La primavera del año 2014 fue especialmente radiante en la ciudad de Liverpool. Las flores de la esperanza Red fueron sembradas a base de goles por Luis Suárez y Daniel Sturridge, abonadas por el liderazgo de Steven Gerrard y regadas por las ayudas de Raheem Sterling y Philippe Coutinho. Todo ello bajo la atenta mirada de Brendan Rodgers, actualmente dedicado a la crianza del trébol en Escocia. El plan iba a la perfección y la Premier League asomaba tímidamente entre el césped de Anfield Road pero el Chelsea y el Crystal Palace llegaron desde Londres para pisotear el jardín hasta convertirlo en un resbaladizo barrizal (inserte chiste sobre Steven Gerrard aquí) que se tragó el sueño de la primera Premier League.
Luis Suárez, símbolo de aquel equipo, abandonó Anfield al final de la temporada rumbo a Barcelona, tierra más fértil para la siembra de títulos en las últimas décadas. La marcha del uruguayo inició un ciclo de entradas y salidas para mantener una plantilla competitiva con la que intentar repetir la hazaña. Tal ha sido el movimiento de jugadores desde el verano de 2014 que menos de cuatro años después y tras la marcha en el presente mercado invernal de Coutinho y Sturridge, solo son tres los jugadores que mantienen una taquilla en el vestuario Red: Jordan Henderson, Simon Mignolet y Jon Flanagan.
La vieja guardia se retira
Una temporada después de la marcha de Suárez, el Liverpool hizo frente a una salida mucho más dolorosa: la retirada de Steven Gerrard. Además del inmenso hueco que dejó su partida en el apartado deportivo, el adiós de la leyenda Red ha supuesto también un vacío emocional que ningún jugador ha sabido asumir por ahora. El mismo verano que el eterno capitán colgó las botas, Raheem Sterling cambió las suyas de vestuario rumbo al Manchester City. En el momento de su marcha, el precio fijado para su traspaso pareció correcto para el vacío que dejaba en la plantilla; hoy en día y dado el nivel que está alcanzando bajo las órdenes de Pep Guardiola, cabe preguntarse si los 50 millones de libras pactados entonces no habrán sido pocos.
Glen Johnson, Daniel Agger, Martin Skrtl, Lucas Leiva… muchos de los jugadores que más años de experiencia en la entidad Red acumulaban en sus espaldas han ido buscando diferentes salidas en las que apurar sus últimos años de futbolistas. Iago Aspas volvió a España tras una temporada sin demasiadas oportunidades y algún que otro saque de esquina para el recuerdo, y Mamadou Shako terminó saliendo en enero de 2017 rumbo al Crystal Palace tras un año horrible con supuesto positivo por dopaje y expulsión de una convocatoria de por medio.
Las dos últimas joyas de la temporada 2013-14 dicen adiós
Daniel Sturridge y Philippe Coutinho se incorporaron al Liverpool en el mercado de invierno del año 2013. El destino ha sido caprichoso, pues ambos han abandonado el club un lustro exacto después, si bien la trayectoria de ambos jugadores a lo largo de estos cinco años ha sido muy distinta.
Durante sus años en el Liverpool, el brasileño ha evolucionado hasta convertirse en un jugador mucho más completo y decisivo de lo que era cuando abandonó San Siro. El Liverpool se ha beneficiado de su talento en múltiples ocasiones para arrancar puntos que parecían perdidos gracias a destellos de calidad y a goles imposibles del brasileño. La relación entre jugador y equipo parecía estable, especialmente tras una ampliación de contrato por cinco años firmada en enero de 2017. Sin embargo el interés del Barcelona es una tentación que pocos jugadores en el mundo se atreverían a rechazar; así, en verano, el jugador presentó el transfer request en el mes de agosto, solo dos días antes de empezar la temporada, con la negativa del entrenador y sin tiempo para planificar un posible sustituto. Todos esos factores jugaron en contra de un fichaje que se ha producido finalmente en enero, con un Liverpool más abierto a escuchar los deseos del jugador y con un precio difícilmente rechazable.
