Mucho estaban tardando en iniciarse los fichajes de cierto renombre. Raro era que los clubes ingleses no hubieran sellado contrataciones en víspera de una Eurocopa que suele enaltecer aún más la cuantía de los traspasos y un Brexit que podía devaluar la libra y encarecer aún más las compras. Como así ha sido. Por fin, las adquisiciones que producen masivas ventas de camisetas empiezan. El primer protagonista, Zlatan Ibrahimovic. El beneficiado, el Manchester United.
El delantero sueco llega a Old Trafford suscitando cierto recelo en muchos. Con pocos motivos. Ibrahimovic llega del Paris Saint-Germain. Donde ha conseguido el nivel más alto de toda su carrera. Donde ha tenido más continuidad en su fútbol. Donde ha logrado un mayor promedio goleador (38 goles en 31 encuentros, 1,22 goles por partido) y donde ha encontrado cierta estabilidad. En definitiva, donde ha logrado adquirir las virtudes que le consagraran como un futbolista total. Y no simplemente un gran futbolista, de talento colosal y dotes acrobáticas.
Zlatan ha sido el líder del PSG en su camino hacia la élite europea. El máximo goleador. Pero también el futbolista que dotaba de un plus de magia al mediocampo formado por Thiago Motta, Marco Verratti y Blaise Matuidi. Ha bajado a recibir, ha jugado entre líneas y ha sido mejor rematador que nunca. Leo Messi y Cristiano Ronaldo, son jugadores de mayor calibre que el sueco. Pero será mucho más difícil encontrar un jugador de su altura y condiciones físicas en consonancia con las habilidades de Ibrahimovic. Es un jugador irrepetible.
El Manchester United hace una gran contratación. Ibra es un delantero de un perfil que no tiene el equipo. Marcus Rashford, la estelar aparición del año pasado, es un ariete escurridizo y astuto. Pero no tiene presencia física, no sabe jugar de espaldas, y en los centros laterales y los balones largos, tiene poco que hacer. Puede ser una buena alternativa o un buen complemento. Incluso, con Wayne Rooney, en caso de seguir jugando en punta por decisión de José Mourinho, podría entenderse con Ibrahimovic. Dos genios del fútbol, de gran versatilidad y capacidad goleadora. Hay parejas que nunca podrían bailar mal juntas.

Con la adquisición de la leyenda sueca, el Manchester United vuelve a relatar como de grave es su crisis institucional actual. Tras la contratación de José Mourinho, entrenador poco acorde a los valores y principios de Old Trafford en su historia desde la llegada de Sir Alex Ferguson, llega Ibrahimovic, un jugador arrogante, díscolo, altivo, e incluso insolente, más allá de su excelso nivel como futbolista. Si están justificadas sus salidas de tono en relación a su colosal nivel futbolístico ya se juzga en función de la interpretación de cada uno y su paradigma futbolístico y moral.
Incluso Mourinho también se retrata con esta incorporación. En el año 2010, vende a Ibrahimovic al Barcelona por Samuel Eto´o y 45 millones de euros porque él no quería al sueco. No encajaba con su estilo de juego. Eso sí, el tiempo le dio la razón. Nueve meses después el Inter fue campeón de todo bajo su dirección mientras que Zlatan vio la final del Santiago Bernabéu por la televisión. Ahora, el entrenador portugués vuelve a confiar en el fenómeno nórdico para enmendar y reconducir el navío del Manchester United.
Toda la fanfarria generada por la llegada de dos soberbios personajes y profesionales del mundo del fútbol, eclipsan la realidad de un ataque letal de los Red Devils del Manchester United de la temporada que viene. Anthony Martial, Rashford, Rooney, Ibrahimovic, Memphis Depay y el armenio Henrikh Mkhitaryan, a punto de hacerse official su traspaso a la disciplina mancuniana. Los Red Devils van a tener las puntas de su tridente más afiladas que en todas las plantillas de la última década, desde la marcha de Ruud Van Nistelrooy al Real Madrid.
Llega un fenómeno díscolo a Old Trafford porque el Manchester United no aguanta más. Por eso trajo también a Mourinho. La sombra de Ferguson sigue siendo muy alargada y sin ver el fin en el horizonte. La competencia el año que viene será feroz y los Red Devils quieren ser el rey de la manada. Con Ibrahimovic no hay dudas, será más fácil. Es un grandioso jugador.