Miguel Ruiz

Entre fallos y aciertos

En un instante, los nombres de Matt Le Tissier y Mark Crossley estarán unidos para siempre como dos caras de la misma moneda. En una, el acierto solitario de una carrera llena de altibajos. En la otra, un error que retumba en una gran senda de éxitos.

Esta historia la conozco desde hace años, pero solo empecé a darle vueltas tras el primer curso de la carrera. Fue en el que conseguí, por primera vez en muchos años, mirar mis notas finales y no tener miedo a represalias. La cuestión es que, a pesar de ser difícil para Matt Le Tissier, el hecho de que le recuerden siempre que erró un penalti es precisamente que no falló ninguno más en toda su carrera.

Tiene que ser molesto, no obstante. Aunque nunca sabremos si será exactamente el mismo caso, es fácil imaginar cómo persigue ese momento al ex jugador del Soton. Le Tissier comprando el pan y siendo preguntado por ese penal. Le Tissier en la peluquería y siendo aconsejado por el peluquero acerca de por dónde lo debería haber tirad. Es difícil ser un héroe, francamente. Y más si fallaste solo un penalti de los más de cincuenta que lanzaste en tu carrera. Es de suponer que, durante un tiempo, Le Tissier recordaría con amargura ese lanzamiento. Otra de las cosas curiosas, e injustas, que suelen suceder en estos casos es que se habla de que el lanzador falla cuando le detienen un penalti, cuando lo que normalmente suele suceder es que ha acertado el portero.

Mark Crossley nació en Barnsley en junio de 1969. Barnsley es una ciudad de South Yorkshire de apenas cien mil habitantes y que se sitúa a más de doscientos kilómetros del lugar donde fue héroe por un día. Viajar hacia la costa sur de Inglaterra debió suponer para este portero inglés un día inolvidable. En ese entonces, jugaba en el Nottingham Forest. Histórico poseedor del honor de tener más Copas de Europa que ligas en su haber. En el Forest, además de Crossley, jugaba Roy Keane, que acabaría siendo un hombre clave en el célebre United de Ferguson. No creo que imaginara, en ese viaje al sur junto a Keane y sus compañeros, que marcaría en rojo esa fecha. Él y el bueno de Le God, al que se enfrentaría en el partido ante el Southampton.

Esa noche de marzo de 1993, en The Dell, los locales jugaron a rayas rojas y blancas como era habitual, mientras que los visitantes vestían de blanco. Y con esa camiseta de siempre, con el ‘7’ a la espalda de siempre y con la naturalidad de siempre, Le Tissier se dispuso a lo de siempre: meter otro penalti. Lo señaló Mike Reed y Le God cogió la pelota con la tranquilidad de la rutina. Pero ese final no iba a ser el habitual. Lanzó Le Tissier algo más centrado de lo normal y, como un gato, Crossley saltó lo justo para atrapar en dos tiempos el balón. Le Tissier intentó remachar de segundas, pero el meta de Barnsley ya la tenía a buen recaudo. Había hecho historia, pero hasta el retiro del ‘7’, nadie le tomaría en cuenta como es debido.

“Siempre confié en mis opciones desde que le paré uno a Lineker en 1991 en la final de la FA Cup. Eso me dio confianza, que es algo muy importante. Tienes que recordar que la presión está en el que lanza, no en ti” Entrevista a Crossley en The Guardian en 2002.

Matt Le Tissier siguió jugando hasta el año 2002, donde siempre, en el Southampton. Crossley en cambio fue cambiando de porterías, aunque en ninguna logró jugar tanto como en el equipo de Clough. Incluso estuvo un tiempo cedido en el United de Ferguson, aunque no sumó ni un minuto oficial con los ‘red devils’. Su primera parada tras el Forest fue Milwall, donde apenas pasó tres meses sin jugar un solo minuto. En el año 2000 formó en el ‘Boro’, donde consiguió aguantar algo más de dos temporadas, siendo la de 2001/02 la mejor, relevando al australiano Schwarzer y sumando dieciocho encuentros en Premier League, uno en FA Cup y otro en EFL. Tras perder el sitio, la temporada siguiente volvería a hacer las maletas para jugar en el Stoke City, donde estaría otros seis meses antes de irse al Fulham. En Craven Cottage volvió a sentirse importante, siendo titular en algunos partidos clave, como el que los llevó a la victoria contra el Chelsea de Mourinho, consiguiendo guardar la portería a cero.

Sin embargo, fue en el Sheffield Wednesday donde quedaría marcada de nuevo la carrera de Crossley. Y precisamente contra el Southampton de Le Tissier. En un corner en el minuto 93 de partido, el portero de Barnsley subió a la desesperada para lograr el empate contra el ‘Soton’, donde ya no jugaba Le God, pero donde aún se acordarían del meta que amargó su récord de penales. En ese célebre empate a tres goles, Crossley acabó de marcar su carrera: primero evitando un gol y luego marcándolo. Se retiraría solo cuatro años después en el Chesterfield, tras volver a Fulham y pasar también por la portería del Oldham Athletic.

Tuvieron carreras muy distintas, aunque marcadas ambas por la ciudad de Southampton. A Le Tissier, un jugador contracorriente, el tiempo le depararía el reconocimiento de la comunidad futbolística por ser fiel a un club a pesar de haber podido firmar con cualquier equipo de Europa. A Crossley, con el paso de los años, se le fue olvidando. Unidos por ese segundo en el que el disparo de Le Tissier no traspasó la portería y en el que la historia puso un marcapáginas. En ese instante los dos nombres estarán siempre unidos. Y, como se podría esperar y aunque lo impresionante es haber conseguido meter todos los demás, siempre se recordará que de todos los penalties lanzados por Matt Le Tissier (54 según las estadísticas), solo dejó de meter uno. Ante un portero llamado Mark Crossley.

Sobre el autor

Miguel Ruiz
Periodista especializado en fútbol internacional e histórico.

Me dejan aparecer por Panenka, La Media Inglesa, Sphera Sports y Balón en Profundidad | Autor de ‘1974’ (Editorial Librofútbol, 2021)