El Manchester City, pese a que la creencia popular dicta lo contrario, es uno de los clubes históricos de Inglaterra. Es cierto que sus mejores años -los actuales- han llegado a base de los millones que traía el jeque Mansour, pero el vecino molesto del Manchester United siempre ha estado ahí. Al césar lo que es del césar, ya que esa cantidad ingente de dinero otros equipos la han tenido, pero no han sabido como invertirla, cosa que sí han sabido hacer en el Etihad Stadium.
Pep Guardiola ha construido alrededor de su forma de ver el fútbol un equipo llamado a hacer historia en el fútbol inglés, siendo una de las mejores plantillas que se ha visto. Más que un conjunto de futbolistas, en la competición doméstica es un rodillo. El Liverpool está rozando la perfección esta temporada, pero parece peor de lo que realmente es por lo sobresaliente que son los Skyblue. Pese a ello, en el Etihad Stadium se sienten vacíos. Y no, no me refiero a la cantidad de aficionados que lo visita cada semana, sino a sus ansías de reinar en Europa.
Tras dejar claro que en Inglaterra pocos o ninguno le pueden competir, al Manchester City le falta la joya de la corona. Falta, en definitiva, ese metal de forma peculiar que muchos quieren y pocos tienen: la Champions League, obsesión de todo jeque-multimillonario que compra un equipo de fútbol. Por mucho dinero que se invierta, la Copa de Europa no sigue las normas lógicas. Le da igual si el aspirante en cuestión se llama París Saint Germain o Manchester City, que si no sigues sus peculiares normas no ganas. Jugar bien o tener a los mejores no asegura nada. Ganar es lo único que es válido dentro de la Champions League. Y eso precisamente es lo que no saben hacer los muchachos de Guardiola en el momento clave.
Año tras año, derrota tras derrota. Da igual cuanto se retroceda dentro del historial europeo del conjunto inglés, que siempre habrá una enorme decepción en Europa. Siempre, por su plantilla (y en los últimos tiempos por su juego), está entre los candidatos a llevarse el título a Manchester, pero siempre falla. No Importa si el rival es inglés o de otro país, que no hay manera de ganar algo en el viejo continente. El año pasado el verdugo fue el Liverpool, el anterior el Mónaco, y esta temporada parece, según el resultado de la ida, que se van a quedar otra vez fuera.
El Tottenham consiguió vencer a los pupilos de Guardiola con un justo 1-0. Los Spurs fueron mejores, consiguiendo plasmar esa superioridad en el resultado. Es cierto que aún queda la ida en el Etihad Stadium, donde no estará Harry Kane y posiblemente no llegue Dele Alli, pero a nadie le sorprendería ver a los londinenses en la siguiente ronda. No es por desmerecer al estadio del Manchester City, pero no tiene peso en las noches de Champions. Esa importancia del factor campo es vital en las eliminatorias europeas, pero los Cityzens rara vez lo aprovechan. Quizás sea por su afición o por otro motivo que escapa a la comprensión, pero el Etihad no funciona como sí lo hace Anfield o como sí lo hizo el Nuevo White Hart Lane en la ida de esta eliminatoria.
Aquí es cuando los analistas recurren a la «grandeza» del club para solventar los partidos, tratando de encontrar una explicación lógica a porque unos compiten mejor que otros en la Champions League. El problema es que encontrar la lógica a esto del fútbol europeo es la tarea más complicada del periodista deportivo. La cosa es que sí, por el escudo que porta cada equipo en el pecho parece que se ganan partidos. El escudo pesa, cueste o no admitirlo. Aquí es donde llega otro problema del Manchester City, que por mucho dinero que tenga en sus bolsillos, su escudo no pesa y su grandeza no existe.
Pese a ello, existen razones para la esperanza del Manchester City. Son increíblemente buenos y practican un fútbol excepcional. Con que la Champions League les devuelva el favor que no tuvieron en las demás ediciones, no es descabellado imaginarles levantando el título en el Wanda Metropolitano. Además, si querían una oportunidad para comenzar a forjar su leyenda, a tener esa grandeza europea que te permite ganar con el escudo, pocas mejores que la que tienen ante el Tottenham. Remontar un resultado adverso para colarse en unas semifinales de la Copa de Europa solo está a la altura de los mejores. Y, sobre el papel, pocos hay mejores que el Manchester City.