Por primera vez desde 2001, cuando un consorcio local compró el club a Tony Petty, el Swansea tendrá nuevos dueños. Un grupo inversor encabezado por los estadounidenses Jason Levien y Steve Kaplan ha adquirido el control mayoritario de la entidad. La asociación de aficionados mantendrá su 21,1% y un asiento en el consejo directivo. Además, el presidente Huw Jenkins conserva un pequeño paquete accionarial y seguirá dirigiendo el día a día del club. No ha trascendido el valor de la compra, aunque considerando que en las primeras negociaciones el club había sido valorado en 110 millones de libras, podría rondar los 60-70 millones.
Es complicado a estas alturas estimar cuáles pueden ser las consecuencias para el club galés. El grupo inversor ha expresado su intención de inyectar dinero en el club pero ese extremo está por ver. Kaplan, fundador de la empresa de gestión de activos Oaktree, es el financiero de la operación. Lo que sí es seguro es que la compra no se ha realizado siguiendo el mecanismo de apalancamiento que utilizó la familia Glazer en el Manchester United y que sigue gravando al club a día de hoy con cuantiosos intereses financieros. El cambio de propiedad podría acelerar la ampliación del Liberty Stadium, que sigue siendo el segundo estadio más pequeño de la Premier League, solo por detrás del diminuto Dean Court del Bournemouth.
Levien ha participado en la compra de los Minnesota Timberwolves de la NBA, de los que Kaplan ha sido presidente ejecutivo y donde mantiene un 14%, además de su involucración en el DC United de la MLS. Se espera que ambos aporten sus conocimientos del deporte estadounidense en cuanto a la gestión de marketing y la explotación de los derechos de imagen del club en todo el mundo. Con su llegada, la Premier League tendrá en 2016-17 seis clubes controlados por capital estadounidense. Su experiencia ha sido variada pero, en lo general, no extremadamente positiva.

Arsenal, Liverpool y Manchester United son los gigantes controlados por capital estadounidense. La gestión más polémica ha sido la de la familia Glazer en el club de Old Trafford. Esta familia, propietaria también de los Tampa Bay Buccaneers de la NFL, adquirió el club entre 2003 y 2005 apalancando la compra sobre las arcas del club, es decir, añadiendo el coste de adquisición a la deuda de la entidad. Esto provocó que se disparara hasta los 400 millones de libras y el club tuviera que abonar anualmente unos gastos financieros a cuenta de los intereses desorbitados. Esto provocó que un grupo de aficionados diera la espalda al club y fundara el FC United of Manchester, un club controlado solo por aficionados que trata de recuperar los valores tradicionales del fútbol. Desde la marcha de Sir Alex Ferguson en 2013, el club tampoco ha sido capaz de enderezar el rumbo deportivo.
Stan Kroenke, propietario de Los Angeles Rams de la NFL y Colorado Rapids de MLS, adquirió un control en el Arsenal en 2011 tras años aumentando su paquete accionarial. Con él, el club se ha erigido en un gigante comercial. A pesar de ser el estadio más caro de la Premier League, el Emirates está siempre lleno y en 2015-16, el Arsenal se convirtió en el primer equipo en la historia de la Premier League en superar los 100 millones de libras de ingresos por derechos de televisión. A pesar de su éxito en los despachos, Kroenke no ha logrado conducir al Arsenal a recuperar la hegemonía doméstica, que se resiste desde hace más de una década y ha provocado la rebelión de los aficionados en varias ocasiones.
Tras una época turbulenta, John W. Henry logró devolver la estabilidad institucional al Liverpool tras la fatídica etapa de Tom Hicks y Geoge Gillett. El dueño de los Boston Red Sox ha tratado de implementar la filosofía «moneyball» al fútbol pero con escaso éxito hasta el momento. Tras disputar dos finales de Champions League en 2005 y 2007, el Liverpool solo se ha clasificado para la máxima competición continental en una ocasión desde 2010.
En diciembre de 2015, los estadounidenses Josh Harris y David Blitzer entraron en el accionariado del Crystal Palace con un 18% cada uno. Ambos comparten accionariado también en los New Jersey Devils de la NHL y de los Philadelphia 76ers de la NBA. Su entrada en el Palace es similar a la de Levien y Kaplan en el Swansea. Su intención es la de ampliar Selhurst Park y explotar los ingresos de un club centrado históricamente en su radio de influencia en el sur de Londres.
Randy Lerner vendió el Aston Villa recientemente tras el descenso del club a segunda división por primera vez en la era Premier. Similar destino al Fulham, que descendió a segunda división un año después de la compra de Shahid Khan, dueño de los Jacksonville Jaguars de la NFL. Con el descenso coquetea cada año el Sunderland de Ellis Short, aunque ha demostrado hasta ahora una sorprendente habilidad para esquivar la quema.
En general, las experiencias de los clubes controlados por dueños estadounidenses han distado de ser exitosas. La mayoría de estos empresarios han aterrizado en Inglaterra con la intención de hacer negocio, atraídos por los cantos de sirena de los desorbitados derechos de televisión que genera la Premier League, y confiados en que su experiencia en franquicias deportivas de Estados Unidos les serviría para generar una diferencia competitiva en el fútbol inglés. Sin embargo, su aterrizaje desde el otro lado del charco no ha sido tan apacible como esperaban y varios de ellos han acabado lamentando haber puesto jamás sus pies en las Islas.