Rodrigo Cumbraos

El nuevo Ndombele, un equilibrista cansado

El francés está comenzando a amortizar el dinero invertido. El relato de lo que podría ser una redención espectacular, si la carrera del francés no fuese una sorpresa inesperada ya de por sí.

Corría el minuto ochenta y dos y el Amiens profundizaba por el sector izquierdo del terreno rival, el esférico rodaría sin enfrentar oposición hasta toparse con la línea de fondo, desde la que salió disparado hacia el pico del área grande, cayendo en los pies del número 22, un mediocentro negro de aspecto trotón, físicamente voluminoso y con un correr perezoso, que, tras un control defectuoso que no hacía sino reforzar la idea del tipo de jugador que podría ser, se sacó de la manga un remate digno de ratón de área que colocó en la escuadra de una de las porterías del Stade Auguste Bonal. De nuevo, el tipo que corre encorvado y que cada vez que se agacha toca con las rodillas en el suelo volvía a aparecer por sorpresa como en su primer gol de la tarde, rematando en el primer palo un tiro libre desde uno de las laterales. Estos dos tantos, sus dos primeros en la 2016/2017, anotados frente al Sochaux, resultarían definitivos en la consecución del ascenso a Ligue 1 del equipo del norte del Hexagone.

La historia de Tanguy Ndombele no progresó linealmente ni es una por la que alguien habría apostado para llegar a la élite. Tan solo 8 meses antes de conseguir el ascenso, el francés estaba jugando fútbol amateur con los reservas del Amiens. Fue una conversación con John Williams, director deportivo del club y una de las figuras más influyentes en la carrera del futbolista natural de Epinay-sous-Senart, la razón del cambio en su forma de entender la importancia del momento que vivía: tenía que decidir si quería tener una carrera en el fútbol profesional o si su deseo era sumarse a la lista de jugadores cuya historia quedó marcada por un un “y si…”. Ndombele, muchas veces puesto en duda por su nonchalance, es decir, la despreocupación y la indiferencia, y por la facilidad que tenía para subir de peso cuando no entrenaba o jugaba, se tomó la conversación con Williams como si fuese la última llamada de un tren que estaba a punto de salir y que no iba a esperar por nadie.

A partir de ese momento, y gracias a la ayuda de Nordine Baaroun, amigo y excompañero en su primer equipo, el Linas-Montlhery, se puso en forma. Contrató a un nutricionista y rigurosamente se pesó cada domingo, consiguiendo el objetivo de bajar kilo y medio por semana y llegar preparado a la pretemporada. Su debut en Ligue 2 no llegaría hasta el 27 de septiembre de 2016, hace tan sólo 4 años, ante el Gazélec Ajaccio y no se establecería como titular hasta el comienzo de 2017, coincidiendo con el ascenso en la tabla del Amiens.

El Lyon lo ficharía en el último día de mercado. El francés llegaba a uno de los clubes más exigentes de Francia y sorprendió de nuevo. Ante Pep Guardiola, ante el Manchester City y en el contexto más difícil de todos: su debut en la Liga de Campeones. Cogió la batuta y sin más dilación comenzó la actuación: fintas, regates, conducciones poderosas, pases que hacen llegar tarde al cámara por lo imprevisible de su recorrido… dejando para el recuerdo, junto a otros peloteros como Fekir o Aouar, una de las actuaciones más memorables, individual y colectivamente, de las últimas ediciones de la Champions y venciendo a uno de los favoritos.

Pochettino tocó en su puerta y un Tottenham con cartel de finalista de la Champions League ganó la carrera de su fichaje. Tras los entrenamientos más duros de su vida, llegó a decir el francés, efectuó su debut contra un Aston Villa recién ascendido pero peleón, tanto que empezó ganando. Ndombele se puso el mono de trabajo y empezó a cavar huecos entre las líneas villanas, a pintar fintas y a regalar pases de gol, pero este se escurría entre ocasiones y ocasiones. El Winks-Sissoko-Ndombele sería, en palabras de alguien que desconoce los misterios de nuestro protagonista, un medio del campo de índole defensiva, “puro músculo” para los pseudo eruditos. Nada más lejos de una realidad que dictó que el empate del Tottenham llegaría con un zapatazo de Ndombele desde la frontal del área. Ese partido, que acabó 3-1 para los Spurs, fue lo que en Hotspur Way querían convertir en el ejemplo a seguir para el francés, pero todo se complicó. Lesiones varias, la destitución del entrenador que había apostado por él y la contratación de un Mourinho que reconoció su talento pero admitió no poder confiar en él por estar intermitentemente lesionado fueron los desencadenantes de “mi peor año como futbolista” en palabras de Tanguy.


