Ilie Oleart

Falacias y verdades del resurgir inglés en Europa

Los cinco equipos ingleses en la Champions League estarán en el sorteo de octavos de final del lunes. Cuatro de ellos, además, lo harán como primeros de grupo. ¿Estamos ante un resurgir de los representantes ingleses en Europa?

Este jueves, un famoso periodista español abordó en un programa de radio matinal “el resurgimiento de la Premier League en Europa”. Según este afamado locutor, los derechos de televisión eran los causantes de dicho renacer aunque, en su alegato final, afirmaba que “Barça, Madrid y Bayern, las tradicionales potencias europeas, cada vez tendrán más difícil competir con el dinero de rusos y jeques”.

Más allá de lo confuso de la argumentación, la mejoría de los representantes ingleses en Europa se ha convertido en tema favorito de conversación en las tertulias futbolísticas de toda Europa. Pero en la mayoría de ellas erran en los motivos que se esconden detrás de esta mejoría. Algunos las atribuyen, como nuestro insigne periodista, al dinero, sea el de los dueños o el de las televisiones. Otros hablan de un cambio drástico en el estilo de juego gracias a la llegada de luminarias de los banquillos como Pep Guardiola o Jürgen Klopp. Lo cierto es que nada de eso guarda relación alguna.

Comencemos por algunos datos. Por primera vez en la historia de la Champions League, una federación tendrá cinco representantes en octavos de final de la máxima competición continental. Lo cual, claro, no tiene mucho mérito porque 2015-16 fue la primera edición en que una federación pudo inscribir un quinto equipo gracias a su triunfo en la Europa League (en este caso, la española con el Sevilla). Por otro lado, cuatro de los cinco equipos ingleses han finalizado en primera posición de su grupo, con un balance global de veinte victorias, seis empates y solo cuatro derrotas. De los dieciséis equipos que estarán en el sorteo del lunes, cinco son ingleses, es decir, casi una tercera parte. A efectos comparativos, España tiene tres representantes, Italia dos y Alemania o Francia solo uno.

¿Significa esto que estamos en presencia de un regreso a la época dorada más reciente de los ingleses en Europa? En las tres ediciones entre 2006 y 2009, Inglaterra colocó cada año a tres de los cuatro semifinalistas. En 2006-07 y 2007-08, Chelsea, Manchester United y Liverpool. En 2008-09, Chelsea, Manchester United y Arsenal. Es posible que ese sea el caso. Pero si lo es, el dinero no tiene relación alguna.

El actual contrato televisivo, que ha generado a los equipos de la Premier League más de 10.000 millones de libras, finaliza la próxima temporada 2018-19. Pero el anterior, que superó los 7000 millones sumando derechos nacionales e internacionales, estuvo en vigor desde 2013 a 2016. Ya desde entonces, los clubes ingleses se situaron en un escalón por encima del resto de homólogos europeos en cuanto a ingresos televisivos, como atestigua el informe anual de Deloitte. Así que los ingresos no guardan relación alguna porque entonces los clubes ingleses dominarían Europa desde hace una década. Respecto al peregrino argumento de los dueños, las inyecciones privadas de capital en los clubes desaparecieron con la entrada en vigor del juego limpio financiero. En Inglaterra, la mayoría de los dueños no solo no inyectan dinero en sus clubes sino que lo sacan, como sucede con el Manchester United de la familia Glazer o el Arsenal de Stan Kroenke. Solo el Manchester City es sospechoso de haber maquillado sus cuentas mediante acuerdos de patrocinio por valores superiores a los del mercado. Así lo consideró la UEFA en su día, que sancionó al club con 50 millones de euros.

Otros analistas apuntan al cambio de paradigma en el estilo tradicional de juego en el fútbol inglés. Lo cierto es que, desde la sentencia Bosman y la llegada masiva de jugadores del continente, el estilo en la Premier League se transformó drásticamente. El tradicional “kick and rush” desapareció y solo un puñado de técnicos ingleses siguen fieles a la filosofía del fútbol directo. Y todos ellos han tenido la entrada vetada en los grandes clubes ingleses. Estos últimos hace muchos años que han confiado en técnicos procedentes del resto de Europa. El Liverpool ya apostó por técnicos continentales desde finales del siglo XX con Gérard Houllier y luego Rafa Benítez. Roberto Mancini abrió en 2009 una nueva era de técnicos foráneos en el Manchester City que continuó con Manuel Pellegrini y Pep Guardiola. El Chelsea ha sido el más abierto al talento extranjero, desde mediados de los años 90 con Ruud Gullit, al que siguió Gianluca Vialli y, ya en este siglo, José Mourinho, Carlo Ancelotti o Antonio Conte.

Si el dinero y los entrenadores continentales no son la causa del auge de los ingleses en Europa, ¿cuál es? En realidad, no existe una causa común. La Champions League es un club privado para los clubes millonarios de cada liga donde, por cierto, cada vez hay menos rotación. La Champions League se ha convertido en una especie de Consejo de Seguridad de la ONU en versión balompédica: hay miembros permanentes y otros no permanentes que se van turnando. En las seis últimas temporadas, siete equipos han representado a la Premier League: Manchester City (en seis ocasiones), Chelsea (5), Arsenal (5), Manchester United (4), Tottenham (2), Liverpool (2) y Leicester (1). En otras palabras, el City es el único club inglés omnipresente en la competición estos años mientras que Tottenham, Liverpool y Leicester han tenido una participación cuando menos discontinua. Así que, en este último lustro, han sido Manchester City, Chelsea, Arsenal y Manchester United los encargados de mantener alto el pabellón inglés en Europa.

El City es quien mejor ha cumplido la labor, gracias principalmente a la continuidad de su proyecto deportivo desde la llegada de Mancini en 2009. Pero los demás equipos han sufrido sus propias desdichas en este tiempo. El Manchester United sigue lidiando con la herencia post-Ferguson todavía hoy. El Arsenal está sumido en los vaivenes de la última etapa de Arsène Wenger. Y el Chelsea es un equipo que ha tenido siete entrenadores desde 2011.

Pero las cosas han cambiado. El Manchester City ha alcanzado el apogeo de su proyecto con la llegada de Guardiola. El United por fin está saliendo de la larga sombra de Ferguson. El Chelsea parece haber logrado algo de estabilidad con Antonio Conte. El Liverpool ha recuperado la sonrisa (y el fútbol) con Jürgen Klopp. Y Mauricio Pochettino ha creado un equipo excitante en el norte de Londres a base de jóvenes con un talento desbordante.

No hay más explicación que esa. Por diferentes motivos coyunturales, los representantes ingleses en Europa han pasado un bache en el último lustro. Muchos de ellos lo han superado. Otros, como Arsenal o Tottenham, todavía tienen trabajo por delante. El Tottenham deberá pagar su nuevo estadio durante los próximos años. El Arsenal deberá gestionar la marcha del que ha sido su entrenador durante las últimas dos décadas. Pero los equipos de Mánchester, Chelsea y Liverpool parecen estar aquí para quedarse.

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Ilie Oleart