Stephen Hawking descubrió que los agujeros negros no tenían horizontes de sucesos a partir de los cuales no había posibilidad de retorno, y no es que quiera contradecir al físico británico, pero se olvidó de un oscuro hoyo de donde no hay salida. Hace ya un par de años que se está gestando en el norte de Londres un pozo sin fin, y no estoy hablando del lugar donde van a parar las aspiraciones del Arsenal de volver a ganar una liga, sino del espacio donde habitan los suplentes de Harry Kane.
Mucho hemos hablado del delantero inglés, pero poco sobre la maldición que cae sobre las pobres almas de cántaro que intentan pelearle el puesto. Uno tras otro, van cayendo al pozo de la eterna suplencia, un oscuro y frío lugar de donde no hay retorno. O dicho de otra forma, el banquillo. Ahora Fernando Llorente, antes Vincent Janssen o Clinton N’Jie, y previamente Roberto Soldado. El hambre se ha juntado con las ganas de comer y el inglés les ha dejado sin nada en el plato. Porque Kane no solo es buen jugador sino también persona, descartamos la idea de que haya podido acudir a un vudú cubano, sin embargo, la causa sigue careciendo de una explicación comprensible.
La sombra de Harry es tal, que futbolistas que se podían llegar a considerar como prometedores y con una calidad suficiente para ser titulares en el Tottenham, se ven reducidos a la categoría de mediocres. Es como si una nube se posara sobre sus figuras y les persiguiera hasta su salida del club londinense. Pasó con Soldado, con Vincent Janssen, ahora cedido en la liga turca, y está pasando con Fernando Llorente. La buena noticia en esta complicada situación es que el nivel de Kane está muy por encima de lo esperado, algo que enorgullece a la afición de los Spurs. La mala, es que cuando él no está, los suplentes no han jugado o trabajado lo suficiente como para llegar a los estándares de juego a los que acostumbra el equipo.
La nueva lesión de Kane ha vuelto a poner, no solo a los aficionados, sino también a Mauricio Pochettino en alarma, que se encuentra ahora con una encrucijada de difícil solución. Tan poco confía el entrenador argentino en las posibilidades de Llorente de suplir el puesto, que Heung-Min Son, Erik Lamela, y en ocasiones Lucas Moura son los encargados de liderar la delantera Spur junto con Christian Eriksen y Dele Alli. A finales de enero, el entrenador argentino declaró que el delantero español todavía formaba parte de sus planes. Suponemos que se refería a sus planes de suplencia, porque Llorente apenas ha jugado y parece que la lesión de Harry Kane tampoco le permitirá pisar el terreno de juego.
La falta de confianza en los delanteros ha acabado por minar su moral y motivación. Si la época de Soldado en el Tottenham se recordará por algo, fue por sus fallos. Un jugador que marcaba de todo y con todo en el Valencia se creó un enemigo en el balón y en la puntería. A tal punto llegó la cosa, que Bobby Soldier se ganó la etiqueta de fracaso a pulso, y de testigo están las recopilaciones de sus perlas en las redes sociales. Sin embargo, el calor y apoyo que le proporcionó la grada fueron de suma importancia para el español. La frustración fue siempre protagonista en una etapa dura para el soldado particular de la afición del Tottenham.
Las cifras de antes y después de la llegada de los delanteros al norte de Londres es escalofriante, y su forma física y mental parece dar un giro drástico. Roberto Soldado llegó a marcar 76 goles en 110 partidos con el Valencia, sin embargo, en el Tottenham anotó 16 goles en 47, y gracias. Sin embargo, parece que Soldado es el más beneficiado de todos. Cuando llegó al norte de Londres, Kane estaba empezando a transformarse en el delantero que es hoy, razón que explica que el jugador español haya jugado tantos partidos en comparación con los que más tarde ocuparían su puesto.

Después de Soldado vino Vincent Janssen, la joven promesa del fútbol holandés que había marcado 29 goles en 38 partidos con el AZ Alkmaar. ¿Qué pasó cuando llegó a Londres? Seis goles en doce partidos. El caso más trágico es el de Clinton N’Jie, dos partidos de titular y ningún gol. Con el fichaje de Fernando Llorente, parecía que los Spurs buscaban otro tipo de delantero: alto, conveniente en el remate y con capacidad de atosigar a las defensas más fijas. Sin embargo, el español no ha sido nada de lo último para el conjunto inglés. Ha jugado diez partidos de titular y ha marcado cinco goles, unas cifras que no son ni pésimas ni escandalosas, pero que no acaban con la sensación de que el delantero no está al nivel de lo esperado. Una sensación familiar.
Los que vienen a pelearle el puesto a Kane llegan con la ilusión de convertirse en ídolos de la grada y se olvidan de que ésta ya tiene a su héroe. Y no es que la afición del Tottenham no pueda querer a dos por igual, pero es que sus números y rendimiento no son dignos de alabar. Paciencia, y no otra cosa, es lo que han tenido los Spurs con sus últimos fichajes fallidos. Tanta que el cuentagotas, a punto de vaciarse, les está pidiendo más tregua. Paciencia es lo que deberán tener cuando tengan que buscar un reemplazo para su superestrella.
¿Habrá que llamar a David Copperfield para encontrarle sentido a algo tan corriente como paranormal? ¿Es quizá la Premier League una liga muy exigente para los delanteros extranjeros que intentan hacerse con un hueco en el once de los Spurs? ¿Necesitan los jugadores más tiempo de aclimatación? ¿Se ha vuelto el fútbol muy exigente, demandando resultados instantáneos? ¿Se ha adaptado mejor Kane al juego de su país natal? ¿Se convertiría Kane en un Soldado si saliera de Inglaterra? Las preguntas son muchas, y las respuestas son varias. Lo que está claro es que no hay nada evidente.
Harry Kane ha conseguido anotar más goles en un año que todos los cuatro anteriores en su etapa en el Tottenham. ¿La moraleja de la historia? O fichar mejor o bien evitar fiarse de las cifras goleadoras de ligas extranjeras. Lo que está comprobado es que, uno tras otro, los delanteros del Tottenham van cayendo en el hoyo negro de la eterna suplencia. No sabemos si ven los partidos desde allí con una barbacoa y hablan de sus problemas personales, pero lo que sí sabemos es que los Spurs deben buscar soluciones al problema para evitar quedarse con una mano delante y otra detrás cuando el huracán despeje el norte de Londres.