“¿De qué cojones estás hablado?” es la frase más repetida en El Gran Lebowski. Por tanto, no es de extrañar que sean esas cinco palabras las que mejor resumen el argumento de la película, una comedia surrealista. La primera vez que la ves, es imposible saber por dónde va a salir por lo surrealista que es. La obra de los hermanos Coen es tan imprevisible, que no es difícil encontrarle paralelismos con la historia más surrealista del verano en el fútbol inglés. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de Andy Lonergan y su fichaje por el Liverpool.
La historia de Lonergan, al igual que la de The Dude (o El Nota en la versión castellana) en su película, empieza con una visita inesperada. Si a Lebowski le aparecieron dos matones en casa por error, a nuestro protagonista le apareció todo un campeón de Europa. Era verano, y el Liverpool no tenía suficientes guardametas como para proseguir su pretemporada satisfactoriamente. Entonces, Jürgen Klopp y su equipo tiraron de contactos. Había que encontrar a alguien en el paro y ofrecerle un contrato temporal para llevarle de gira por Estados Unidos y contar con él hasta que se incorporasen todos los porteros. Y así fue como contactaron con Lonergan: un tipo de 35 años con una dilatada carrera en las divisiones del fútbol inglés, pero que nunca había jugado en la Premier League.
Fichar con un contrato de corta -cortísima- duración por el campeón de Europa no era una mala forma de empezar el verano para el veterano portero inglés. Posiblemente, cuando le llegó la oferta del Liverpool, se le tuvo que venir a la cabeza la frase que define la comedia de Ethan y Joel Coen. Pero él prefirió vivir el momento, disfrutar de la oportunidad al otro lado del Atlántico, comprar souvenirs para la familia y volver a casa para disfrutar de lo que le quedase de vacaciones. Total, no iba a jugar, no tenía sentido preparar a alguien que no seguiría en el equipo. Pues no sería así, porque en el segundo amistoso por Estados Unidos, Klopp le dio la oportunidad a Lonergan de debutar. El Liverpool perdió ante el Sevilla, pero el guardameta podía decir que había jugado con el campeón de Europa.
Con el final de la gira, las mejores semanas de la carrera de Lonergan llegaban a su fin. Tocaba volver a la rutina del hogar, esperar alguna oferta de un club más acorde a su nivel, y, por último, enmarcar la camiseta de su debut como Red para ponerla en el salón. Además, sus descendientes ya tendrían una nueva historia para escuchar del bueno de Andy. La del gol que le metió hace 15 años al Leicester en Championship estaba bien, pero tampoco venía mal renovar el repertorio. Pese a que podría parecer lo contrario, el verano de Lonergan no se iba a quedar ahí. El surrealismo volvió a llamar a su puerta.
En la primera jornada de la Premier League, Alisson se lesionó de manera fortuita. Adrián San Miguel salió a sustituirle, y hasta ahí todo normal. Pero es que el meta español (otro con una historia rocambolesca veraniega) había firmado con el Liverpool para cubrir la salida de Simon Mignolet, el anterior portero suplente. Por tanto, los Reds tenían que afrontar el encuentro de Supercopa de Europa ante el Chelsea con un solo portero en el primer equipo. Klopp, al que también se la paso por la cabeza la frase de Lebowski, tuvo que contar de nuevo con Lonergan, pero esta vez para disputar un título europeo.
Sin comerlo ni beberlo, en la final de Turquía se plantó el veterano portero. Quién se lo habría dicho hace un par de meses, cuando finalizó su contrato con el Middlesbrough. Después de su inesperada gira por Estados Unidos, Lonergan firmó un contrato de corta duración con el Liverpool para ocupar el rol de portero suplente, teniendo así la posibilidad de ganar un título europeo. Y todo ello, sin haber disputado un mísero minuto en la Premier League. Cuando parecía que volvería a casa con la medalla de supercampeón europeo en el cuello, el destino quiso dejar a los Coen como unos aficionados con aquello del surrealismo. Los astros se alinearon para que, en la celebración del título en el césped, un aficionado se resbalase al lado de Adrián (guardameta titular y héroe en la final), con tan mala suerte de provocarle una lesión. Sí, amigos. Se habían lesionado dos porteros, y Lonergan partía como titular para el próximo encuentro de Premier League del Liverpool.
Finalmente, el veterano guardameta inglés no disputó el encuentro ante el Southampton. Adrián se consiguió recuperar a tiempo, en lo que posiblemente es el final más anticlimático de la historia. Pero también el final de El Gran Lebowski es terriblemente anticlimático, y no por ello deja de ser una de las mejores de los Coen. Eso sí, aun no podemos dar por cerrada esta historia. Según el comunicado oficial del Liverpool en el que se anunciaba la contratación de Lonergan, el portero aún tiene contrato vigente con el club. No se especifica el tiempo de manera exacta, solo que es de corta duración. Por tanto, al veterano portero aún le queda algo de tiempo para que el surrealismo se alíe con él y pueda disputar un partido de la Premier League. Tendremos que esperar para decir aquello de “¿De qué cojones estás hablando?” una última vez con esta historia.