Ander Iturralde

Diversión en verano (IV): Un cambio de nombre, las cartas del Leicester y un nuevo muchacho de Marco Silva

El verano es esa cosa en el fútbol en la que unos equipos fichan regular y otros mejor, pero donde todos empiezan estando contentos. Como lo estará el Leicester, cuando el United les dé 90 millones por Harry Maguire. O cuando en Suecia dejen a una persona cambiarse de nombre. O cuando el Swansea nombre no a un fichaje pero sí a una hamburguesa.

Bienvenidos a una nueva edición de la columna estival de Ander Iturralde en La Media Inglesa llamada «Diversión en verano»

La tormenta se acerca pero el Leicester sonríe

Hay algo en fichar pronto (y aparentemente bien) que te sitúa un paso por delante. Hay algo en tener a un prometedor jugador inglés que te sitúa tres pasos por delante. Al Leicester le suceden ambas cosas. Lo cual es bueno para ellos, claro. Dentro del grupo de caza del top-6 son ahora los favoritos, por delante de Wolverhampton, West Ham y Everton. Podrían vender a uno de sus centrales por cerca de 100 millones y lo seguirían siendo. Eso es estar en una buena situación. Eso es tener las mejores cartas. Me gusta imaginarme al Leicester como un ente personificado en un señor tipo Clint Eastwood en Gran Torino, sitúado en el porche de una casa de un pequeño pueblo en las llanuras norteamericanas, jugando a cartas con tres amigos; mientras, hay un tornado a lo lejos, el cual sin embargo, no le genera ansiedad, ya que los ha visto antes y los verá después. Tiene un búnker en el sotano y no encuentra la necesidad, por tanto, de agitarse, con esa confianza carecterística de una situación que es más ficticia de lo que es real.

Alguien en un coche, escapando del tornado, aparca y se baja: es el Manchester United, que ncesita ayuda, necesita gasolina. Dentro de esta metáfora, Harry Maguire, es la gasolina. Dispuesto a ayudar, pero también a aprovechar la situación, el señor mayor dice que se lo proporcionará… A un precio. Porque sabe que el dinero lo tiene y él es una persona a la que describen un abanico de tonos grises oscuros, más de lo que lo hacen el blanco o el negro. El United, no obstante, se hace el duro, pero sabe dentro de sí que repostar es necesario para escapar del tornado, que en este caso es la posibilidad de quedar nuevamente en sexta posición. Saben que tienen que mejorar. Después de más años de los que se pueden contar sin contraer un dolor de cabeza, con Chris Smalling, Phil Jones y nuestro “quema tostadas” favorito Marcos Rojo. Es por ello que se consideran obligados a tirar la casa por la ventana, a fichar a alguien a cuyos hombros se puedan subir (en una de sus habituales conducciones hacia arriba con el balón) para escapar del tornado. Sin embargo, sigue habiendo que recordar que noventa millones por Harry Maguire son muchos millones. Y, también, que no es especialmente veloz.


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Un tornado (Kyle Rivas/Getty Images)


Un nuevo muchacho de Marco Silva

No hay equipo hoy en día en la Premier League más inevitablemente existencial que el Everton. Es tal la magnitud de sus decepciones, de sus objetivos inalcanzados, que han acabado empujados a un estado en el que primordialmente existen como una idea, como el concepto del “Everton”. Por ello, en esta casa, instigado por mi compañero Nacho González, cada vez se les conoce más como “los muchachos de Marco Silva” que como un equipo de fútbol de verdad, pues las mencionadas incapacidades del club de dar ese paso tan ansiado y tan esquivo desde que parecieron al borde de la clasficación de la Champions League en 2014, cuando derrotaron al Arsenal en la recta final para caer más tarde por su cuenta y terminar así en quinta posición. Desde entonces, han sido parte de espirales que llevaban hacia abajo o hacia ninguna parte. Pero aquí están, bastante más enteros que otras veces y, sobre todo, más rodados dentro del mismo plan, el de Marco Silva en este caso, para poder dar ese golpe. No obstante, el Leicester parece estar un paso por delante y, lo que es más significativo, siguen siendo el Everton, este Everton conceptualmente paródico. Y ahora han decidido fichar a Fabian Delph. Lo cual representa, y aunque no lo hiciese de forma tan obvia encontraría alguna forma de hacerlo, ese autocumplimiento del cliché: “por supuesto que el Everton ha fichado a Fabian Delph”.

