1. Pasado histórico, presente borrascoso
Arsenal y Liverpool son dos de los clubes con un pasado más lustroso de Inglaterra. Entre ambos suman 31 campeonatos (13+18), solo superados por el Manchester United. Sin embargo, la irrupción de Chelsea y Manchester City en el siglo XXI ha provocado que Gunners y Reds descendiesen un peldaño en la terna de aspirantes a la Premier League. Los tiempos han cambiado y unos y otros deben adaptarse a la nueva realidad, a pesar de que su prestigio pretérito provoca que las exigencias sean más elevadas, quizás, de lo que deberían. Este fin de semana, Arsenal y Liverpool se enfrentan, y cuando estamos a punto de llegar al ecuador de la competición, parece claro que el objetivo de ambos pasará por alcanzar la cuarta posición, en una lucha en la que, a priori, también debería estar el Tottenham. Arsène Wenger y Jürgen Klopp tienen a su disposición a grandes futbolistas, pero la distancia con respecto a los tres grandes es perfectamente tangible, un año más.
2. Todavía hay tiempo para el Everton
No desvelamos nada al asegurar que Sam Allardyce no es un entrenador preciosista. Desde luego, no es un técnico que haga pasar a sus equipos por un proceso de desarrollo, crecimiento y perfeccionamiento. Llega, implanta su idea y observa los resultados de forma inmediata. Podríamos debatir hasta qué punto es el entrenador más adecuado para dar forma al proyecto evertonian, pero el técnico inglés ha cogido a un equipo hundido y lo ha sacado del pozo con tres victorias y un empate (en Anfield). Espantados taxativamente los fantasmas del descenso, los Toffees ponen sus miras en la zona alta. A pesar de que su inicio de temporada fue desastroso, ahora mismo se sitúan a seis puntos del séptimo puesto, que podría dar acceso a Europa League en caso de que las competiciones coperas cayesen del lado de los grandes. Este fin de semana, el Everton recibe a un Chelsea al que no se le ha dado especialmente bien visitar Goodison en los últimos años. Antonio Conte es un estratega, pero los designios de Big Sam son inescrutables.
3. Caminos que convergen en el LMI Derby
Duelo de dinámicas en el Olímpico de Londres: West Ham y Newcastle se enfrentan en un partido que, además, podríamos definir como un La Media Inglesa Derby™ entre Ilie Oleart y Nacho González. Mientras los Hammers pasan por su mejor momento de la temporada y han logrado salir del descenso, los Magpies encadenan nueve encuentros sin conocer la victoria. De hecho, los norteños han estado por encima de los londinenses en absolutamente todas las jornadas del campeonato… hasta la última, en la que se revirtió el orden. Los primeros compases de la era Moyes no fueron demasiado halagüeños, pero el experimentado técnico de Bearsden ha conseguido lo que parecía imposible: convertir al endeble West Ham en un conjunto sólido que ya suma tres partidos sin encajar, lo cual no impide que siga siendo el segundo equipo con más tantos recibidos. Lo cual no habla demasiado bien de Slaven Bilic.
4. El Burnley y la resistencia
Habría sido difícil augurar en verano que, a escasos días para la conclusión del año, el Burnley de Sean Dyche estaría por encima del Tottenham de Mauricio Pochettino. Los Clarets se han reivindicado indiscutiblemente como el equipo revelación de la temporada, y a pesar de que todavía estamos en diciembre, solo necesitan un par de victorias más para sellar el objetivo de la permanencia. De hecho, solo les falta una unidad para igualar la puntuación que consiguieron en la 2014-15, cuando acabaron descendiendo a Championship. Dicho esto, sería injusto exigirle cotas más altas al Burnley, y el mero hecho de irrumpir en la pelea por el top-6 es toda una heroicidad. Este fin de semana, los Clarets reciben en el siempre acogedor Turf Moor al Tottenham, con el objetivo de sacarle algún punto y seguir soñando. La lógica dice que en algún momento deberían perder contacto con Arsenal, Liverpool y Spurs, pero si el fútbol nos gusta es, precisamente, porque la lógica no siempre impera.
5. Un proyecto al borde del agotamiento
Hay pocos proyectos en la Premier League más estancados que el del Stoke City. En sus tres primeras temporadas al frente de los Potters, Mark Hughes repitió una notable novena posición, asentando al club en la competición y dándole estabilidad. En esos tiempos incluso llegó a sonar como candidato para hacerse cargo del banquillo del Manchester United. Sin embargo, el año pasado el equipo bajó sus prestaciones (fue 13º), y esta campaña está tonteando peligrosamente con el descenso. Es, con diferencia, el equipo que peor defiende de la liga, con una alarmante media de 2.16 goles encajados por partido. La plantilla del Stoke está confeccionada para lograr la salvación de forma relativamente holgada, pero entre las lesiones y el bajo rendimiento de algunos de sus jugadores (quién iba a sospechar que la aportación de Jesé y Berahino iba a ser mínima), el miedo a un posible descenso comienza a sobrevolar Stoke-on-Trent. Este fin de semana reciben a un rival directo, el West Brom, y una victoria sería idónea para eliminar ese temor.