Lorenzo Manchado

Hazard: la ecuación por resolver

Antonio Conte ha convertido a Eden Hazard en su multiusos particular. Tras ocupar la temporada pasada su posición preferida en banda izquierda, en esta le ha utilizado como media punta y como falso nueve.

En líneas generales, Eden Hazard está protagonizando una buena temporada. Con eso me refiero a los réditos que el Chelsea está obteniendo de lo que el belga está haciendo. Si examinamos detalladamente sus actuaciones individuales seguramente subiríamos la nota a muy buena y si ya ponemos el zoom en todo lo que hace considerando las restricciones y limitaciones de su propio equipo, es muy probable que pensemos que se encuentra a un nivel superlativo, entre los mejores del mundo. Porque a la hora de valorar a un futbolista hay que evaluar lo que tiene alrededor, tanto para fijarnos en qué balones recibe como en a quién se los da él. Aunque el belga es un jugador que deslumbra por jugadas que desbordan belleza estética, sus características le sitúan como un jugador más asociativo que individualista. Por eso, Hazard necesita buenos socios para desplegar todo su potencial y cuantos más, mejor.

Mi última frase la firmaría el mismísimo Perogrullo y a estas alturas de texto algún lector estará pensando: cualquier jugador necesita buenos socios. Es cierto pero permítanme explicarme: si en algo destaca Hazard es en su toma de decisiones, en su acierto cuando se trata de elegir. Si regatea es porque se va de su par y ya sabe lo que hará luego. Si gira y vuelve hacia portería es casi con total probabilidad porque no había ninguna opción mejor. Si protege el balón y lo entrega sin complicaciones es porque está dando tiempo a que ocurra algo mejor. Si dispara desde lejos es que era la mejor opción para finalizar la jugada porque tal vez el equipo estaba descompensado o no había línea de pase. Decide muy bien y muy rápido y, sobre todo, tiene una capacidad para captar el espacio y combinar juego en corto y en largo al alcance de muy pocos, acompañado por un golpeo que le permite plasmar en tangible lo que para algunos es solo imaginable.

Desde que aterrizara en la Premier League casi siempre le hemos visto partir de banda izquierda para desde ahí enfilar hacia dentro con esas magníficas conducciones con su pierna derecha protegiendo el balón de los rivales que le entran por su costado izquierdo, creando espacios para la incorporación del lateral, para dar un pase o para acabar con disparo a portería. Una jugada que justificaba un sistema de juego en sí mismo porque partiendo de ella llegaban el resto de variables: jugadores entrando de segunda línea para recibir sus pases, llegadas por banda derecha porque Hazard juntaba rivales y liberaba compañeros, y así un largo etcétera. Así lo han utilizado la larga lista de entrenadores que ha tenido hasta ahora en el Chelsea (Roberto Di Matteo, Rafa Benítez, José Mourinho, Guus Hiddink) y ha conseguido que su vitrina de títulos sea envidiable. Hasta la llegada de Antonio Conte.

El técnico de Lecce llegó al Chelsea tras unos años de dominio con la Juventus y una corta pero exitosa trayectoria con la selección italiana. Apostó por jugar con tres defensas centrales cuando era un sistema prácticamente en desuso y, sobre todo con la Azzurra, creó un modelo de juego de autor, con un solo delantero puro, dos media puntas abiertos a banda con mucha movilidad y dos carrileros acompañados por dos medio centros. Cuando aterrizó en Stamford Bridge prácticamente hizo un copiar-pegar de ese modelo de juego e hizo al Chelsea campeón de la Premier League. Hazard, por supuesto, era el media punta que ocupaba la banda izquierda. El diez de los Blues completó una gran temporada tras un año muy complicado con Mourinho primero y Hiddink luego en el que no marcó un gol en liga hasta finales de abril.

Esta temporada se presentaba para el Chelsea mucho más exigente por competir en la Champions League y por ser un equipo cuyos rivales ya conocían mucho mejor. Conte ha respondido a esa doble exigencia haciendo variaciones en su modelo de juego, la mayoría de ellas encaminadas a «endurecer» el sistema y sacrificar a uno de los dos media puntas para incluir un mediocentro más. Tiémoué Bakayoko, Danny Drinkwater, N’Golo Kanté, Cesc Fábregas y hasta David Luiz han integrado el «trivote» que en ocasiones ha planteado Conte, especialmente en partidos de máxima dificultad. Ahí Hazard ha solido jugar por detrás del delantero, abandonando la banda izqueirda, al menos de partida. E incluso le hemos podido ver de «falso 9» contra el Barcelona, acompañado por Pedro y Willian. Pero ¿cuál es la posición ideal para el genio de La Louvière?

