Ilie Oleart

Historias de White Hart Lane

Tras 118 años, White Hart Lane cierra sus puertas para ser demolido. Durante su historia, muchas son las historias acaecidas en el hogar del Tottenham Hotspur.

El día que Gazza casi se mata

David Howells, un canterano del club que llegó a jugar 277 partidos entre mediados de los años 80 y finales de los 90, recuerda la anécdota más famosa de Paul Gascoigne en White Hart Lane. Gazza permaneció cuatro años en el Tottenham, antes de fichar por la Lazio italiana en 1992. “Después de entrenar, solíamos volver a White Hart Lane para jugar a las cartas o bromear un rato con los jardineros”, explica Howell. “Un día, tenían un grave problema con las palomas, que defecaban por todas partes. Así que Paul Gascoigne decidió escalar hasta arriba de todo de la grada para matarlas. La grada acababa de ser renovada y una plancha de madera vieja cedió y Gascoigne se cayó a través de ella. Se quedó colgando de la viga a más de 10 metros”. Por fortuna para todos, lograron rescatar a Gazza y al día siguiente nadie mencionó el asunto al entrenador por miedo a las posibles represalias.

Los genios visitan el Lane

El 19 de octubre de 1983, el Feyenoord visitó White Hart Lane en las primeras rondas de la Copa de la UEFA. Era su primer enfrentamiento desde la final de esa misma competición en 1974, en que los holandeses salieron victoriosos. El encuentro se presentó como una batalla entre los dos jugadores más creativos de ambos equipos, un joven Glenn Hoddle y un experimentado Johan Cruyff. El inglés opacó totalmente a la estrella holandesa participando en la creación de los cuatro goles del Tottenham antes del descanso. Cruyff intentó hacerle un marcaje individual pero él mismo admitió su error: “Quería compararme con la estrella joven del momento pero fue un error de juicio. Pensé que podía marcarle y mantenerle controlado pero el resultado demuestra que no pude. Solo me di cuenta de lo bueno que era sobre el césped. Fui una sombra sin ninguna presencia”. Aunque el Feyenoord logró reducir distancias en la segunda parte hasta el 4-2, el Tottenham eliminó a su rival y acabó proclamándose campeón del torneo.

Años más tarde, Diego Armando Maradona se puso la camiseta del Tottenham en White Hart Lane con motivo del partido homenaje a Ossie Ardiles, que enfrentó a los londinenses con el Inter de Milán.

La leyenda del gallo

El historiador del club John Fennelly rememora la historia del gallo que ha presidido el estadio durante más de cien años. La pieza original de cobre fue fundida por William James Scott y colocada en 1909. “Antiguamente circulaba la leyenda de que el gallo y la bola sobre la que se apoya estaban llenos de oro. No sé de dónde salió ese rumor pero un tipo estaba suficientemente convencido para escalar al techo y tratar de robarlo. Fue detenido. Aquello debió ser en los años 40 o 50”.

Pero aquel intento infructuoso no frenó nuevas tentativas. En los años 80, Irving Scholar, entonces presidente del club, decidió comprobar la veracidad de esas afirmaciones en primera persona. Así que los operarios bajaron la figura y la abrieron. “Había un par de fotógrafos con nosotros”, recuerda Fennelly, que entonces trabajaba en el periódico local, “y todos sonreímos cuando vimos lo que había dentro: un viejo manual empapado de agua”.


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Varios operarios limpian el gallo que sobrevuela el estadio el 17 de julio de 1934, aprovechando la mejora y ampliación de las gradas (R. Wesley/Fox Photos/Getty Images).


Esfuerzos de guerra

Durante la Primera Guerra Mundial, el ministro de la guerra expropió el estadio y la grada este fue destinada a fabricar máscaras de gas, armas y material de protección. En la Segunda Guerra Mundial, la grada se usó como depósito de cadáveres porque los bombardeos nazis se centraron en esa zona de Londres. El fútbol no se detuvo durante la guerra y el club tenía que interrumpir los partidos cuando sonaba la alarma de bomba. El juego se detenía hasta que la bomba explotaba en otro lugar y entonces continuaba.

La idea era tratar de mantener una rutina normal a pesar de la guerra. Los soldados tenían derecho a acudir gratis al club que estuviera más cerca de su acuartelamiento. A causa de la guerra, los clubes habían perdido a muchos de sus jugadores, así que tenían que pedirse prestados algunos para poder jugar sus partidos. En el caso del Tottenham, el club apenas tenía jugadores, así que no era extraño que por megafonía tuvieran que pedir algún voluntario para completar el equipo.

