Carlos Carvalhal es un entrenador peculiar. Desde su llegada a Swansea, el técnico portugués ha deleitado a aficionados y periodistas con extravagantes metáforas pesqueras aplicadas a su equipo. «Queremos fichar langostas, pero quizás tengamos que conformarnos con sardinas», explicó, con asombrosa naturalidad, al ser cuestionado acerca de los movimientos de los cisnes en el mercado invernal. Al final, las únicas incorporaciones han sido las de André Ayew y Andy King, por lo que Carvalhal se ha visto en la tesitura de tener que apañárselas para salvar al Swansea prácticamente con el mismo equipo que hace apenas unas semanas agonizaba con pusilanimidad en el fondo de la clasificación. Siendo honestos, en el momento en que el entrenador luso aterrizó en tierras galesas, las probabilidades de permanencia del Swansea parecían escasas. Ahora, el decorado del escenario difiere ostensiblemente.
Otro hombre que sentía predilección hacia la pesca es —era— Ernest Hemingway. El insigne escritor estadounidense escribió, durante su juventud, diversos artículos periodísticos relacionados con esta actividad, y existe cierto consenso a la hora de señalar su novela corta El viejo y el mar —que le valió un Premio Nobel— como la obra culmen de su prolífica trayectoria literaria.
En este relato, Hemingway narra un episodio de la vida de Santiago, un anciano pescador que, como todos los días y pese a más de dos meses de infértiles esfuerzos, se adentra con su barca en el Océano Atlántico, a fin de capturar alguna pieza con la que saciar su hambre, del mismo modo que Carlos Carvalhal aceptó la difícil tarea de intentar resucitar a un equipo que, hasta su llegada, transmitía una nítida sensación de inoperancia.
En las insondables aguas, un pez muerde el anzuelo de Santiago. Por la colosal fuerza que ejerce, el hombre asume que se trata de un animal de grandes dimensiones, y pacientemente espera a que se canse, en una persecución que se prolonga varios días, hasta que al fin consigue ensartarlo con su arpón y amarrarlo a la proa de su desvencijado bote. Así, quedaba realizada la parte más complicada —aparentemente— del proceso.
El trabajo desempeñado por el entrenador natural de Braga ha dado resultados ubérrimos al Swansea, que en las últimas semanas ha realizado actuaciones impensables hace un mes, como las meritorias victorias ante Liverpool y Arsenal en Premier League o el 8-1 que le infligió al Notts County en FA Cup. En total, el luso presenta unos números de cuatro triunfos, dos empates y una derrota en Premier League, guarismos que han catapultado al conjunto galés, ya fuera de los puestos de descenso.
Las claves de la resurrección de los Swans están en el establecimiento de unas directrices claras y accesibles, así como en la eficaz ejecución de las mismas. El equipo dirigido por Carlos Carvalhal no encandila, pero sí consigue ser pragmático, lo cual no es poca cosa si tenemos en cuenta las limitaciones de la plantilla.
Aunque la excelente dinámica permite que se adopte una perspectiva optimista, la Premier League tiene 38 jornadas: el Swansea ha emergido de las profundidades, pero la tarea todavía no ha sido completada. No sirve de nada dar caza a un pez monstruosamente grande si no consigues volver con él a tierra. Cuando Santiago persiguió a su presa, se alejó tanto de la orilla que, en su trayecto de vuelta, un cardumen de tiburones ávidos de carne se abalanzó contra el pez, devorándolo sin piedad y dejando sin nada al veterano pescador, que cuando al fin pudo alcanzar la costa solo portaba un esqueleto desnudo, único vestigio del que una vez había sido un animal monumental.
Está en manos de Carlos Carvalhal, y de la plantilla del Swansea, reescribir el relato de Hemingway, con el objetivo de modificar su final y tornarlo por uno más afín a sus intereses. De lo contrario, todo el trabajo realizado habrá sido en vano.