Nacho González

Capitán Lascelles

El capitán más joven de la Premier League aprendió a ser un líder en los malos momentos y hoy es una de las grandes sensaciones de Inglaterra. Con Jamaal Lascelles la edad no es más que un número: fue un valiente que dio la cara por el Newcastle United cuando el club se hundía en su propia miseria. Ahora, todos siguen sus pasos.

No le llaméis revelación, porque no ha aparecido de la nada. Tampoco os dirijáis a él como un héroe, porque aún tiene muchas batallas que ganar. Aunque se haga extraño al comprobar la juventud de su rostro, referíos a Jamaal Lascelles con el único título que hoy por hoy le pertenece: capitán. Y no es un ejército cualquiera; es el Newcastle United.

Para aquéllos que no hayan seguido a los Magpies en su temporada en la división de plata, Lascelles es una agradable sorpresa. Contra el Swansea City, salvó el 1-0 cuando Tammy Abraham se disponía a marcar a puerta vacía y más tarde anotó de cabeza el 0-1 definitivo. Una jornada después, otro testarazo suyo ganó el partido ante el Stoke City por 2-1 y aupó al Newcastle a la cuarta posición gracias a la tercera victoria consecutiva. Para los que siguieron el camino del equipo de vuelta a la Premier League, esto no es más que la confirmación de un jugador que se ha cocinado en el infierno de Championship. Y es que el brazalete en el Newcastle no se gana con dos días de inspiración.

Cuando el club de Tyneside perdió la categoría en mayo de 2016, Rafa Benítez se enfrentó al reto de construir desde cero una nueva identidad para un histórico en crisis. Necesitaba nuevos referentes, empezando por el líder: tras un periodo de cinco años bajo la capitanía de Fabricio Coloccini, el argentino se marchó. Antes de él, hubo cinco capitanes distintos de 2006 a 2011. E incluso con ‘Colo’ hubo dudas en su última etapa sobre su autoridad y rendimiento. Benítez buscó entonces a alguien que se quedara afónico en las victorias y se fuese jodido a casa en las derrotas; uno que se partiera la cara por los demás sin perder la cabeza por el camino.

Lascelles nunca ha querido ser un número más en el libro de registros del Newcastle desde que debutó en 2015. A pesar de sus carencias tácticas, su voluntad era tan grande como su envergadura. Y los hinchas comprobaron que, aunque el descenso esa temporada era inevitable, habían descubierto a uno de los suyos.

Fue en febrero de 2016, al ser expulsado en un choque contra el Everton que acabó en derrota por 3-0, cuando Lascelles se desmarcó en público de la actitud de sus compañeros: “A nadie le importa una mierda”, se pudo leer en sus labios al marcharse del campo, indignado por la pasividad del equipo. En abril y después de otro partido perdido en Southampton que dejaba al equipo al borde del abismo, no se escondió: “Necesitamos jugadores que se impliquen y miren por sus compañeros. Da igual lo bueno que seas, si no luchas y no tienes hambre nada importa”. Un joven recién llegado estaba diciendo en voz alta lo que ningún veterano se había atrevido a insinuar.


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Lascelles reprocha al equipo su actitud después de un gol del Southampton en abril de 2016. Aquel día nació un capitán. Foto: Christopher Lee (Getty Images)


Aquella tarde en Southampton cambió la carrera de Lascelles. En los vestuarios, el central estalló ante sus compañeros y la tensión reventó en un grupo que ya venía roto de serie. “Sé que no soy el jugador con más talento y había otros que tenían mucho más para ofrecer al equipo, pero ni lo hicieron ni tenían intención de hacerlo. Llevaba toda la temporada viéndolo desde el banquillo y no podía ignorarlo más tiempo”, recordaba Jamaal en una entrevista para The Telegraph. “Creo que eso fue lo que me hizo capitán meses más tarde. Rafa Benítez acababa de llegar y le gustó lo que vio”.

Los Magpies no tardaron en caer a Championship y muchos abandonaron el barco. Unos sobraban, otros se consideraban demasiado buenos para una división inferior y sólo unos cuantos se quedaron para devolver al club a su lugar natural. Benítez ya había visto suficiente para tomar una decisión tan arriesgada como merecida: nombró a Lascelles capitán para comandar al equipo con 22 años en una liga repleta de perros viejos. Su compromiso con la causa no entendía de veteranía.

Descender a un fútbol alejado de divos ha tallado a Jamaal sobre mármol. Ha aprendido a ser capitán jugando un asqueroso martes por la noche en Burton upon Trent y no un sábado bajo los focos mediáticos del Etihad Stadium. Sólo así se interioriza el equilibrio entre ser duro e inteligente. Para muestra, un vídeo:


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Noviembre de 2016, Hull City – Newcastle de FA Cup. Dieumerci Mbokani se encara y empuja a Lascelles tras una entrada del central. Un alto porcentaje de jugadores habrían ido al suelo con el gesto desencajado en cuanto Mbokani propina el cabezazo, buscando la reacción del árbitro con una interpretación en el extremo de lo teatral. Otros morderían el anzuelo y responderían al rival con un golpe similar o mayor. Es fácil incluso imaginarse al segundo capitán, Jonjo Shelvey, mutando en Jason Statham y siendo sancionado con cinco partidos por contraatacar con cualquier suerte de arte marcial. Jamaal, en cambio, ya entiende cómo funcionan las cosas. Defiende su escudo sin retroceder un paso, pero aplicando la nobleza que se le presupone al ‘skipper’, que dirían por Inglaterra.

Una campaña después de proclamarse campeón de Championship y restaurar el estatus del Newcastle, Jamaal Lascelles es ahora el capitán más joven de la Premier League con 23 años y el único, junto a Tom Smith del Huddersfield Town, que baja de los 27. Su mundo se está moviendo más rápido de lo que debería para un futbolista de su edad, pero aprende rápido. Acostumbrado a ser el más alto y el más fuerte por condiciones naturales, ahora también se le pide ser la referencia. Puede que sus lagunas técnicas nunca acaben de pulirse porque un toro nunca entiende del todo las ideas de los mansos, pero Newcastle sabe que en su capitán tiene todo lo que llevaba tiempo buscando. ¿Por qué no también la Selección inglesa?

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Nacho González