Harry Winks mostró su gran potencial a Europa y al mundo entero en la fase de grupos de la Champions League en la temporada 2017/2018. Los ingleses visitaron el Santiago Bernabéu el 17 de octubre de 2017 con varias ausencias en el centro del campo. Ni Mousa Dembélé, ni Victor Wanyama podrían disputar el partido por lesión. Mauricio Pochettino apostó por situar a Winks como pivote por delante de su defensa de 3 centrales.
Hasta ese momento Winks era un jugador de rotación y nunca había sido titular en Premier League contra otro de los equipos ingleses del Big-6. No obstante, el medio inglés no se arrugó y fue uno de los mejores de su equipo sobre el terreno de juego. La tónica volvió a repetirse unos 15 días después cuando el Real Madrid visitó Wembley. Más adelante, la más que aceptable temporada de Winks con los Spurs no se vio recompensada con su convocatoria con los Three Lions para el Mundial 2018. Su momento aún no había llegado.
Así, el desarrollo de esta campaña ha provocado que por exigencias del guión Winks sea el timón de los Spurs. Las ausencias de Wanyama y de Dembélé han provocado que asuma un papel protagonista en los esquemas de Pochettino. El joven inglés actúa como pivote en el rombo empleado de forma habitual por el Tottenham en el centro del campo, y no defrauda.
El centrocampista de 23 años ha eclosionado de forma definitiva. Winks es el centrocampista del equipo que más pases ha realizado (1.238), que más pases promedia por partido (53,83), que más pases ha cortado (17) y el segundo que más recuperaciones ha realizado con 123 (solo detrás de Moussa Sissoko). Solo han sido necesarios 23 partidos de Premier League esta temporada como para que la trascendencia que ha alcanzado dentro del equipo sea tal que Dembélé sea prescindible (traspasado en este mercado de invierno).
Al ver jugar al joven inglés es fácil darse cuenta que se aleja mucho del típico centrocampista inglés. En ello tienen su parte de culpa Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Winks explicó en una entrevista con The Mirror como desde muy joven debió aprender a jugar de una forma diferente debido a su falta de altura y fuerza, y sus espejos fueron los dos centrocampistas españoles.
Asimismo, sus actuaciones pueden obligar a replantearnos si la perfección existe. La capacidad del número 8 de hacerlo todo bien es asombrosa. Winks toma siempre la decisión correcta, y que más piden las circunstancias del juego en cada momento. Por ello, se puede decir que acumula virtudes que le convierten en un mediocentro total. La principal de todas estas virtudes es su capacidad de pase que le permite ser un gran organizador del juego. La lectura que tiene del espacio es otra de las facetas más llamativa en su juego, sabe dónde debe estar y hacia dónde ir (con balón y sin balón).
No obstante, tras todo lo anterior no debe ser encasillado como un jugador de «tocar y moverse» o anclado a una zona del campo. Con el balón en los pies posee un gran talento para la conducción y sortear líneas de presión. Además, hay que añadir su incansable trabajo y capacidad de abarcar terreno que pone al servicio de sus compañeros.
A pesar de aunar todas estas virtudes, aún debe mejorar ciertos aspectos que el propio Pochettino expresa públicamente. En defensa tiene que ser más agresivo, y en ataque debe mejorar su llegada al área. Llegada que casualmente mostró, hace un mes, cuando se equipo más lo necesitaba en Craven Cottage anotando el gol de la victoria en el tiempo añadido.
Si bien es cierto que es pronto para perder la cabeza, el margen de mejora de Winks permite pensar en un futuro dorado. El papel que pueda tener en la «nueva» selección de Gareth Southgate es la gran incógnita de un presente y un futuro alentador. Finalmente, se puede afirmar con total tranquilidad que Winks es el mediocentro inglés del momento. En Inglaterra pueden estar tranquilos, tienen mediocentro para rato.