La primera vez que escuché el nombre, imaginé una ciudad pequeña al norte de algún lugar inexacto. Frío, quizá nevado, con niebla y, sobre todo, con pocas cosas que hacer más allá de ir a ver a tu equipo los sábados por la mañana. Wrexham. Resultó ser, nada más y nada menos que una ciudad galesa cerca de la frontera con Inglaterra. En realidad, no tengo ni idea de qué debe hacer la gente de Wrexham, pero quien sí lo sabía era Peter Edwards. Poco después de ser abuelo, un día decidió ir a la casa de apuestas más cercana y apostó 50 libras a que su nieto debutaría con la selección de Gales. Porque sí.
No fue ojeador, pero Edwards ya advirtió de las cualidades de su nieto. De 3 años. Pudo haber sido por aquellas primeras patadas al balón en el parque las tardes tras salir de la escuela, como también pudo haber sido su primera ocurrencia de una aburrida tarde cualquiera del año 2000. Aun así, tras 16 años, Edwards se embolsó 125.000 libras después de que Harry Wilson jugara su primer partido con la selección. Suficientes como para que, con 62 años, pudiera jubilarse. Wilson, además, debutó con 16 años y 208 días, convirtiéndose en el jugador más joven en hacerlo con Gales. Superó, de este modo, a Gareth Bale, que ostentaba el récord con 16 años y 315 días.
Quien también confió –y confía– en él es Jürgen Klopp. Curiosamente, Wilson debutó antes con la selección absoluta que con su equipo. Con el Liverpool lo hizo un año más tarde, en un duelo de FA Cup ante el Plymouth Argyle. Sin embargo, el galés este año encadena su tercera cesión consecutiva. En verano del 2015, el Liverpool le cedió al Crewe Alexandra de League One, donde únicamente estuvo medio año y jugó siete encuentros. Tras volver a Melwood, en 2018 fue cedido al Hull City, esta vez a Championship. Con los Tigers empezó a generarse un perfil de jugador, como extremo derecho y, además, goleador. En 14 partidos anotó siete tantos y también repartió cuatro pases de gol.
Fue en verano de 2018, tras firmar contrato como jugador del primer equipo red, cuando Wilson volvió a ser cedido. Esta vez al Derby County de Frank Lampard, con un proyecto repleto de jugadores, como Wilson, con un potencial enorme. A su lado tuvo futbolistas que el entrenador inglés terminó llevándose a su actual Chelsea como Mason Mount y Fikayo Tomori. Esa temporada, el galés demostró que podría ganarse un sitio en la plantilla de Klopp, pero la competencia era demasiada elevada. Los 18 goles en 50 partidos fueron insuficientes. El Derby de Lampard se quedó a las puertas de la Premier League y el Liverpool envió a Wilson a un nuevo destino: Bournemouth.
Sin embargo, habiéndose convertido en una de las jóvenes esparanzas de las nuevas hornadas del Liverpool –que vienen bien cargadas–, Klopp salió a dar la cara por el extremo. El alemán explicó que si no hubiese creído en él le habrían vendido. “Tiene un disparo de clase mundial. Decidme cinco jugadores que chuten mejor que él”, dijo el técnico hace algunos meses. Y es que, si por algo destaca Wilson, es por tener un disparo lejano impresionante.

Tan importante es marcar un gol como saber celebrarlo. De lo contrario, puedes arruinar un bonito tanto. El gol más extraordinario que Wilson logró con los Rams lo hizo en Old Trafford. El Derby eliminó en los penaltis del duelo copero al Manchester United, pero fue el lanzamiento de falta Wilson el que se llevó todos los flashes. Desde prácticamente 30 metros, pillando a contrapie a Sergio Romero, disparó seco al palo del portero y el balón entró por toda la escuadra. El ‘Chiquito’ Romero contaba con el oficio más cómodo del mundo, pero también uno de los más complicados cuando toca ponerse los guantes. Con un rol más que secundario, el segundo portero debe estar ahí sin molestar ni hacer demasiado ruido. Al final, Romero, que ha jugado la final de un Mundial, terminó saliendo en todas las fotos. No solo por el gol, sino porque también acabó expulsado. Papelón para el tercer portero –ese sí, el oficio más intrascendente del mundo–, Lee Grant, que solo en un giro kafkiano de los acontecimientos –como el que sucedió– tendría la oportunidad de jugar con el Manchester United.
Volvamos a Harry Wilson. En cuanto vio que el balón entraba, en el escenario ideal, en casa del eterno rival del Liverpool, levantó la mano mostrando un cinco (las Champions que entonces habían ganado los reds). Sin apenas haber vestido la camiseta del primer equipo, Wilson se convirtió en uno de los ídolos de Anfield. La celebración había sido redonda pero la mejoró aún más. Para cerrarla, se deslizó de rodillas por Old Trafford.
Podemos arriesgarnos a decir que cualquier seguidor de la Premier League sueña con marcar en cualquier estadio para poder lanzarte de rodillas celebrandolo. Como lo hacía Didier Drogba o Eden Hazard. De hecho, Hazard dejó de hacerlo porque se hacía daño en las rodillas. Barajó dos opciones: dejar de celebraros o dejar de marcar goles. Decidió marcharse al Real Madrid para, de momento, descartar ambas opciones.
Sueño con celebrar un gol como Harry Wilson, pero con el miedo de que el VAR me lo anule. Ahora los goles se celebran con cierto temor a que unos señores vestidos de árbitro delante de una pantalla juzguen sentencia. Es importante recalcar que se trata de unos señores con ropa de deporte que no se mueven de la silla durante hora y media de partido, como tú o como yo. Porque podrían estar comiendo pipas y tener migas de rosquillas en la camiseta, como tú o como yo. Pero no, cuidan las apariencias.
Volvamos de nuevo a Harry. Aunque Klopp elogió su golpeo de balón, explicó que tiene aún aspectos que mejorar: “Debe involucrarse en la fase ofensiva y conectar con sus compañeros. No es que sea algo que no tenga, sino que para llegar al próximo nivel necesita minutos en la élite y por este motivo le cedimos al Bournemouth”.
No está siendo una temporada placentera para los Cherries. Finalizada la primera vuelta, Wilson es, con seis tantos, el máximo goleador del equipo. Los de Eddie Howe se están encontrando con más dificultades que en temporadas anteriores, con un sinfín de lesionados. Actualmente, los Cherries tienen el triple de lesionados (6) que victorias lleva el Watford (2). Entre ellos están piezas importantes como Nathan Aké o Steve Brooks.
Harry Wilson está haciendo todo lo posible para ganarse un puesto en el Liverpool 2020/21. Aun así, la competencia es tremenda (que le pregunten a Shaqiri). Lo está demostrando no solo con goles –y el extraordinario de falta que le marcó al Manchester City–, también porque está mejorando colectivamente. Cerró un primer círculo haciéndole ganar a su abuelo 125.000 libras, enseñó qué escudo lleva bajo la camiseta marcándole al Manchester United y ahora solo le queda cerrar un tercer círculo perfecto y regresar a Anfield.