Nacho González

Del cheque al cielo

La vida del Manchester City cambió cuando los billetes giraron radicalmente su rumbo, pero aún quedaba construir una identidad futbolística. Con Pep Guardiola y una plantilla millonaria, el cielo ha dejado de ser únicamente el tono de su camiseta: es allí donde su espectacular fútbol ha situado al club.

En cuanto se pone un pie en el Etihad Stadium, hasta el jardinero se hace el loco si escucha eso de que el dinero no da la felicidad. Los millones desde Oriente Medio han acelerado la vida del Manchester City desde un club que llevaba tres décadas sin celebrar nada a un mastodonte europeo de referencia. Han ganado a golpe de cheques trofeos de cuyo aspecto ya se habían olvidado, pero a la entidad le faltaba algo más importante que los billetes: que les conocieran no sólo por su cuenta bancaria, sino por una identidad futbolística propia. Encargar la tarea a Pep Guardiola no ha sido barato y ha necesitado un año de adaptación, pero traumas aparte los Citizens son hoy un equipo de récord en la Premier League.

Tan justo es decir que Guardiola está obligado a ganar tras pedir todo lo caro que ha visto en el escaparate como reconocer su labor para sincronizar cada pieza en lo que ahora es un sistema perfecto. Después de una primera temporada en blanco, el club ha firmado el mejor inicio histórico de la Premier League: 37 puntos de 39 posibles. Más allá de la era Premier, sólo el Liverpool del curso 1990-1991 iguala el registro de los Sky Blues.

En una liga disputada como pocas —desde el Manchester United de 2009 nadie repite título consecutivamente—, la ventaja de ocho puntos tras la decimotercerca jornada entre el Manchester City y su perseguidor es la segunda mayor a estas alturas de campeonato, sólo superada por los once puntos que los Red Devils sacaron al Norwich City en la campaña 1993-1994. Además, llevan 26 partidos sin conocer la derrota, 21 de ellos de Premier League. Ya ni siquiera hay miedo a salir de casa: como visitantes mantienen una racha de once triunfos consecutivos, ocho en liga.

El lado celeste de Mánchester no está acostumbrado a ser un modelo de éxito. Antes de la inyección de dinero, sus tiempos de gloria se remontaban a los sesenta y setenta. Incluso después de haber ganado ya un par de ligas en esta era gloriosa arrastran estadísticas que revelan un pasado oscuro: la victoria contra el Huddersfield Town por 1-2 fue el primer partido de Premier League desde 1995 que el Manchester City gana tras marcharse al descanso perdiendo.

El éxito de este City se explica en la capacidad de Guardiola para transformar un entorno que ya de por sí está en constante cambio por la incesante entrada de billetes. Cuando llegó al Etihad Stadium encontró un vestuario con líderes intocables que aún vivían del caché de las ligas de 2012 y 2014. Largó a Joe Hart tan pronto como comprobó que ya no era el que fue. Pablo Zabaleta no aguantó más que un curso en su rotación. A Vincent Kompany, Yaya TouréSergio Agüero les quitó varios de los galones que colgaban de sus chaquetas y reinventó sus roles para que siguieran siendo útiles para la causa.

Los Sky Blues actuales se mueven alrededor de John Stones, Kyle WalkerKevin de Bruyne, Leroy Sané, David Silva o Gabriel Jesus. Con la inestimable ayuda de una hucha que puede romperse una y mil veces, en poco más de un año las caras reconocibles del equipo han cambiado por completo. El City se siente cómodo con el balón como nunca antes, manda en cada partido que disputa y los rivales saltan al campo predispuestos a protegerse antes que morderles.

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