Por lo menos, y esto no debería dejar de ser mencionado, han evitado ser sableados por el Manchester City alguna cantidad indecente como 30 millones, o algo así, y han obtenido su fichaje por algo más de ocho millones y medio, según Transfermarkt. Eso ya está mejor por un jugador, casi seguro, de banquillo. Porque Fabian Delph, viniendo del todopoderoso Manchester City, internacional inglés, aprovechado por Pep Guardiola, uno instintivamente pensaría que al Everton irá a jugar. A intentarlo irá, y el creerá que la oportunidad para hacerlo es buena, pero… ¿centro del campo de dos hombres del Everton? Idrissa Gana Gueye y André Gomes. ¿Lateral izquierdo? Lucas Digne. Game over. Bueno, siendo justos, no tanto, pero conviene tener presente la idea: ya tienen, en principio, mejores jugadores que él. Quizás si Marco Silva hiciese a sus muchachos pasar a un 4-3-3, prescindiendo de Gylfi Sigurdsson, podría incrementar la viabilidad de Fabian Delph como titular. Aunque en cualquiera de los casos, en el Everton va jugar muchísimo más de lo que lo iba a hacer en un City en el que su proyección se había agotado prácticamente por completo. Pero gracias a ello, tenemos a un nuevo muchacho de Marco Silva. Y lo que es mejor, probablemente no sea el último.

Mejor que Higuaín

El West Ham no para de buscar la forma de acceder a ese siguiente nivel. De ese del que acabamos hablar con Leicester y Everton. A diferencia de en tiempos pasados, ya no es a través de la última ocurriencia, del último bandazo de un dúo de dueños que cuando parecen no hacer ruido es cuando mejor logra funcionar todo. Hemos pasado los tiempos en los que nada menos que el campo estaba siendo invadido, en señal de protesta contra una directiva, un club que no sabía ni siquiera dar la impresión de que había una dirección que seguir después del tumulto. Resistieron hasta que pudieron poner a gente competente -en lo que al nivel exigido en la Premier League se refiere- en algunos de los puestos más importantes. Mario Husillos de director deportivo (ex del Málaga cuarto finalista de Champions) y Manuel Pellegrini de entrenador. Dos cambios que podrían no ser para tanto pero que para el West Ham lo han significado todo. Porque muy probablemente no sólo hayan sido ellos por sí mismos, sino que además su presencia probablemente ha abilitado que el resto de gente que trabaja en el apartado deportivo no hayan tenido que continuar tan sujetos a los cambios de humor de Slaven Bilic o a los infundados antojos del máximo de los accionistas, David Sullivan (y su hijo el twittero).

Husillos, y sobre todo la cara más visible de Pellegrini, han calmado a un club desenfrenado. Y ahora, tienen de repente un equipo capaz de competir. Han dejado ir a tres (Marko Arnautovic, Andy Carroll y Lucas Pérez) de sus cuatro delanteros para mejorar incluso antes de fichar al que acaban de fichar: Sébastien Haller. Obcecados en Maxi Gómez inicialmente, su negativa (en favor del Valencia) parece haberles guíado a alguien todavía mejor en el delantero francés. Alguien camino de la cima de su carrera, en un estado forma sensacional, habiendo sido uno de los principales líderes de la resurrección del Eintracht Frankfurt hasta pelear por entrar en Champions League. Competición que él decía querer jugar si iba a marchar de Frankfurt, pero el West Ham le ha convecido aun así. Al jugador que potenció sobre manera a su compañero, Luka Jovic, hasta que este fichó por el Real Madrid. Y que lo hizo marcando él también un amplísimo surtido de goles. Y ahora es del West Ham. Porque claro (considerando que había sonado), es mejor que Higuaín en este presente que vivimos.


Lo demás

Hay tanto que es difícil qué elegir. Es incluso difícil recapitular y reunir todo lo sucedido en estos días tan tranquilos como frenéticos del fútbol. Parece que no, pero la temporada está cerca de empezar y lo que es más, está próximo el cierre del mercado en Inglaterra, porque ahora cierra en a principios de agosto y a las cinco de la tarde; como si fuéramos personas normales y no parte de uno de los más disparatados circos que se conocen. Y es en las islas al noroeste de Europa, que no las Feroe ni Islandia, donde este verano la locura de los traspasos se ha infiltrado hasta el sector que cuenta los fichajes: la prensa y sus derivados, ya que ha aterrizado un nuevo “jugador”, una nueva plataforma (con unos tres años de rodaje en Estados Unidos) llamada The Athletic y que ha fichado de prácticamente todos los medios ya presentes (cuatro de The Guardian, tres de The Independent, uno de The Times of London, uno de la BBC etc.). Pero más sobre eso otro día. Porque, de nuevo, hay mucho, mucho a lo que llegar.

