Ander Iturralde

Gross comparte las riendas del Brighton

No es el impacto mediático ni necesariamente el precio por el que un jugador llega a un equipo lo que dictaminan el rendimiento que será capaz de ofrecer. Pascal Gross fue el primer fichaje, aunque no el más caro, del verano en Brighton. Después llegaron más pero Gross se ha erigido en el mejor de todos ellos.

Por mucho que uno se empeñe, muy poco, si es que algo, está garantizado al cien por cien en esta existencia. Y menos en el dignificado circo del fútbol. Todos quieren garantizar objetivos pero nadie lo consigue. Al menos no al cien por cien. Muchos logran contentarse con menos y puede que gracias a ello sean más felices. Puede que sea cierto aquello de que no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita.

Chris Hughton, el entrenador del Brighton, avisó desde el primer día en Premier League que estaría satisfecho sabiendo que, se salvasen o descendiesen, le habían dado una oportunidad real a su éxito, que lo habían intentado; que, pasase lo que pasase, dormirían sabiendo que dejaron todo lo que tenían sobre el terreno de juego. El Brighton está en proceso de hacerlo con Pascal Gross a la cabeza. Quizás el mayor acierto del club este verano.

No es el Brighton un club que rehuya de buscar nuevas vías para lograr el éxito. Su desempeño en el mercado fuera de Inglaterra es de los mejores del país. Concretamente en el mercado europeo continental, en el cual nadie de su mismo tamaño como club le hace sombra. Desde que el proyecto entró en la era de Chris Hughton, los aciertos en fichajes se han dado uno detrás de otro.

Tenían más recursos económicos que otras entidades de Championship, por supuesto, pero también menos que otras muchas. Más de la mitad de los jugadores que tienen en plantilla (15 de 28) han llegado procedentes de fuera de Inglaterra. Todos, menos Beram Kayal (Celtic de Glasgow), del continente; y todos, menos Bruno Saltor, bajo la atenta mirada de Chris Hughton (llegado al club en diciembre de 2014). Pascal Gross es, por tanto, todo menos un caso de suerte para una institución que ha trabajado con el rigor y la atención al detalle de muy pocas. Se esperaba de Gross un rendimiento inmediato aunque puede que no tan notorio: su impacto sobre el equipo no tiene parangón.

A sus 26 años, quizás Gross ya debería haber alcanzado antes su etapa de plenitud como futbolista. Que no lo haya hecho supone una enorme recompensa para un Brighton que cuenta con Gross alcanzando sus años de máximo apogeo futbolístico. De haber estado preparado antes, probablemente no estaríamos hablando de él y el Brighton como uno. Aunque tampoco ello significa necesariamente que ahora estaría en una mejor posición de la que se encuentra. El alemán debutó en la Bundesliga con tan solo 17 años. Probablemente, él no se hubiese imaginado años atrás que lo haría con el Hoffenheim. Así es, con el primer Hoffenheim que encandiló a los aficionados de toda Europa. Su ascensión meteórica llevó al club a la Bundesliga por primera vez en su historia en 2008, llegando a ocupar el liderato durante semanas en su debut. Fue entonces cuando Gross se estrenó, en el gran escenario. No estaba preparado. No logró asegurarse un sitio en el equipo, marchándose al Karlsruher de segunda, donde tampoco le salieron bien las cosas. A pesar de esa caída en desgracia, de que su proyección pareció hundirse, él no lo hizo, dando a continuación con el club que le volvería a catapultar a la élite.

Con el Ingolstadt evolucionó hasta convertirse en el gran jugador que es hoy. Llegó a un equipo recién ascendido a segunda y solo tres años más tarde volvió a ascender con ellos a la Bundesliga. Durante el proceso, él nunca dejó de mejorar. Se salvaron en su primer año en la élite, aunque desafortunadamente no en el segundo, siendo Gross la más refulgente estrella del conjunto bávaro. Tras la decepción del descenso, Gross encontró acomodo en Brighton, donde ha recuperado el brillo que le acompañó en Ingolstadt.

Son múltiples facetas las que hacen de Gross un jugador especial; pero sobre todas ellas destaca su golpeo de balón. Cuenta con una precisión que no envidia a muchos. Cuando envía el balón a la zona de peligro, ya sea de saque de esquina o en falta lateral, demuestra una cualidad innata manejando los hilos. A ello se le suma una buena capacidad de combinación, siendo su posición más habitual la de media punta.

Una intensidad y una tenacidad que activa a todos a su alrededor y que dota al Brighton de una energía diferencial. Incansable, cuenta con una capacidad física exponencial; está presente allá donde haga falta, ya sea para hacer fluir lo más posible los ataques del equipo o para solidificar todavía más los repliegues defensivos. Con una sobresaliente compostura y templanza, es un jugador con el que es muy fácil jugar, que hace mejores a sus compañeros. Habiéndose adentrado en un ecosistema tan propicio y acogedor para jugadores llegados de diferentes países, ambientes e idiosincrasias, todo estaba de su lado para dejar su huella. Está haciendo eso y mucho más. Nadie está marcando en Brighton las diferencias que él está marcando (dos goles, cuatro asistencias y una enorme influencia en el juego) en los casi tres meses de Premier League que llevamos esta temporada. Llegó en verano a un equipo que le quería pero donde casi todo giraba sobre Anthony Knockaert. Gross se ha hecho su sitio en el reino del «pequeño mago francés» y ahora las riendas del equipo ya no están únicamente en manos de Knockaert. Ahora las riendas también son suyas.


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Amex Stadium (Dan Istitene/Getty Images).

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Ander Iturralde