Pere Millan

Cesc Fàbregas, el hombre del sombrero mágico

Después de una complicada primera temporada con Conte, el centrocampista de Arenys de Mar parece haberse ganado la confianza del técnico italiano y se ha convertido en un fijo en el once del Chelsea. Analizamos su influencia en el juego del club londinense.

“Fàbregas is magic, he wears a magic hat” («Fábregas es mágico, viste un sombrero mágico»). De esta curiosa forma arranca el cántico que los aficionados del Chelsea dedican a Cesc en cada partido. La canción sigue el ritmo del conocidísimo tema ‘My Old Man’s a Dustman’, que el cantante británico Lonnie Donegan popularizó en las islas a principios de los años 60. Tras la temporada pasada, en la que el centrocampista fue claramente de menos a más, este curso el catalán se ha erigido como uno de los líderes absolutos sobre el campo de la escuadra de Antonio Conte.

El origen de la canción se desconoce. Existen distintas teorías. Mi favorita es aquélla que explica que el sombrero mágico simboliza la creatividad del fútbol de Fàbregas sobre el rectángulo de juego y el cómo visualiza los partidos en su mente para entender qué necesita su equipo en cada momento. De ahí lo del sombrero.

Sin duda, Fàbregas es de aquellos jugadores elegidos que tienen el fútbol en la cabeza. Líder del equipo en pases por partido, segundo jugador que más pelotas toca, con 77 intervenciones cada encuentro, y octavo en minutos jugados pese a haberse perdido un partido por sanción, su importancia en el juego ‘blue’ es capital. Además, la polivalencia del de Arenys de Mar está permitiendo que Antonio Conte cuente con él para distintas posiciones en el campo.

A lo largo de la campaña anterior, primera de Conte en el banquillo del Chelsea, el protagonismo de Cesc cayó respecto al de las temporadas pasadas. Durante gran parte del año, la fortaleza y solidez mostrada por el centro del campo formado por el doble pivote Matic y Kanté limitó mucho las titularidades del exgunner. A medida que avanzaron las jornadas, un bajón de rendimiento del centrocampista serbio permitió a Fàbregas empezar a formar parte del once tipo. El catalán acabó el año como titular gracias a una buena recta final de liga y fue clave en la consecución del título de Premier League.

Este curso, el técnico italiano tiene claro que quiere al ‘4’ sobre el campo y por eso ya lo ha situado en diferentes posiciones y con distintas parejas de baile en la medular. Como sigue la canción, “he passes with his left foot, he passes with his right” («la pasa con la zurda, la pasa con la derecha»). Cesc se ha convertido en la brújula del juego de ataque del equipo de Stamford Bridge. Tanto, que su ubicación en el campo a menudo determina todo el planteamiento táctico del conjunto.

Timón y solución

Existen pocos técnicos en el mundo más pragmáticos que Antonio Conte. Su método combina el uso de tecnologías como la gestión de datos con la tradición de la rigurosidad táctica italiana. El alma del conocido ‘catenaccio’ está presente en la libreta del exentrenador de la Juventus. Aun así, los equipos de Conte no renuncian a tener la pelota e intentan jugarla con criterio cuando la tienen en su poder. Ahí es donde entra Cesc. Timonel indiscutible del equipo en ataque, el catalán carga con la responsabilidad de nutrir a sus compañeros de opciones ofensivas. Con el balón siempre pegado al pie y la cabeza alta como mandan los cánones, Fábregas es el metrónomo que marca el ritmo de la orquesta.

Los problemas de lesiones que ha sufrido el Chelsea en este inicio de temporada, con la importante baja de Eden Hazard o las ausencias de Pedro y Kanté, unido al paulatino proceso de adaptación al sistema de juego de la Premier que ha vivido el flamante fichaje Tiémoué Bakayoko, han ocasionado que el centrocampista catalán haya sido utilizado como solución en diferentes escenarios, ocupando diferentes demarcaciones en el campo durante este inicio de liga.

