Ilie Oleart

¿Es la lesión de Ibra un regalo disfrazado?

Zlatan Ibrahimovic se rompió los ligamentos de la rodilla en el partido del Manchester United ante el Anderletch correspondiente a los cuartos de final de la Europa League. Una grave lesión que significa el final de la temporada y quién sabe si el de su etapa en el United. Pero, ¿es eso un problema para el equipo?

La clasificación del Manchester United para las semifinales de la Europa League supuso un altísimo peaje para el equipo de José Mourinho. Durante el partido de vuelta en Old Trafford, los Red Devils perdieron para lo que resta de temporada a Marcos Rojo y Zlatan Ibrahimovic, víctimas ambos de sendas lesiones de ligamentos de la rodilla. En el caso del sueco, además, siembra dudas sobre su continuidad en el equipo la próxima temporada. Ibrahimovic acaba contrato en verano y, camino de los 36 años, su futuro parece estar en otros continentes.

Cualquier equipo del mundo añoraría a un delantero como Ibrahimovic. No es necesario glosar aquí la interminable de títulos colectivos y distinciones individuales que ha recogido a lo largo de su extensa carrera. Ha pasado por varios de los equipos más importantes de Europa, Ajax, Juventus, Inter, Milan, Barça, PSG y Manchester United, con los que se ha proclamado campeón de liga en Países Bajos, España, Italia y Francia. Incluso en el declive de su carrera profesional, sigue marcando diferencias, como atestiguan los 17 tantos logrados en su primera temporada en la Premier League.

Y, sin embargo, no todo el mundo está convencido de que su ausencia vaya a traducirse en una catástrofe para el Manchester United. Los datos del equipo con y sin él sobre el terreno de juego son sorprendentes. Sin el sueco, el Manchester United ha ganado un mayor porcentaje de partidos y ha marcado más goles. Aunque conviene realizar una puntualización importante antes de extraer conclusiones precipitadas.


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Mourinho no se ha atrevido a prescindir de Ibrahimovic ni siquiera para encuentros a priori asequibles, como algunos duelos de Europa League o partidos de liga ante equipos modestos. Hasta su lesión, Ibrahimovic había participado en 46 partidos. A efectos comparativos, son los que jugó en sus dos primeras temporadas en Francia con el PSG y nueve más que en la tercera. Quizás son demasiados partidos para un jugador que ya dejó atrás la veintena hace tiempo. Pero ese ya es otro tema.

El técnico luso solo ha prescindido por completo de Ibra en nueve encuentros durante toda la temporada. En esos partidos en los que no llegó a disputar un minuto, el Manchester United solo cayó en uno, ante el Chelsea por 1-0 en Copa. Pero hay que reconocer que muchos de ellos tuvieron como oponentes a conjuntos de menor entidad, como Reading o Wigan de segunda división en la Copa. Pero la actuación del Manchester United en la victoria ante el Chelsea en Premier League por 2-0, en la que Ibra solo disputó los siete últimos minutos, son reveladores de la transformación que sufre el equipo cuando el sueco no está en el once.

Marcus Rashford ha sido normalmente el elegido para sustituir a Ibra cuando no ha estado disponible por lesión, sanción o rotación, aunque Anthony Martial fue la elección del luso el fin de semana en el triunfo por 0-2 en Burnley, en el que el francés se erigió en el mejor jugador de su equipo con un gol y una asistencia. Estos dos jugadores jóvenes (Rashford tiene 19 y Martial 21) han sido los principales damnificados por la llegada de Ibra. Aunque Mourinho ha tratado de acomodarlos en banda, se han resentido de la falta de minutos y la posición en el campo, en especial Rashford.

Ambos tienen algunas características comunes que les sitúan en las antípodas al estilo de Ibra. Tanto Rashford como Martial son jugadores veloces como una flecha que priman el pase al espacio y el desmarque de ruptura sobre el apoyo en corto al poseedor. Se sienten realizados cuando corren, cuando encaran al defensa, cuando sienten el viento en su cara. Pues eso, en las antípodas de Ibra.

El sueco, ya lo hemos dicho, ha sido y todavía conserva vestigios de gran jugador y, sobre todo, de extraordinario rematador. Pero la impresión es que el equipo reduce una marcha de velocidad cuando él está sobre el campo. La circulación de balón baja de revoluciones, el ataque se vuelve previsible y, a pesar de acumular disparos, le cuesta encontrar la portería rival como si estuviera escondida bajo un disfraz.

También los compañeros parecen resentirse de la lentitud del equipo con Ibra, comenzando por Pogba, cuyas virtudes se potencian con la velocidad, sea la de Lingard, la de Rashford, la de Martial o la de Mkhitaryan. Quizás por su peso en el vestuario o por su indudable calidad, Ibra dicta el juego del equipo desde su posición en la punta. Todo el equipo juega para sus virtudes, lo cual limita inevitablemente las vías de hallar el gol.

A buen seguro nadie en Old Trafford se alegrará de no poder contar con Zlatan Ibrahimovic. Pero si eso sirve para recuperar la mejor versión de Rashford y Martial y, de rebote, de Pogba o Mkhitaryan, el Manchester United quizás esté ahora más cerca de lograr sus objetivos que con Ibra.

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