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Ndombele sufrió en su primera temporada para adaptarse al ritmo del fútbol inglés. / Tottenham Hotspur


En un par de semanas se cumplirá un año desde que Mourinho dijese que “en la primera mitad no tuvimos un mediocampo. Él ha tenido suficiente tiempo para llegar a un nivel diferente. Esperaba más en el primer tiempo» después de sustituir al francés en el medio tiempo de un Burnley-Tottenham. Quizá fuese un escarmiento, aquello de “confrontational leadership”, es decir, el liderazgo a través de la confrontación que ha llevado al portugués a la gran mayoría de títulos de su carrera pero también a encontronazos con diversas personalidades como Paul Pogba, pero no obtuvo la respuesta inmediata que buscaba del francés. Ndombele no disputó más que media hora en todo el Project Restart y estuvo en la línea de salida durante todo el verano. Daniel Levy lo impidió a pesar de que Mourinho no las tuviese todas consigo sobre el rendimiento del francés. Pero Levy, como dicen, es inevitable y esta no fue sino otra de las muchas decisiones acertadas que tomó durante el verano pasado.

Este 26 de octubre Ndombele y Mourinho volvieron a Turf Moor. El francés fue titular de nuevo y ya suma cinco titularidades en siete partidos en el campeonato nacional. “He cambiado mi forma de ver el trabajo, ahora estoy esforzándome más en el gimnasio, en los entrenamientos y partidos, pero creo que por encima de todo está el hecho de haberme integrado mejor, ahora estoy en el tren correcto.” A ese mismo tren se refirió Mourinho cuando le preguntaron qué había cambiado en el francés para que esté siendo uno de los jugadores con más minutos en este inicio de temporada. “Su inglés ha mejorado, ahora está en forma, no al máximo, pero apto para rendir bien”.

Existen prejuicios sobre la figura de “El Feinto”, apodado así desde su paso por la cantera del Guingamp por motivo de su movimiento patentado: la finta. No es un futbolista rápido, más bien lento en distancias largas, pero es difícil encontrar a un mediocampista más diferencial en los primeros metros, ni defiende como si de un stopper se tratase, encontrar un trébol de cuatro hojas es más común que verle haciendo persecuciones de muchos metros.

Un vídeo muy famoso que recorre, mediante imágenes, la historia del Tottenham Hotspur habla de “the picking of the lock and the sweetness of touches”, es decir, la apertura de la cerradura y la dulzura del toque, algo que el Tottenham lleva echando en falta desde la marcha de Mousa Dembele. Su teórico repuesto, Tanguy Ndombele, combina explosividad y zancada poderosa con una facilidad asombrosa para dejar atrás rivales ya sea recibiendo de espaldas o enfrentándolos. Fintas, amagos, bicicletas y una extraordinaria capacidad de hacer de un cuerpo voluminoso y a priori difícil de mover algo similar a una goma por la habilidad de encogerse para girar y articular regates, pases o disparos. Por no hablar de los tipos y ángulos de envíos que domina. Ndombele te miente, marca un lugar con el cuerpo y el esférico viaja hacia un lugar totalmente diferente, juega con el engaño, con la atracción hasta que encuentra el momento ideal para dejar solo a un compañero. No se trata de explicar cómo juega el francés sino de aclarar la serie de adjetivos prototípicos a los que se recurre cuando hay que definir a Ndombele: “el nuevo Makelele”, “el nuevo Pogba” o “el nuevo Kanté”.

Maquillar su carácter introvertido, dominar el idioma y contar, ahora sí, con la confianza de su entrenador son los argumentos que sirven para explicar por qué estamos viendo al Ndombele que sorprendió en Ligue 2, en la Liga de Campeones y en la Premier League. Un tipo cuyas probabilidades de ascenso al top se creyeron desaparecidas, se rinde ahora al profesionalismo y compromiso que reflejan a un hombre que pocas veces pensó en llegar hasta la posición que ahora ocupa y que lucha por seguir avanzando, conociendo el valor de la oportunidad, la calidad que ostenta y lo diferencial que puede ser para su equipo.

Mientras algunos buscan similitudes con otros futbolistas, idean teorías de la conspiración sobre su relación con su técnico o se dejan llevar por el estilo cansado y perezoso que tiene, Ndombele seguirá progresando, engañando a aquellos que ven en él lo que no es y dejando que la selección natural actúe sobre las comparaciones. Al fin y al cabo, de ser alguien, él querría ser “el nuevo Ndombele”.

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Rodrigo Cumbraos