En el caso de Sturridge, su salida rumbo al West Bromwich Albion deja un sabor agridulce debido a los continuos problemas físicos del ariete inglés. Desde la temporada 2013/14 en que se convirtió en escudero de Luis Suárez con 33 goles anotados entre todas las competiciones, ha acumulado un sinfín de lesiones que han frenado su progresión y que han obligado al club a buscar posibles sustitutos. La llegada de Dominic Solanke, la recuperación de Danny Ings y la eventual vuelta de Divock Origi al final de su cesión al Wolfsburgo, dejan a Sturridge sin puesto garantizado ni siquiera en el banquillo. A escasos meses de un Mundial, la salida en el presente mercado parecía obvia y finalmente, tras rumores que lo situaban en el Inter de Milán o en el Sevilla, ha elegido un destino mucho más modesto pero donde tendrá mayor relevancia y cercanía con su familia, natural de Birmingham.
Los que se quedan
Así pues y salvo sorpresa de última hora sólo son tres los jugadores presentes en la campaña 2013/14 que mantienen su taquilla en los vestuarios de Anfield pero ¿cuántos la mantendrán a partir de verano? Si los acontecimientos siguieran su curso natural (y decir esto de un equipo que gana una semana al Manchester City y pierde a continuación contra el Swansea y el West Brom, los dos últimos clasificados de la Premier League, es mucho decir) sólo Jordan Henderson parece tener futuro en el club. El actual capitán, pese a sus lesiones, a la competencia en el centro del campo y a cierto sector crítico, mantiene un compromiso férreo con el club y suele aprovechar cada oportunidad que tiene para demostrarlo. Sobre sus hombros estará siempre haber heredado el brazalete de Gerrard y no haber rellenado el vacío emocional que este dejó, algo que no es culpa del jugador. Por ello, y salvo que la postura del club cambie, es difícil pensar que Henderson vaya a abandonar el Liverpool por voluntad propia.
Simon Mignolet, sin embargo, parece no haber encajado muy bien su rol tras la llegada de Loris Karius. A lo largo de sus años como Red, el guardameta belga ha sido protagonista en varias ocasiones por sus errores pero mantuvo su rol de intocable. El volumen de las críticas ha silenciado dos realidades: que no es tan catastrófico como se suele decir pero que tampoco tiene el nivel que necesita el Liverpool si quiere aspirar a títulos. Las rotaciones con Karius (otro que tampoco es Gigi Buffon) han minado la confianza y paciencia del belga, que tras su suplencia en el partido liguero contra el Manchester City declaró a la prensa su disconformidad con la decisión de Jürgen Klopp y su intención de buscar soluciones, dejando la puerta abierta a una salida que puede hacerse realidad en verano.
Y alguien que lo tiene muy difícil es Jon Flanagan. Además de que deportivamente no es imprescindible, la condena por agresión a su novia debería ser un motivo más que suficiente para que el Liverpool termine poniendo fin a su contrato. De momento, el Liverpool se ha limitado a emitir un comunicado condenando los sucesos pero el Liverpool Echo señala que, si bien no será despedido de forma inmediata, es probable que salga en verano.
Sin títulos no hay continuidad
Tras cuatro años de movimientos más o menos acertados (¿hablamos de Mario Balotelli y Christian Benteke o no es necesario?) el Liverpool parece cerca de lograr una plantilla con la que aspirar a títulos. La clave pasa por retener a las estrellas como Mohamed Salah mientras se traen otras para reforzar las posiciones más débiles. Y si bien en Liverpool el dinero no debería ser un problema, la motivación de los jugadores sí lo es: el último título de los Reds se remonta a la Copa de la Liga de 2012.
Esta presente temporada ya han sido eliminados de la FA Cup y la Copa de la Liga, y la Premier League es cosa de Sterling y compañía. El Arsenal y el Tottenham no van a resignarse y lucharán hasta el final por la cuarta posición que actualmente ocupa el Liverpool. Por su parte, en Champions League, el Oporto está lejos de ser el rival más temible que podría haber tocado a los Reds pero la eliminatoria será una de las más igualadas de los octavos de final. Llegar a verano con las manos vacías y fuera de puestos Champions podría reiniciar la salida de los jugadores con más peso. Por ello, más vale que Klopp y los suyos se pongan las pilas si quieren evitar que en la foto de la plantilla 2021-22 no quede ni el utillero.