Decía la aclamada artista argentina Mercedes Sosa en una de sus canciones que todo cambia en este mundo. Lo cierto es que esto se cumple en la mayoría de casos, como cuando visitas esa ciudad donde pasaste el primer verano con tus amigos y te das cuenta de que ya no es lo mismo que entonces. Cambian las personas, las relaciones, cambias de trabajo o de coche…sin embargo, en el norte de Londres hay algo que parece inmutable al paso del tiempo. Y es que el Arsenal, aún después de la marcha del que fue su líder en el banquillo durante 22 temporadas, sigue siendo ese equipo que cada año transmite la ilusión de un niño, pero que se queda a medio camino entre la gloria y la decepción.
Cuando Unai Emery reemplazó el pasado verano a Arsène Wenger, una de las primeras cosas que dijo fue que había que “abrir las ventanas y barrer debajo de las alfombras” para volver a estimular al equipo. Se fueron jugadores como Lucas Pérez, Jack Wilshere o Santi Cazorla y vinieron otros como Lucas Torreira, Sokratis Papastathopoulos o Bernd Leno, entre otros. Nuevos fichajes, nuevo entrenador e ilusión renovada entre la afición del norte de Londres que hacía presagiar el inicio de una era distinta y sobre todo, menos convulsa que los últimos años de la anterior. A pesar de todo, la vida parece no haber cambiado mucho para los Gunners y la irregularidad en su juego, sigue siendo una losa demasiado pesada para un conjunto que debería aspirar a todo.
Los muchachos de Emery acumulan partidos en los que un nuevo renacer parece posible como cuando maniataron al Chelsea (2-0), con otros en los que parece el mismo Arsenal de los últimos años. En sus ocho encuentros contra los denominados Big 6 de la Premier, sólo ha conseguido dos victorias, la citada anteriormente ante los Blues y la victoria ante su molestos vecinos del Tottenham. Liverpool, Manchester City o Manchester United, respectivamente, saben lo que es hacer morder el polvo al conjunto londinense. Un conjunto carente de líderes que durante estos partidos, transmitió las mismas sensaciones que en las peores fases de la era Wenger.
“El futuro de Mesut Özil está en sus manos”, dijo Unai Emery poco antes de jugarse su futuro en Europa ante el Bate Borisov el pasado jueves. Y es que el exquisito centrocampista alemán, aunque sólo será por ser el mejor pagado de la plantilla (20 millones por temporada, sí han leído bien), debería ser uno de esos líderes que hemos mencionado anteriormente. Sin embargo, el mediapunta bávaro ha sido más protagonista fuera que dentro del campo este año.
Hace menos de tres meses, salió a la luz un vídeo en el que se le veía consumiendo la droga “hippy crack” junto a algunos de sus compañeros en una conocida discoteca londinense. Por si fuera poco, su rendimiento tampoco ha estado al nivel del brillante talento con el que ha deslumbrado a toda Europa en numerosas ocasiones. Muestra de ello, es que ha acumulado únicamente 1.341 minutos, el decimoséptimo de la plantilla, y ante el Bate Borisov, fue la séptima vez esta temporada en la que jugó un encuentro completo.
Es cierto que todavía no hay nada perdido, y que, a pesar de su inconsistencia, los de Unai Emery se encuentran cuartos, en puestos Champions. Pese a ello, esa plaza está en peligro debido al renacimiento del Manchester United de Ole Gunnar Solskjaer, rival ante el que por cierto, se enfrentarán en apenas tres semanas (10 de marzo). También conviene decir que aunque han sido eliminados tanto de la FA Cup como de la Carabao Cup, el Arsenal mantiene sus aspiraciones en Europa. Y es que después de un partido espantoso en Borisov (1-0), el conjunto londinense consiguió darle la vuelta a la eliminatoria (3-1 global), y se enfrentará en octavos de final al Rennes en un mes de marzo decisivo.
Bournemouth, Tottenham o Manchester United, serán sólo algunos de los rivales a los que se tendrán que enfrentar en el campeonato doméstico. Casi nada. Todo ello, sumado al choque frente al conjunto francés marcará gran parte del desenlace de una temporada, en momentos caótica, para los del norte de Londres. Habrá que ver si todo cambia como la canción de Sosa o si sigue siendo el mismo Arsenal de los últimos tiempos.