El fútbol muchas veces nos lleva a prejuzgar y dar por hecho situaciones, resultados o éxitos (o fracasos) que, en demasiadas ocasiones, nos acaban explotando en la cara. Nos creemos capaces de predecir lo impredecible y no es, ni será, la última vez que este deporte nos da nuestro merecido revés. Por plantilla, por proyecto y por cómo veíamos a este Sheffield United en el contexto de la Premier League 2019/2020, ya en agosto les estábamos condenando a una travesía por el desierto. Y no seré yo quien ahora me aventure a vaticinar todo lo contrario. Me doy por escarmentado. Pero hasta ahora, la temporada de los Blades está siendo, cuanto menos, sorprendente.
Los motivos que, en pretemporada, no auguraban un buen papel de los de Wilder siguen siendo hoy día aquellos puntos débiles que, con actitud, con garra y siendo conscientes de ellos quedan muy diluidos. Con el balón, los Blades, no se sienten del todo cómodos. Son el tercer equipo con menos posesión de toda la liga. De hecho, los cinco primeros equipos de la clasificación coinciden con los cinco con más posesión y al llegar al Sheffield United, sexto clasificado, el dato de posesión cae en picado, del 54,4% del Arsenal a su 44,4%. Pero no es con el balón cuando más daño producen a sus rivales. Y es que los Blades dominan aquel fútbol que no se controla.
El equipo de Wilder espera a su rival en el centro del campo. A partir de ahí, si el balón llega controlado por el contrario, el primer objetivo es recuperarlo como sea. Lo que venga después de esa recuperación no importa. La finalidad es alejar el peligro. De ahí que la pareja de centrales John Egan y Jack O’Conell se sitúen como quinto y sexto, respectivamente, en el ránking de despejes por partido en toda la Premier. No hay ni una pareja de centrales más en el Top-10 de dicha lista. Y, por el momento, la jugada les está saliendo muy bien. El Sheffield United es junto al Leicester el equipo que menos goles ha encajado (8).
El segundo objetivo, si tras recuperar el balón se sigue con la posesión, es lanzar en largo para que, con el mínimo tiempo y toques posibles, sus atacantes saquen el máximo provecho de la jugada. Entre los diez primeros jugadores con más balones en largo lanzados por partido, 9 son porteros, siendo uno de ellos Dean Henderson. El único jugador de campo en esta lista es Oliver Norwood, mediocentro del Sheffield United, cuarto en esta lista con una media de 7,4 balones en largo por encuentro. El siguiente jugador de campo es Rodrigo con 5,8.

Pero para poder sacar rédito de estas jugadas se necesita vencer esos balones divididos. Ese fútbol que no se controla, pero que el Sheffield United domina, se sitúa más arriba del terreno de juego. Los balones que sobrevuelan los partidos de los Blades son la clave del planteamiento de Chris Wilder. Los Blades son el equipo con una media más alta de duelos aéreos ganados por partido. Y esta virtud queda representada en O’Connell, séptimo jugador con más duelos aéreos ganados de Premier League y que simboliza a todo un equipo y a un género futbolístico en sí mismo que aboga más por ver la pelota flotando que a ras de césped.
Una vez se vence el duelo en zona de ataque, el equipo debe aprovechar las pocas ocasiones de las que goza. Y vaya si lo hace. Pese a ser el segundo equipo que menos tira (9,9 por partido), el Sheffield United ha conseguido anotar 12 goles. La mitad del total se la reparten a partes iguales la asociación Lys Mousset-John Lundstram. El primero, aunque apareciendo desde el banco (dos titularidades en ocho apariciones), está siendo fundamental en los resultados positivos de su equipo. Acumula tres asistencias en 264 minutos disputados. Dos de ellas a su socio Lundstram.
Todo se basa en su garra, y esta queda aún más patente lejos de Bramall Lane. En sus cinco partidos como visitante, el Sheffield United, no conoce la derrota. Una victoria en Goodison Park y cuatro empates en sus visitas a Bournemouth, Chelsea, Watford y West Ham. Equipos que en casa intentan proponer y que, sin quererlo, sitúan a los de Wilder en su contexto favorito. En casa se han visto superados por Liverpool, Southampton y Leicester. Todos ellos por la mínima y con goles entorno al minuto 70, cuando las piernas, tras el esfuerzo titánico que supone el planteamiento de Wilder, empiezan a flojear.
Y es que, en una Premier League donde los grandes nombres y el talento brillan, existe un equipo que, lejos de todos estos elementos, consigue hacer de sus defectos, y de las virtudes de sus rivales, su mejor arma. Los Blades han hecho que nos cuestionemos si el rumbo que estaba adquiriendo el nuevo fútbol tiene un solo camino o si los rebeldes que pretenden saltarse las normas que otros escriben también tienen oportunidades de triunfar.