John Stones no es el típico defensa inglés. A pesar de medir 1,88 metros y provenir de un club modesto como el Barnsley, el central ha explotado sus cualidades para convertirse en un estupendo pasador que puede fijar a los delanteros y comenzar el ataque desde abajo. No es el típico zaguero rudo que se encara con los atacantes rivales a la hora de defender su arco, pero no por eso deja de estar entre los mejores centrales de la Premier League y de Inglaterra. Esta temporada está siendo una de las mejores de su carrera: con un porcentaje de acierto en los pases de 96,8%, siete porterías a cero, 1,2 intercepciones por partido, 44 balones recuperados y dos goles anotados en Champions, el inglés está teniendo una campaña sublime que tiene todavía campo de mejora.
Stones no proviene de una academia de alguno de los grandes equipos ingleses. El zaguero nació el 28 de mayo de 1994 en Barnsley, Inglaterra, un pueblo situado en el sur de Yorkshire, entre Leeds y Sheffield. Comenzó a dar sus primeros pasos en el fútbol en la academia del equipo local, el Barnsley FC, de la cual sería ascendido al primer equipo. Debutaría en Championship con apenas 17 años en la derrota de su equipo por 0-4 ante el Reading, tras entrar en el 52 por Scott Wiseman. No sería hasta el mes de agosto cuando jugaría su primer partido como titular ante el Middlesbrough en una victoria por 1-0. Después de disputar 24 partidos para el Barnsley, el Everton tocaría su puerta para llevarlo a jugar en la máxima categoría inglesa. El 31 de enero del 2013, el defensa inglés llegaría a Liverpool por tres millones de libras, firmando por cinco temporadas. Aterrizaba en un histórico ingles con la misión de demostrar su valor. No sería hasta el 28 de agosto de ese mismo año cuando haría su debut como titular en un partido de Copa de la Liga contra el Stevenage, que ganaría en tiempo extra por 2-1. Su debut en liga fue el 14 de septiembre de ese mismo año, cuando entró por Steve Naismith en la victoria ante el Chelsea por 1-0. El fútbol del joven de Barnsley iría creciendo hasta el punto de quedar nominado al Golden Boy del 2014, premio que casualmente ganó su actual compañero Raheem Sterling. Su continuidad en el equipo de Liverpool y su proyección de futuro hicieron que el Chelsea se fijara en él y en el verano del 2015 los londinenses pujarían con fuerza para hacerse con sus servicios, pero el Everton rechazó las ofertas que llegaron y se quedó otra temporada en el lado azul de Liverpool.
En enero del 2016 se anunció que Pep Guardiola, en ese momento técnico del Bayern, sería entrenador del Manchester City. En las oficinas de los Skyblues se pusieron a trabajar en la confección de una plantilla ideal para el estilo del nuevo técnico. Entre las zonas del campo que necesitaban una renovación estaba la defensa. La necesidad primordial era un central que tuviese buen pase y que pudiese comenzar el juego del equipo. El técnico catalán se fijó en el joven central del Everton y el 9 de agosto de 2016 sería oficializado y presentado en el Etihad. Tras ser vendido por 47,5 millones de libras por el Everton, el zaguero de Barnsley llegaba a uno de los miembros del top-6 inglés bajo las órdenes de uno de los técnicos más laureados de la última década. Un salto enorme para un jugador que apenas tres años antes estaba en un equipo que luchaba por el ascenso.
El precio, la proyección, el equipo y el técnico generaron muchísimas expectativas sobre Stones. Producto de la pésima temporada en defensa que tuvo el club esa campaña, recibiría 39 goles en contra, siendo el tercero más goleado del top-3. Stones estuvo entre los más criticados del equipo. Su inconsistencia, su falta de concentración y el proceso de adaptación al nuevo estilo y a las exigencias del catalán pondrían en tela de juicio su calidad, pero el fútbol siempre da revanchas.