En los partidos contra equipos modestos en los que a la formación ‘blue’ se le exige llevar la batuta del encuentro, Conte ha apostado por Cesc en el clásico doble pivote. La mencionada etapa de adaptación de Bakayoko ha provocado que el otro francés de la medular, N’Golo Kanté, haya sido la pareja habitual del ‘4’ cuando éste ha jugado fijo en el centro del campo. En este planteamiento, Antonio Conte requiere a Fàbregas un gran trabajo físico tanto en el posicionamiento defensivo como en la recuperación. Para estas labores, Cesc tira de veteranía e inteligencia táctica. Su compromiso, junto al sobresaliente nivel físico que aporta Kanté, convierte la medular en una máquina sólida y bien engrasada.


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En este esquema, el centrocampista de Arenys carga con la responsabilidad de iniciar el ataque y distribuir el juego para los carrileros ofensivos y los atacantes interiores. Pese a tener un jugador tan trabajador como Kanté al lado, en este sistema Cesc se ve también obligado a mantener la posición, pues ni siquiera él en el Chelsea escapa al rigor táctico de Conte. A pesar de estos deberes, la capacidad de Fàbregas para llegar al área, lo que en Inglaterra se conoce como un jugador ‘box to box’, permite al español incorporarse al ataque desde segunda línea con asiduidad, puesto que su compañero de línea Kanté se ocupa de hacerle las coberturas. De hecho, fue en una de estas situaciones de juego donde, durante el encuentro frente al Everton en la Premier League, Cesc anotó su único gol de momento.  

‘Regista’ blue

El doble pivote, sin embargo, no forma parte de la apuesta táctica de Antonio Conte para esta temporada. En los partidos grandes, como la visita al Atlético de Madrid en Champions o el partido contra el Manchester City en Stamford Bridge, el italiano ha apostado por formar un triángulo en el medio combinando a los franceses Kanté y Bakayoko con Cesc Fàbregas. Dos absolutos pulmones, junto a la brújula del equipo. En este esquema, el catalán se ve mucho más liberado del trabajo físico defensivo y puede centrarse casi exclusivamnte en ordenar el ataque.

Esta fórmula es muy parecida a la que ya utilizaba el mismo Antonio Conte durante su etapa en la Juventus con Andrea Pirlo. Entonces, el italiano situaba al actual jugador del New York City junto a dos potencias físicas como Paul Pogba y Arturo Vidal. Estos dos auténticos todoterrenos liberaban a Pirlo de cualquier responsabilidad defensiva y le dejaban centrarse en explotar su principal virtud: crear fútbol. Regir sobre el rectángulo de juego. De ahí que esta posición en el Calcio italiano se conozca como ‘regista’. El director de la orquesta.


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La idea de Conte este año con Cesc Fàbregas es similar. Kanté y Bakayoko aportan el trabajo de intendencia necesario para que el catalán solo se preocupe de mover al equipo. Además, ambos centrocampistas franceses también destacan por su dinamismo, lo que favorece los apoyos y las combinaciones con el ‘regista’ Cesc a la hora de jugar la pelota en el campo contrario.

La reciente lesión de Kanté, seguramente la pieza más indiscutible de este triángulo, ha forzado a Conte a experimentar con otra combinación para la sala de máquinas durante el partido contra el Crystal Palace: la formada por el doble pivote Bakayoko-Fàbregas. En esta pareja, Bakayoko despliega su poderío físico para ejercer de centrocampista ‘box to box’, y es Cesc el que mantiene más la posición. Este nuevo dúo no ha arrancado con buen pie, ya que en su debut en Selhurst Park los Blues perdieron contra un equipo que aún no había logrado marcar un solo gol.

La ‘Cesc Fabregas’ song’ termina con un “and when we win the league again, we’ll sing this song all night”. No deja de ser un presagio, pero está claro que cualquier posible éxito inmediato del Chelsea está ligado directamente con el rendimiento del centrocampista español. Veremos si los aficionados del Bridge acaban la temporada cantando su canción por los pubs de Londres hasta altas horas de la madrugada. La apuesta de Antonio Conte parece clara. En el club, la batuta de momento tiene un dueño: Cesc Fàbregas, el hombre del sombrero mágico. 

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