El fantasma de White Hart Lane

Otra de las leyendas del estadio hace referencia a los fantasmas. A lo largo de las décadas, muchos han sido los empleados o jugadores que han contado historias relacionadas con presencias extrañas.

Aunque el Tottenham sí tuvo un fantasma real. Ese era el apodo de John White, un escocés fichado del Falkirk a finales de los años 50 por el legendario entrenador Bill Nicholson. White ocupaba el puesto de interior y se ganó el apodo de “fantasma” por su facilidad para aparecer en el área rival sin que ningún rival le detectara. White fue una pieza clave del mejor equipo de la historia del club, el que conquistó el primer doblete de la historia del fútbol inglés en 1961 y la Recopa de Europa en 1963. White falleció en 1964 con solo 27 años tras ser alcanzado por un rayo cuando estaba cobijado bajo un árbol durante una tormenta en el campo de golf de Crews Hill, lo cual no hizo sino agrandar su leyenda.

Mr White Hart Lane

Hablar de White Hart Lane y del Tottenham, es hablar de Bill Nicholson. Tras jugar más de 300 partidos con los Spurs desde antes de la Segunda Guerra Mundial hasta mediados de los años 50, Nicholson tomó las riendas del banquillo en 1958 y condujo al club a la época más brillante de su historia a lo largo de sus 16 años en el cargo. Cuando dejó el puesto en 1974, el Tottenham había añadido a su palmarés un campeonato de liga, tres Copas, dos Copas de la Liga, una Recopa de Europa y una Copa de la UEFA.

Nicholson era un tipo duro de la vieja escuela, como recuerda el exjugador Cliff Jones, miembro destacado de la época dorada. “Sobre el campo, teníamos tres estrellas, Danny Blanchflower, Dave Mackay y John White pero la persona clave era Bill Nicholson”, recuerda. “Dirigía el club desde el vestuario hasta los despachos. No era alguien con quien quisieras problemas. Tenía una oficina en White Hart Lane y no era un sitio donde quisieras ir”.

Jones recuerda una anécdota concreta sobre el estilo de dirección de Nicholson: “Una vez, Jimmy Greaves me convenció de que fuera a pedirle un aumento. No fue muy bien. Le dije que me lo merecía porque era el mejor extremo de Europa. “¿No me digas? Cuando salgas, cierra la puerta”, fue toda su respuesta. Debo decir, de todos modos, que meses más tarde me llamó y me dio el aumento. Esa era su forma de trabajar”.

Ossie y Ricky

En 1978, la federación inglesa autorizó la llegada de jugadores extranjeros y el Tottenham fue el primero en aprovechar la situación. Tras el triunfo de la selección argentina en la Copa del Mundo de 1978, el entrenador Keith Burkinshaw se lanzó a por Osvaldo Ardiles que convenció a su compañero Ricardo Villa de que se le uniera en la aventura inglesa. Ambos acabarían entrando en la historia del club, que ganó la Copa en 1981 y 1982, además de la Copa de la UEFA de 1984.

Aquella final ante el Anderlecht constituye uno de los recuerdos más queridos de los aficionados Spurs. Tras un valioso empate a uno en la ida en Bélgica, los Spurs encararon la vuelta con muchas bajas, como recuerda el propio Ossie Ardiles: “Steve Perryman estaba sancionado y muchos otros lesionados. Así que Keith tuvo que elegir entre ponerme a mí o a Gary Mabbut. Y la decisión desembocó en ver quién podía moverse un poco mejor. De verdad. Gary al menos podía moverse un poco”. Pero el Anderlecht se adelantó en White Hart Lane y el tiempo se acababa para los Spurs. “Recuerdo que el segundo entrenador Peter Shreeves le dijo a Keith: “Pon a Ossie”. Y recuerdo que le contestó: “No puede ni moverse”. Pero Peter insistió: “Ponle”. Y por eso entré. ¡No me podía mover!”. En el minuto 84, Ardiles disparó al larguero y Graham Roberts marcó tras aprovechar el rechazo. El partido acabó decidiéndose en la tanda de penaltis y el Tottenham se proclamó campeón en su propio estadio.


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Keith Burkinshaw posa junto a Osvaldo Ardiles y Ricardo «Ricky» Villa en White Hart Lane en 1978 (Evening Standard/Getty Images).

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