Como muchos son los fichajes que han llegado al Aston Villa: ocho, concretamente; por ahora. ¿Fulham? ¿He oído Fulham? Porque, bromas aparte, las similtudes existen. No por ello significa que vayan a acabar del mismo modo. Pero el comienzo es un reflejo más que fidedigno del otro. Ascendiendo a través del play-off, es decir, más de tres semanas después de los dos primeros, con varios jugadores dejando el equipo por vencimiento de contrato o por finalización de cesión… los parecidos están ahí, y las dudas más ahora que hace un año. Quizás, o probablemente, porque el precedente está tan reciente. Hay un poco de todo y un poco de muy caro, siendo Tyrone Mings (quien ya estaba cedido) quien aúna tanto el hecho de ser un buen fichaje como el de ser un poco caro (26 millones variables incluidas). Pero es prometedor, como también el extremo Anwar El Ghazi, otro que ya estaba, y Björn Engels, central de un revelador Stade de Reims en la temporada 2018-2019. Pese a todo, la pinta todavía es más buena de lo que es mala.


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Tras una temporada así asá con el Southampton, Matt Targett, que ascendió con el Fulham, jugará en la Premier League con el Aston Villa, el equipo al que venció para ascender con el Fulham en 2018 (Catherine Ivill/Getty Images)


Lo mismo quizás no se pueda decir de la gran novedad del verano del Swansea. ¿Un fichaje? ¡¿Pero qué pregunta es esa?! Claro que no… La hamburguesa oficial del club. ¿Sabes cuando la imagen de un plato de comida está retocada para que parezca mejor de lo que es? Pues aquí no es el caso, aquí parece directamente de plástico. Eso no impidió a un club carente de fichajes, y por tanto de más noticias, echarse a Twitter a hacer una consulta a las masas sobre cómo deberían llamarla. A la hamburguesa. Chole Chantelle, en la misma red social, encapsuló la situación con acierto: “Otros clubes de Championship: exitosamente fichando jugadores. El Swansea: ayúdanos a nombrar a nuestra nueva hamburguesa”. Aunque no todos los céspedes ajenos son más verdes. En Gales mismamente, el otro equipo, el Cardiff City, ha tenido que ir a su etapa de pretemporada en Estados Unidos sin dos de sus jugadores, ya que por culpa de tener antecedentes penales no podían recibir el visado con el que entrar en el país: Lee Tomlin y Gary Madine. Ninguno es que fuese locamente importante el año pasado en la Premier League, pero oye, este año parece que van a contar y estas cosas pues nunca vienen bien. Por lo que sea.

De contratiempo en contratiempo, ya que ese fue también el caso para un ex-portero del Chelsea del que no te acordarás pero que este pasado martes participó en una pelea de MMA (“artes marciales mixtas”) de prueba para potencialmente acceder a la más grande empresa del sector: la Ultimate Fighting Championship (UFC). La criatura se llama Ricardo Prasel, nativo de Guarapuava, Brasil, y jugó dos partidos hace diez años con los reservas del Chelsea estando cedido por un equipo de Lieja que no es el Standard. El caso es que dentro de la jaula de ocho lados fue derrotado a un segundo de terminar el primer round por noqueo técnico (TKO) en la categoría de peso pesado contra alguien llamado Don’Tale Mayes. Y parece tener la mandibula fracturada. En noticias más alegres Salomón Rondón se ha marchado a China a reunirse con Rafa Benítez en el Dalian Yifang. Debería irles bien (otra vez).


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Nuestro amigo Ricardo no logró vencer en su oportunidad de llegar a la UFC (Rey Del Rio/Getty Images)


Aunque para alegre y divertido el fichaje de Kieran Trippier por el Atlético de Madrid. A un precio (según Transfermarkt) bastante reducido de justo por debajo de 22 millones de euros (recordemos que Mateo Kovacic al Chelsea han sido cerca de 50 millones). Un jugador descentrado futbolísticamente hablando desde su probable sobreesfuerzo en el pasado Mundial con Inglaterra pero más que apto por lo mostrado en su carrera. Y a un trío más que notable de entrenadores con Eddie Howe, Sean Dyche y Mauricio Pochettino, sumará ahora a Diego “el Cholo” Simeone como el cuarto con quien ha estado a nivel profesional. Un cambio de aires que levanta incertidumbre respecto a Trippier, pero que en ese último aspecto, el de quién va a ser su nuevo técnico, puede estar la clave. Y es que a pesar del último mal año, Trippier sigue siendo un muy buen lateral. Que ahora deja el Tottenham, un nombre el de “Tottenham” el cual han prohibido a una persona en Suecia adoptar como suyo. David Lind, sueco de 39 años, fue uno de los ganadores de una competición abierta a gente considerando cambiarse su nombre al de su equipo favorito de fútbol inglés. Lind mandó acto seguido el papeleo correspondiente a las autoridades pertinentes para poder hacerlo, antes de recibir una carta diciendo que su petición había sido rechazada. “Esto es muy triste”, decía David. “Parece ser que te puedes llamar de todo en Suecia pero no Tottenham. Hay incluso una persona que se llama ‘Potato’”. Y con esto, creo que es suficiente por esta semana en “Diversión en verano”.

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