Dani Hernández

El ‘jet lag’ europeo de los Wolves

La fase clasificatoria para la Europa League ha lastrado un inicio del curso doméstico que, tras la gran temporada pasada, preocupa al Molineux. Los aullidos que el año pasado asustaron a los gigantes han empezado sonando a susurros.

Quizás lo mejor que le haya pasado a los Wolves en este inicio de temporada sea el cántico a Patrick Cutrone (debo reconocer que soy incapaz de sacármelo de la cabeza…). Porque, deportivamente, el conjunto de Nuno Espírito Santo no ha conseguido alzar el vuelo tras una “pretemporada” muy temprana, exigente y definitoria para su presencia en Europa League. En estas primeras cuatro jornadas los Wolves solo han conseguido 2 puntos. Arrancó con dos empates consecutivos contra Manchester United y Burnley con sendos 1-1 y, tras confirmar su clasificación para Europa League, dos derrotas frente a Everton (3-2) y Chelsea (2-5).

Resulta sorprendente tras la gran temporada pasada. A estas alturas, hace un año, contaban con 5 puntos y habían recibido 5 goles menos. Consiguieron ganar a un rival directo como era el West Ham, sacaron un punto de Goodison Park, sorprendieron empatando ante el campeón de Premier League y solo se dejaron los tres puntos en su visita al King Power Stadium. Por calendario, por resultados y por imagen, sin duda, el actual inicio de temporada de los Wolves es preocupante.

El síndrome llamado ‘Fase clasificatoria para Europa League’ ha afectado a más de un equipo a lo alto y ancho del viejo continente y los de Nuno parecen no haberse salvado. Empezar el curso un 25 de julio no resulta la forma más sana de afrontar una ya exigente temporada de un equipo inglés que, de por sí, ya tiene que atender tres competiciones nacionales. Los antecedentes no ayudan a ser optimistas y, pese a que son situaciones distintas, la Premier League está viviendo un déjà vu.

Y es que un caso muy parecido se vivió más al norte. Tras el ascenso a la élite del fútbol inglés y superar su primera temporada esquivando el descenso, el Burnley logró en la 2017/2018 una sorprendente clasificación para la Europa League. Tras los miembros Big Six se colaba un equipo muy poco europeizado, con mentalidad inglesa, correoso y una plantilla muy de la vieja escuela. Durante el verano, misma situación que los Wolves. El conjunto dirigido por Sean Dyche debía superar la fase clasificatoria para confirmar su presencia en el torneo. Pero no corrieron la misma suerte.


El Burnley sufrió una situación parecida la pasada temporada. Tras clasificarse contra todo pronóstico para Europa League en la campaña anterior, cayeron en las fases previas y como consecuencia sufrieron un nefasto arranque liguero.


En la última eliminatoria, la que decidía los participantes definitivos de la Europa League, el Burnley debía verse las caras con el histórico Olympiacos. Por experiencia europea, los ingleses tenían pocas posibilidades. Y el infierno griego dictó sentencia. 3-1 y de vuelta a Inglaterra. Los de Dyche estaban obligados a ganar por dos goles o más, sin recibir más de uno en Turf Moor. Pues ni una cosa ni la otra. Empate a uno y a la calle a falta de un paso para su primera clasificación europea después de 50 años.

Como los Wolves, la exigente y temprana pretemporada, apenas sin descanso y sin poder preparar concienzudamente (aunque el plan de Sean Dyche no creo que necesite mucho más de una tarde para ser transmitido y asimilado por sus muchachos) penalizó al Burnley en la 2018/2019. El equipo nunca superó la 12ª posición. De hecho, en la jornada 3, ya se habían situado en posiciones de descenso, llegando a ser colista en la quinta. Durante 11 semanas el Burnley olió a Championship. Solo su propia mejoría, el mal final de temporada del Brighton y la mala segunda vuelta de los equipos que acabaron descendiendo (Cardiff, Fulham y Huddersfield) dieron un respiro a los Clarets.

Con una plantilla más preparada para afrontar, de forma exitosa, tanto las competiciones domésticas como la continental por parte de los Wolves, en comparación a la del Burnley nos preguntamos: ¿Se encontró el Wolverhampton con el éxito de forma demasiado prematura? Y es que en su primera temporada de vuelta a la Premier League consiguió plantar cara a los grandes de la liga y se acabó postulando como el primero de los mortales. Ahora, con un proyecto muy joven, van a viajar por Europa tras 30 años sin hacerlo. El reto es ambicioso y parece que, de momento, les está penalizando en este arranque liguero.


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Nuno se mostró efusivo tras la clasificación definitiva para la Europa League. / Getty Images


Los síntomas (y siguiendo con el símil sanitario) están siendo de malestar general. Ni su estrella Raúl Jiménez está marcando las diferencias como la temporada pasada, ni su compañero en esa dupla, Diogo Jota, está funcionando como antaño. Tampoco el centro del campo transita con la fluidez de meses atrás ni la defensa, junto a Rui Patricio, transmiten la seguridad (con y sin balón) de la temporada pasada. Nuno demostró ser rígido con sus ideas, pero todo le salió a pedir de boca sin cambios de sistema ni, apenas, de jugadores. Ahora deberá salir de su zona de confort y buscar soluciones ante una temporada que se antoja larga. Al fin y al cabo llevan 2 meses más de competición que el resto.

Y es que la ilusión y las celebraciones al confirmar la presencia en esa fase de clasificación a Europa League en mayo contrasta con las caras de decepción en setiembre al ver el castigo que supone, sobretodo, en el inicio. Los meses de julio y agosto se convierten en aquel ascensor inoperativo que te obliga a subir cinco pisos por las escaleras. Que se lo digan al Espanyol esta temporada que tampoco ha conseguido arrancar. O al Stoke City de la 11/12, que arrancó bien la temporada pero que se le acabó haciendo larga, logrando solo una victoria en sus últimos diez encuentros de liga. O al Bolton Wanderers de la 07/08, que pasó las primeras 13 jornadas en descenso.

Por plantilla, por inercia y por proyecto, los Wolves, deberían luchar por ser un equipo fuerte de la clase media. Quizás todo ha ido demasiado rápido, pero puede que sean capaces de gestionarlo mejor que el Burnley, que el Stoke o que el Bolton. Las situaciones son muy parecidas, pero los contextos son antagónicos. Quedan muchas jornadas, y el equipo debe asentarse y recuperar las buenas sensaciones con el tiempo. De momento, el matagigantes de la 2018-2019 debe empezar matando a los fantasmas de los equipos que lo pasaron mal tras clasificarse para la Europa League.

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