Duelo de carisma
No hay muchos entrenadores en la Premier League que sean más carismáticos que Mauricio Pochettino y Jürgen Klopp. El argentino y el alemán son dos directores de orquesta que han construido sus clubes de acuerdo a sus respectivos idearios futbolísticos. Hasta ahora el técnico de los Spurs se ha mostrado más eficaz en la difícil tarea de edificar un equipo ganador. Tanto en la 2015-16 como en la 2016-17, los londinenses han quedado por encima de los Reds. Y en la presente campaña, la tendencia es la misma. El Tottenham, suficientemente sagaz para apostar por la continuidad, recoge los frutos sembrados. Actualmente ocupa la tercera posición, tras los dos de Mánchester, y tiene el propósito de intentar ampliar la ventaja con respecto a sus perseguidores. Además, ha dado un paso adelante en competiciones europeas (su asignatura pendiente en años anteriores), como recogen las principales casas de apuestas en www.mejorcasadeapuestas.net. Por su parte, el Liverpool ya se encuentra a nueve del liderato y solo ha sumado seis de los últimos quince puntos disputados. La goleada que propinó al Maribor habrá contribuido a recuperar la moral, pero está obligado a salir a Wembley a por los tres puntos si no quiere seguir despeñándose en la clasificación.
Las dudas se ciernen sobre Conte
El Chelsea transita por uno de sus momentos más frágiles desde la llegada de Antonio Conte a la disciplina londinense. Las dos derrotas consecutivas en liga, en ambas dejando una imagen muy mejorable, y la horripilante segunda parte ante la Roma en Liga de Campeones (que les costó dos puntos) han hecho retornar las dudas a Stamford Bridge. En los últimos encuentros, el técnico italiano tomó algunas decisiones ciertamente cuestionables que acabaron siendo perjudiciales para los Blues (prescindir de delantero ante el City o la forma de gestionar los cambios el miércoles, por ejemplo), y la afición del Chelsea se mostró disconforme con ellas. Tras los tropiezos, el actual campeón de la competición ya se encuentra a nueve puntos del primer puesto, y la necesidad de recuperarse inminentemente es palpable. Para ello recibe al sorprendente Watford, que se ha valido de la solidez y la velocidad para auparse a la cuarta posición. Si Conte no recupera su clarividencia habitual, podría caer en la incómoda red de Marco Silva, lo cual sería nefasto para los intereses de los Blues, que siguen sin poder contar con Kanté pero en los que sí está disponible Álvaro Morata, recuperado antes de lo previsto.
El muro de Sean Dyche
El incontestable dominio que lleva exhibiendo el Manchester City desde hace casi dos meses se encuentra este fin de semana con un rival de esos que suponen un reto para un conjunto de las características de los citizens. La superioridad de los Sky Blues sobre el Burnley en términos de plantilla y presupuesto está fuera de toda duda, pero Sean Dyche es un especialista a la hora de construir contextos en los que los equipos asociativos se sientan incómodos. El año pasado, el propio Pep Guardiola reconoció que el juego directo de los Clarets, pese a su carácter rudimentario, les generaba unos problemas mayúsculos. No obstante, el City de esta temporada parece ostensiblemente mejor que el del año pasado, por lo que el favoritismo recae insoslayablemente sobre el conjunto mancuniano, y al Burnley le tocará cerrar espacios, repeler centros e intentar percutir el área de Ederson a base de catapultazos. No es tarea sencilla, pero si alguien puede frenar la excelsa dinámica de los de Guardiola, ese es Dyche, cuyo equipo únicamente ha perdido uno de los ocho encuentros de Premier disputados esta temporada.
Obligación y necesidad
Mientras el resto del universo se rige por unas normas universales que ayudan a desentrañar el devenir de los acontecimientos, el Arsenal funciona con total independencia, ajeno a dinámicas y contextos. Después de encadenar varios partidos a un buen nivel, la semana pasada se hundió inexplicablemente en el campo del Watford. Este domingo, los Gunners visitan Goodison Park, un estadio históricamente complicado del cual salir con un empate acostumbra a considerarse un resultado positivo. Sin embargo, el estado de forma del Everton, que roza el descenso y que tiene a Ronald Koeman en el disparadero de salida, obliga al Arsenal a hacerse sí o sí con los tres puntos. Lo cual es un problema, porque como señalé anteriormente, el Arsenal no entiende de elementos coyunturales, ya sean estos internos o externos. Además, si los de Arsène Wenger necesitan la victoria, para el técnico holandés de los Toffees es prácticamente una obligación conseguirla si desea mantener su puesto. Evidentemente, el Everton no va a estar en la zona baja de la tabla, pero un mal inicio puede conllevar que se pase el resto de la campaña sin nada por lo que luchar. Otra vez.
Efervescente Huddersfield
El Huddersfield de David Wagner es un equipo molón. Ya lo era el año pasado, en el que consiguió el ascenso a Premier League sorprendiendo a propios y extraños, y esta campaña tiene la oportunidad de enseñárselo a la élite del fútbol inglés. Las dos victorias con las que empezaron la competición propiciaron que todos pusiesen la lupa sobre ellos, sobre al anecdotario, las intrahistorias y todas esas cosas que hacen las delicias de la prensa deportiva. Sin embargo, un par de meses después, los Terriers no han vuelto a vencer y han visto como han ido perdiendo posiciones paulatinamente, lo cual era lógicamente previsible, pero quizás el decaimiento ha llegado demasiado pronto. En lo que va de campeonato solo han anotado cinco goles, tres de ellos al Crystal Palace en la jornada inaugural. La falta de eficacia de cara a portería les ha privado de sumar más puntos, algo que deben solucionar lo antes posible, aunque quizás el Manchester United, al que reciben este fin de semana, no sea el rival más propicio para reencontrarse con el gol, ya que De Gea aún no ha encajado ningún gol de nadie que no se llame Choupo-Moting, y el Huddersfield no cuenta con ninguno en sus filas.