A la hora de decidirse hay que tener en cuenta el contexto de partido, atendiendo a lo que va a proponer el equipo y a lo que va a intentar el rival. Desde luego que su máximo rendimiento lo ha ofrecido partiendo de banda izquierda porque le permite recibir al espacio o parado, siendo un especialista tanto en cubrir el balón con el cuerpo como en conducir hacia dentro. La ventaja en este caso es que puede ver todo el espacio y tiene un radio de acción inmenso, prácticamente todo el campo está al alcance de su pie derecho. Para sacarle el máximo provecho a esta situación, cuantos más compañeros se muevan por delante de él, mejor, puesto que dispone de más opciones para escoger la correcta. La temporada pasada solía tener siempre disponible a Marcos Alonso doblando por fuera, a Diego Costa en apoyo para recibir la pared o en ruptura hacia portería, a Pedro desmarcándose en diagonal desde fuera hacia dentro para la llegada de Victor Moses bien abierto en la banda derecha o a Fábregas para dar continuidad a la jugada. Si el rival optaba por hacer ayudas para parar a Hazard, alguno de sus compañeros quedaba libre. Y si le dejaban uno contra uno, es una situación en la que casi siempre sale cara para el exjugador del Lille, creando un desequilibrio difícil de corregir para el rival.


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Hazard partiendo de la banda izquierda con sus opciones disponibles.


Cuando Conte lo ha situado de media punta por detrás de un delantero, seguramente intentando recrear su fantástica Juventus y queriendo reeditar el rol que tenía encomendado entonces Carlos Tévez, la apuesta no ha salido demasiado bien, seguramente por una diferencia sustancial: los centrocampistas. Paul Pogba, Claudio Marchisio y Arturo Vidal no son comparables a las opciones que tiene en Londres. Esos tres futbolistas son centrocampistas con llegada, dinámicos y con muy buen manejo de balón. Variantes y variantes para dar muchas opciones entre las que decidir a Eden. Kanté, Bakayoko y un Fábregas que sigue siendo un metrónomo con balón pero que ha perdido su dinamismo de antaño, no ofrecen demasidas variantes. Además, este sistema requiere un punta autosuficiente por delante, un rol que probablemente podría desempeñar Morata si no fuera porque entre lesiones y falta de confianza (léase en el orden deseado por cada uno) no ha sido capaz de asumirlo cuando Conte ha optado por el trivote. La ventaja para Hazard en esta opción es que puede dirigir contragolpes por el carril central con su fantástica conducción.


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Hazard jugando centrado por detrás del delantero, en este caso, Álvaro Morata.


La última versión de Hazard que nos ha mostrado Conte ha sido la de «falso 9». Si ya se podía caer en la tentación de comparar a Hazard (salvando todas las distancias) con Leo Messi pero en la banda contraria, sumamos un argumento más al ocupar un puesto que el argentino llevó a los cielos futbolísticos. Desde luego, no es mal papel a desempeñar porque lo hace acompañado por dos media puntas por detrás con los que combinar cerca y dos carrileros. Pero es cierto que para hacerlo debidamente se le debe usar recibiendo balones en los que tenga ventaja, es decir, en virtud de un plan de partido en el que el balón le llegue en buenas condiciones, no usarlo como ancla porque ahí se ve en dificultades si tiene que recibir de espaldas contra los centrales rivales. Además, es más fácil que reciba superioridades defensivas (dos o tres defensas contra él) en una posición del cuerpo (de espaldas a portería) que no es la que mejor maneja. Si el plan de partido es intentar llevarle el balón a ras de césped y que las atenciones que atraiga sean aprovechadas por compañeros que llegan desde atrás o desde los costados (Willian, Pedro) para aprovechar los espacios que Eden genera, puede ser fórmula ganadora.


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Hazard actuando como falso nueve.


Tres posiciones para un mismo jugador que puede desempeñar perfectamente. Pero conviene recordar que la compañía y el plan de partido a desarrollar serán claves para que Hazard luzca y haga lucir.

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Lorenzo Manchado