Ilie Oleart

La lesión de Morata sitúa a Conte en un dilema

La lesión de Álvaro Morata, que estará hasta seis semanas de baja, obligará a Antonio Conte a tomar una decisión que puede tener un impacto directo sobre el desenlace de la temporada del Chelsea.

La lesión de Álvaro Morata durante la primera parte del encuentro entre Chelsea y Manchester City tuvo un impacto directo sobre el desenlace de ese duelo (más allá de la cuestionable decisión de Antonio Conte de dar entrada a Willian por el delantero español). La hora de partido que el Chelsea disputó sin Morata sobre el terreno de juego nos permite atisbar las dificultades que afrontarán los Blues sin su delantero titular.

Morata padece una lesión muscular que podría mantenerle en el dique seco hasta seis semanas, es decir, hasta mediados de noviembre. Eso significaría que se podría perder hasta siete partidos: ante Crystal Palace, Watford, Bournemouth y Manchester United en liga, los dos partidos ante la Roma en Champions y ante el Everton en Copa de la Liga. Una serie de duelos que podrían dejar a los Blues muy lejos de la cabeza en la liga, fuera de la Copa de la Liga y complicarles la clasificación a octavos de la Champions League. De la forma en que Conte sea capaz de paliar la baja de Morata dependerá que el Chelsea llegue a Navidad vivo en todas las competiciones.

El entrenador italiano repitió hasta la saciedad en verano que su plantilla carecía de la profundidad suficiente para competir en tantos frentes. Y si existe una posición en su plantilla que esté coja, esa es la de delantero centro. Álvaro Morata y Michy Batshuayi son los únicos delanteros centros natos de la plantilla de Conte, que también afrontó el curso pasado con solo dos puntas, Diego Costa y Batshuayi. Una situación que contrasta con las temporadas inmediatamente anteriores, en que los Blues siempre contaron al menos con tres puntas. Pero Conte decidió en el verano de 2016 no prolongar las cesiones de Radamel Falcao o Pato y traspasar a Loïc Rémy, dejando a Costa como único punta de la plantilla, al que ese verano añadiría a Batshuayi.

El impacto de Morata en este arranque de liga ha sorprendido a propios y extraños. El delantero español ya había demostrado en Juventus y Real Madrid que no le pesa jugar en grandes equipos y que no se amilana en los escenarios más majestuosos. Pero muchos jugadores necesitan un periodo de adaptación a las particularidades de la Premier League. No ha sido el caso de Morata, autor de seis goles y dos asistencias en liga más otro tanto en Champions. Su conexión con César Azpilicueta, que le ha asistido en cuatro de esos seis tantos en liga, ha resultado especialmente sorprendente.

Ante el Manchester City, Conte no confió en la única opción natural para sustituir a Morata que tiene en plantilla, Batshuayi. En su lugar, optó por dar entrada a Willian y utilizar a Eden Hazard como falso nueve. No es una posición nueva para el belga, que ya ha realizado esa función tanto con José Mourinho como con el propio Conte la temporada pasada. Un jugador de la indudable calidad e inteligencia táctica de Hazard puede ocupar esa posición con garantías pero hay que considerar el coste de oportunidad. Es decir, lo que pierde el equipo por el hecho de que no esté en su mejor posición.

En el 3-4-3 (en ocasiones, como ante el Manchester City o el Atlético de Madrid, 3-5-2), Hazard ha hallado un socio de lujo en Marcos Alonso, al que cede la banda izquierda para ocupar posiciones más centradas. Esa dinámica es uno de los grandes hallazgos del modelo de juego de Conte. Hazard parte de la banda izquierda para trazar movimientos hacia dentro y permitir la aparición de Alonso. Eso le permite asociarse en banda con él o hacerlo con Morata o Fàbregas por dentro. Una libertad que permitió a Hazard recuperar su lustro la temporada pasada y erigirse en el jugador más decisivo de los Blues campeones de liga.

Eso nos lleva a Batshuayi. La falta de oportunidades del belga se ha convertido en un misterio. El delantero formado en el Standard de Lieja ha demostrado con goles su valía. Un tanto suyo ante el West Brom dio la liga al Chelsea el pasado 12 de mayo. Otro gol del ariete belga le valió al Chelsea los tres puntos en el Metropolitano ante el Atlético de Madrid en Champions. Batshuayi marcó cinco goles en liga el curso pasado a pesar de haber disputado solo 239 minutos en todo el campeonato (y un partido como titular, en la penúltima jornada de liga…). Esta temporada, ya ha marcado dos goles en Champions en 98 minutos aunque aún no ha podido estrenarse en sus 99 minutos en liga. Sus cifras de goles por minutos están a la altura de los mejores delanteros de la liga pero Conte sigue sin confiar en él.

El entrenador italiano solo lo ha hecho cuando no tenía más opciones. Durante la semana previa a la disputa de la semifinal de la FA Cup, en abril de este año, Conte vivió una agria disputa con Diego Costa que le llevó a relegarle al banquillo para el duelo en Wembley ante el Tottenham. En aquel partido, Conte sentó al delantero hispanobrasileño y también a Eden Hazard, con el que también mantuvo sus diferencias. Sin Hazard ni Costa, Conte no tuvo más remedio que recurrir a Batshuayi. Le mantuvo sobre el césped durante una hora, hasta que dio su brazo a torcer y dio entrada a sus dos cracks. La floja actuación de Batshuayi aquel día quizás convenció a Conte de que el belga todavía no está preparado para estas grandes citas.

Es evidente que el juego de Batshuayi, un jugador de 24 años (como Morata), sigue teniendo algunas lagunas, en especial en lo que hace referencia a su comportamiento defensivo y a su participación en la construcción del juego, sobre todo cuando su equipo se encuentra sometido a presión. Su tendencia es buscar desmarques al espacio en lugar de acercarse a recibir y actuar como segundo hombre para que los medio centros puedan recibir de cara. La cuestión es: ¿Conte tendrá la paciencia de esperar a que Batshuayi corrija esas deficiencias u optará por un parche provisional?

Sobre el autor

Ilie Oleart