José Ruiz

Entrenando carisma

Nacida en una familia futbolera, se cansó de tener que ver los partidos de sus hermanos y decidió que era el momento de darle patadas al balón. Desde los infinitos entrenamientos con su padre en la infancia y con niños en la adolescencia, Lauren James tiene entre ceja y ceja las metas que quiere alcanzar.

 

El fútbol corre por sus venas, pues su familia está repleta de personas que aman este deporte. Lauren James empezó a darle patadas al balón detrás de su casa, en el campo de Mortlake, Londres, junto a sus dos hermanos sin saber mucho lo que le depararía el futuro. Allí fue donde se empezaron a construir los cimientos y los pilares de una de las futbolistas más destacadas del país británico pese a su corta edad y juventud.  

“Solo jugaba con niños cuando era pequeña”, comenta James en The Independent. Cansada de tener que estar a un costado mientras sus hermanos, Reece y Joshua, jugaban para las academias del Chelsea y del Fulham, respectivamente, se lanzó a por la pelota para ser ella quien marcase los tiempos. Con seis años, pasó de realizar ejercicios infinitos con su padre a calzarse las botas en los entrenamientos con el Chelsea U10. Era tan pequeña que las directrices no le permitían disputar partidos a nivel competitivo.  

Pero lo que sí le sirvió fue seguir bajo la batuta de su padre. Jugando junto a Reece, Jacob Maddox y Conor Gallagher, explotó su habilidad bruta y desarrolló hasta límites insospechados su resistencia. Algo que no se ven en criaturas de su edad. Ojeada por el Arsenal, llegó al equipo Gunner con 13 años. Lauren tuvo que ejercitarse y jugar con niños, algo que le sirvió para fortalecer su estado físico y mental. Tras un lapso de dos años en el club londinense, mudó a entrenar tres veces a la semana con el primer equipo, compitiendo y partiéndose el lomo con jugadoras que tenían más del doble de su edad.

“Fue más difícil jugar contra niños. Al principio, te miraban como: ¿por qué hay una chica entrenando con nosotros? Pero después de un par de semanas, se dieron cuenta de lo que podía hacer. Siempre he confiado en jugar con personas mayores que yo. Cuando lo has estado haciendo toda tu vida, realmente no piensas en ser joven”, explica la futbolista al rotativo inglés. “Tal vez esa es la persona que soy”.

Nacida a finales de septiembre del 2001, se marchó del Arsenal, donde se convirtió en la segunda jugadora más joven en debutar con el conjunto Gunner, para fichar por el Manchester United cuando el conjunto mancuniano volvía a dar sus primeros pasos en 2017 y buscaba ascender desde el segundo al máximo escalón del país. De este modo, obtuvo los minutos que las grandes jugadoras del equipo de Londres coparían para intentar hacerse con todos los títulos posibles. Dar un paso atrás para coger impulso y saltar hacia delante, esa fue su idea y lo que le salió rugiendo de su corazón, demostrando valentía y disposición para que las cosas cambiasen.

La atacante tuvo un comienzo bárbaro en el norte de Inglaterra. Llegar y besar el santo, lo llaman. James fue quien marcó el primer tanto en esta nueva andadura por la segunda división. E hizo otro más en el 0-12 contra el Aston Villa en la jornada inaugural. Pero la cosa no quedó ahí y anotó algún que otro gol más en el primer mes de competición y cuajó alguna que otra excelente actuación. De hecho, la inglesa ganó el premio a mejor jugadora de la FA Women’s Championship en el mes de septiembre, pues quedó por delante de Rebecca Carter, Sara Wiltshire y de su compañera de escuadra Jessica Sigsworth. 

Sin nadie que se topase en su camino y con una brisa de confianza y autoestima, y con su hermano Reece, que estaba cedido en el Wigan, relativamente cerca, en su primera temporada en la entidad de Manchester perpetró 14 veces los arcos rivales, ayudando en gran manera al ascenso a la Barclays FA Women’s Super League. En ese mismo lugar, en el que se enfrentó al club que abandonó para encontrase consigo misma y donde marcó seis tantos hasta que se frenó la competición.

El padre de Lauren, que tiene licencia de entrenador UEFA y se dedica a la formación de jóvenes, se denomina como un rottweiler y ha educado a sus hijos en el esfuerzo, sacrificio y en que es más fácil conseguir las cosas a través del trabajo duro que mediante el talento. Nigel ha llevado a 24 jugadores hacia su contrato profesional y ha hecho que más de 60 hayan estado un número significativo de años en el fútbol formativo. Además, su hija es alguien por la que pagar una entrada cada fin de semana, ya sea en casa o fuera. Merece la pena.

“Cuando me jubile, quiero ser entrenadora”, declara en The Independent. “El entrenamiento que mi papá hizo conmigo es lo que siempre me dio una ventaja. Quiero ser capaz de inspirar a la gente fuera del campo también”. Lauren James tiene entre ceja y ceja sus objetivos. No solo lo demostró con palabras. La inglesa va a seguir bregando.

Sobre el autor

José Ruiz