Andrés Weiss

La difícil tarea de ser central en el Chelsea

El hueco que dejó John Terry nunca ha llegado a ser cubierto, y no parece que ninguno de los centrales que tienen en nómina pueda llegar a ser siquiera un decente sustituto de la leyenda Blue. Un problemón para un equipo que debería pelear este año por la 3ª plaza, y de momento está lejos de estar a ese nivel.

 

Se puso de moda en las redes sociales, cuando Juego de Tronos encaraba su recta final, una imagen en la que se podía ver un dibujo de un caballo, con una parte definida dentro del concepto del hiperrealismo y otra enmarcada casi en el arte de lo abstracto, formada por unas cuantas líneas que por suerte se encontraban al final de su camino. Para definir, de una forma supuestamente original, cómo de terrible estaba siendo el final de la serie. Como paréntesis, un final decepcionante. 

Y el Chelsea este año vive cada 90 minutos la evolución que caracterizó la superproducción de HBO, de manera reducida y espontánea. Se han convertido en una montaña rusa que lleva a sus aficionados por todas las cotas emocionales que pueden existir, causando un efecto similar al generado por los dramas de Poniente. La potencia ofensiva con la que cuenta Lampard, tanto en el césped como en el banquillo, se ve encerrada en una cueva cada vez que la defensa pide el turno de palabra en el partido. Hace mucho tiempo que la retaguardia del Chelsea no es más que unos barrotes que coartan la libertad de dragones que quieren hacer mucho daño, pero no les dejan.

Desde que Terry dejó de ser importante sobre el césped de Stamford Bridge allá por 2016, las oficinas deportivas de los Blues han intentado cubrir parches con más parches. Como cuando te rompías el pantalón jugando en el parque y te lo remendaban con una caricatura del Capitán América que al final se acababa descosiendo. Básicamente, lo que ha sucedido año tras año en la zaga del Chelsea.

La involución de una defensa que una vez llegó a ser fiable

Y es que de nada ha servido que en los últimos tiempos hayan llegado David Luiz, que costó 30 millones; Antonio Rüdiger, que costó 29 millones; Malang Sarr, al que intentaron ceder sin éxito; y Thiago Silva, que llegó gratis pero cobrando un salario cuantioso sin duda alguna. Un extraordinario y quizá excesivo gasto al que hay que añadir la reconversión de César Azpilicueta, un parche muy eficaz que no deja de estar en una posición que teóricamente no es la suya, y la “vuelta” de Kurt Zouma, Fikayo Tomori o Andreas Christensen, que esta última temporada han tenido oportunidades, cada uno a “su manera”.

En 2017 se vence la Premier League, sí, pero con la apuesta de Antonio Conte de emplear tres centrales, para así poder contar con el toque de balón de Luiz solventando a la vez sus evidentes carencias defensivas con dos acompañantes a mayores, que solían ser Cahill y Azpilicueta. Encajan únicamente 33 goles en 38 partidos, y tan solo reciben 3 goles en un encuentro en dos ocasiones, ante el Arsenal y el Watford. Recibieron un total de 105 tiros en su portería, con un promedio de menos de 3 lanzamientos por jornada, y con un gol cada 3 intentos

Al año siguiente, el último convulso curso de Conte, bajan drásticamente su rendimiento, finalizando en 5º lugar en liga, consiguiendo 23 puntos menos que el año previo. Encajan 5 goles más que la temporada previa, habiendo tenido que atajar un total de 114 disparos a puerta, lo que suponía un incremento en el número de intentos por partido, pero no por gol, manteniéndose en ambos casos en los 3 del curso anterior. Llegaron a encajar 4 tantos en un encuentro de PL, otra vez ante el Watford, y 3 goles en otros 7 partidos, distribuidos entre liga y Champions. Había síntomas evidentes de una posible decadencia venidera.

Una sintomatología que acabaría dando positivo al año posterior, en una temporada incluso más complicada y con más turbulencias inesperadas. A la defensa se le sumaba la llegada de Kepa Arrizabalaga y las evidentes dudas que comenzaba a despertar en todo aquel que ponía la vista sobre sus actuaciones. Cierto es que ganan la Europa League ante el Arsenal, pues cuando cuentas con Eden Hazard en tus filas -el Eden Hazard del Chelsea-, todo es posible, pero el rendimiento en la competición doméstica fue harto decepcionante. 

Recibieron 39 goles, todos con Kepa en la portería. Y siguieron aumentando la cantidad de tiros que permitían que les hicieran entre los tres palos, con 120 en las 38 jornadas. Subiendo a 3,2 y 3,1 respectivamente el promedio de intentos por partido y por gol. Décimas, sí, pero un incremento de igual manera. Que también se ve evidenciado por el hecho de que el Manchester City les hiciera 6 goles en un partido, el Bournemouth consiguiera anotarles otros 4, y que tanto el Tottenham como el Slavia Praga les hicieran 3. Siendo aun más sangrante el caso de los checos, pues consiguieron meterles 3 goles con una cifra de xG -expected Goals- de 0’5. Es decir, multiplicaron por 6 su producción al enfrentarse a los londinenses.

Una campaña de altos vuelos, en todos los sentidos

Y ya este pasado curso, sin David Luiz, con una rotación tremenda en la posición de central y con “Frankie” Lampard al mando, la situación se acabó desmadrando. Quedaron 4º, una buena posición al no haber contado con fichaje alguno, pero las cifras de goles fueron desorbitadas. En 38 encuentros de Premier League consiguieron 69 goles a favor, siendo el tercer equipo de la competición en este aspecto, pero con 54 en contra, a mucha distancia de sus tres compañeros en la travesía por la Champions. A los que se suma que les hicieron menos disparos a puerta, con 115, pero necesitando poco más de dos lanzamientos para conseguir un gol. Cifras de media o incluso baja tabla.

Este año, en que la inversión se centró en la parcela ofensiva, el parche de los parches se ha acabado rompiendo por los cuatro costados. Ninguno de los centrales despierta en Lampard una gran confianza, y teniendo en cuenta que Lampard prefiere utilizar a Azpilicueta como lateral que como central, hay dos puestos para 6 jugadores que no son capaces de mantener la consistencia una temporada completa.

En 5 partidos ya les han hecho 9 goles, lo que indica una progresión de 68 goles en contra a final de temporada. Ya les han disparado a puerta un total de 17 veces, lo que indica una progresión de 129 disparos en contra a final de temporada. Y los xG ya indican que deberían haber recibido 3 goles menos, pues el West Brom solamente “debería” haber logrado uno, y contra el Southampton no se contaba con la pifia de Zouma y la tremebunda salida de Kepa.

Parece que el año que viene toca el gasto a la defensa, pero deben ser fichajes lógicos y con cabeza, pues gastar por gastar nunca viene bien, y el dinero que ha puesto este verano el Chelsea encima de la mesa requiere éxitos deportivos en el medio -o incluso corto- plazo. Y si no cambian las cosas, la temporada se hará muy larga. El círculo autoalimentado de decepción entre la portería y los centrales debe acabar, aunque no haya una solución clara. A estas alturas, ya no hay parches que valgan. A estas alturas, lo único que sirve es comprar un nuevo par de pantalones. Aunque las tiendas vayan a estar cerradas hasta enero.

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Andrés Weiss