Comenzó la temporada 2017/2018 y el Manchester City acababa de gastar 150 millones de libras en renovar su defensa; las expectativas eran grandes. Los Citizens no se pueden dar el lujo de tener otra temporada en blanco y los ojos del mundo están atentos de su juego, y obviamente en la nueva y renovada defensa. Primer partido de la temporada: visitantes ante el recién ascendido Brighton, y el City sale con línea de tres con Stones entre Kompany y Otamendi, siendo él el encargado de iniciar el juego del equipo. El partido acaba con un 0-2 con un gol de Agüero y un auto gol. No fue lo que se esperaba, aunque el City controló el balón (una posesión de 78.2%). Pero, a pesar de que el juego del equipo no estaba al 100%, el central había realizado un encuentro muy bueno. Con un 97% de los pases acertados y una portería imbatida, la temporada arrancaba con buenos números. Pero vendría un empate ante el Everton que dispararía las alarmas otra vez.
El buen juego del equipo todavía no se veía y los resultados no eran los esperados. Pero después de la victoria in extremis ante el Bournemouth las cosas cambiarían. La jornada siguiente comenzaría con el Manchester City – Liverpool. A todas luces un partido complicado y más para una defensa que defiende en el medio campo. El tridente del Liverpool venían causando estragos y los Skyblues lo sabían. Ese día, la defensa estaría conformada por Danilo (sustituyendo al lesionado Kompany), Stones y Otamendi, con Mendy y Walker como carrileros. El zaguero inglés tendría que defender e iniciar el ataque ante un grande de Inglaterra; en conclusión, un partido idóneo para demostrar su valor. El partido concluiría con un 5-0 para los de Mánchester, marcado por la expulsión de Sadio Mané tras una jugada peligrosa con Ederson en el final del primer tiempo. La actuación de Stones se vio opacada en parte por el dominio total de su equipo en el segundo tiempo, pero su labor no pasó desapercibida. Su anticipación y sus intercepciones bloquearon a un Roberto Firmino que prácticamente no disparó al arco. A su vez, tuvo un acierto del 97% en los pases y una influencia notable en el juego ofensivo del equipo. Para continuar esa semana, el City viajó a Holanda para enfrentarse contra el Feyenoord por la primera jornada de la Champions League. Al minuto dos, John Stones anotaría de cabeza el 0-1, su primer gol de la temporada, y en el 63 haría su segundo concluyendo una goleada por 0-4. Sumándole los 131 pases hechos, el inglés haría el que ha sido su mejor partido en lo que va de temporada.
A día 20 de octubre, John Stones promedia un 96,8% de pases completados, un total de 875 hechos y a su vez una solidez defensiva que ha generado que el equipo apenas haya recibido cinco goles en once partidos. Stones ya no es solo un central con proyección, está siendo una pieza fundamental en un estilo que necesita la participación constante de los defensas en el juego. Es cierto que las nuevas incorporaciones de Walker, Mendy, Ederson y Danilo han aportado solidez a la retaguardia, pero el zaguero nacido en Barnsley está haciendo una de las temporadas más espectaculares de su carrera. Su combinación con el argentino Nicolás Otamendi ha dado buenos resultados y se están volviendo una pareja fiable, algo que el City llevaba tiempo esperando.
En liga han recibido solo cuatro goles, uno en Champions y otro en Copa de la Liga, en total seis goles en 12 partidos jugados. A su vez, el equipo tiene un promedio de 6,5 tiros recibidos por partido, 1,3 menos que el año pasado. Datos como éstos son los que hacen notar las mejoras que ha experimentado el equipo con respecto al año pasado. Esta temporada apenas está empezando y para el joven central aún queda camino por recorrer. Su calidad y madurez en la cancha han ido en aumento, y su solidez y concentración contra equipos del top-6 son muestra de ello. De seguir así, el City podrá contar con uno de los mejores centrales Europa, que a su vez tiene una proyección a futuro enorme. Solo queda sentarse y disfrutar de una de las grandes promesas del continente.