Alberto Ballesteros

Estará difícil si ellos no pueden

A falta de tres jornadas para el final de la liga de segunda división, el Nottingham Forest se halla hundido en la tabla, a solo un punto del descenso. Sería el culmen de una era nefasta para el club de East Midlands.

El río Trent lleva litros y litros de un agua muy sucia a su paso por el City Ground desde hace años. La situación del Nottingham Forest lleva tiempo estancada debido a la pésima gestión de Fawaz Al-Hasawi, el propietario kuwaití del equipo. Tras dos infructuosos intentos de venta a grupos inversores, primero griegos y luego estadounidenses, muchos piensan que una nueva gestión del equipo podría mejorar (o al menos, hacer cambiar un poco) el rumbo del equipo, que devanea por la Championship con miras a la League One a falta de solo tres jornadas para el fin de la temporada 2016-17.

Tres entrenadores se han sentado en la butaca del banquillo local del City Ground esta campaña: el primero, Phillipe Montanier, un viejo conocido en España tras ser el técnico que llevó a la Real Sociedad a jugar la Champions League hace cinco años. Tras él vino el impertérrito Gary Brazil, un conocido de la casa, encargado de las categorías inferiores, que estuvo como interino. Hace unas pocas jornadas cogió las riendas Mark Warburton, extécnico del Glasgow Rangers escocés, que los retornó a la Premiership tras cuatro años en segunda y tercera, tras la desaparición y posterior refundación del club. Todo parecía mejor con Warburton hasta que la situación se ha visto como insostenible con nueve puntos en juego y con los ojos puestos en lo peor: aún pueden salvarse pero la tercera categoría está muy cerca.

Todos pensamos en cuál sería el margen de mejora del Forest tras todo esto. La propiedad del equipo influye con las ventas de jugadores insignia en los últimos años, que quizá hubiesen hecho de base para un equipo fuerte que consiguiese salir de la situación actual y hasta lograr el ascenso a la Premier League. Sumemos esto a los distintos embargos que la Football League ha impuesto al equipo tras la mala situación económica del club. Parece que ese equipo ganador de la Copa de Europa en 1979 y 1980 se va rindiendo poco a poco, hasta tocar fondo. Desde hace un tiempo, los aficionados más acérrimos del club han fundado una Supporters Trust, tal y como ya hicieron los aficionados del Brentford, Chesterfield o Wimbledon, para conseguir, si todo va bien, hacerse cargo del club en un tiempo o, al menos, tener poder en el equipo para tomar ciertas decisiones que sean beneficiosas para el club.

Sin duda, el objetivo del equipo en estas semanas es la salvación de un año desastroso. Como reza el título del artículo, va a ser difícil si ellos, los jugadores, no pueden hacerlo, no tienen posibilidad de darle un margen de mejora al equipo a las alturas de temporada que se halla el equipo. Derrotas como la de la semana pasada frente al Blackburn Rovers hacen pensar en lo que hace décadas vimos en la orilla sur del Trent: un equipo que miraba a los demás por encima de los hombros. 

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Alberto Ballesteros