Championship atados a gastos demasiado elevados. No sin pelear hasta el final, bajaron. Pero no tardaron en planear su vuelta.

El dinero generado gracias a los estratosféricos contratos de derechos de televisión de la Premier y no haberlo gastado todo con el ascenso, supuso una enorme revitalización del poder económico de la entidad. Ahora era diferente. En 2014 ascendieron dando la sorpresa, ahora podía incorporar a piezas de mayor cartel para formar un conjunto más competitivo, que tuviese el nivel suficiente como para revalidar el ascenso y pelear de tú a tú con los mejores equipos de la liga. Matthew Lowton, Joey Barton y André Gray fueron los tres principales fichajes. Tres fichajes de nivel a los que Sean Dyche iba a exprimir todo su potencial. Pero éstos tres mencionados (más otros como Tendayi Darikwa o Rouwen Hennings) no habían sido fichados por casualidad. Dyche examinó el carácter de todos minuciosamente para saber si encajarían en su trabajado conjunto de jugadores, llegando a invitar a Barton a su casa para comer y ver si su unión podría ser viable.


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Pero con el comienzo de la temporada llegaba la parte todavía más complicada. La de plasmar el trabajo hecho en verano para que el equipo se repusiese de inmediato del descenso y no perdiese valiosas jornadas (y puntos) a principio de temporada, algo que quizás es más común de lo debido entre los conjuntos que caen de una división a otra. El hecho de que ascendiesen dos años atrás contra todo pronóstico y de que no lograsen la permanencia, provocó que no se encontrasen como el máximo favorito al ascenso según las casas de apuestas. Esto no ni mucho menos les iba a afectar. Si bien sumaron solamente dos empates y una derrota en sus primeras tres citas, acumularon 13 de los siguientes 15 puntos. Ya estaban ahí y no pretendían irse.

Las piezas habían encajado de maravilla y el nivel juego estaban siendo más que satisfactorio. A pesar de que Matthew Lowton, que era la primera opción como relevo de Kieran Trippier (que fichó por el Tottenham), cayó lesionado antes de empezar la temporada para varias semanas, Tendayi Darikwa (fichado del Chesterfield de tercera) cumplió en el lateral derecho. Michael Duff, con sus 38 años, había vuelto al eje de la zaga tras perder en Premier el puesto en favor de un Michael Keane con el que ahora hacía pareja al suplir la marcha del capitán Jason Shackell. Joey Barton se había convertido en el amo del centro del campo, dando otra dimensión al equipo con su temperamento y gran intensidad de juego. Una intensidad que si quizás había perdido en los últimos años pero recuperó bajo las órdenes de Sean Dyche. Y en punta, la joya de la corona: Andre Gray. Danny Ings ya no estaba, pero con una pequeña variación de la predisposición en ataque, Gray era la nueva referencia y su rendimiento ha sido impecable.

Sin embargo, un pequeño bajón en el final del año natural generó alguna que otra duda sobre el equipo. Pero después de perder con contundencia ante el Hull City en Boxing Day no volvieron a conocer la derrota en liga, (perdiendo solamente una vez en FA Cup contra el Arsenal). Dyche analizó la situación y localizó posiblemente su mayor punto débil: Michael Duff. A pesar de sus muchos años de lealtad al club y de no desentonar en demasía en la primera mitad de curso, ya no estaba dando el suficiente nivel. Al ex-técnico del Watford se le ocurrió desplazar a Ben Mee del lateral izquierdo (donde siempre ha cumplido en defensa y quizás no al mismo nivel en ataque) al centro para poner de titular al lateral suplente Stephen Ward. Estos movimientos se podría decir que les han dado el último empujón hacia el título, además de la confirmación como lateral diestro titular de Lowton y el regreso de su lesión del medio centro Dean Marney.

Han sido un grupo que ha desplegado una solidez descomunal. Tras la mencionada derrota ante el Hull, arrasaron a quién se les puso por delante, marcando un total de 16 goles en los cinco siguientes partidos de liga. El equipo siguió con paso firme, compitió en el Emirates y en un momento dado llegó a sumar seis victorias consecutivas en la competición de la regularidad. Inmersos en una lucha feroz por dos puestos de ascenso con Middlesbrough y Brighton, no fallaron en los días clave. Estando a punto de perder en los respectivos duelos directos, empataron tanto contra los primeros contra los segundos en el descuento, dos igualadas que supieron a gloria. A falta de dos jornadas, estaban los tres empatados en el liderato a 87 puntos. Los otros dos fallaron en la penúltima jornada mientras que el Burnley no lo hizo, derrotó al Queens Park Rangers para sellar el ascenso y en la jornada final repitió triunfo frente al Charlton para alzarse con el título de campeón de liga. El Burnley ha vuelto y con más fuerza que nunca.

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Ander Iturralde