Pol Estrada Plans

La multipropiedad se aposenta en el Etihad Stadium

El City Football Group, compañía propietaria del Manchester City, está ultimando detalles para oficializar la compra del Girona, recién ascendido a la primera división española. Los Sky Blues utilizarán el club catalán para que las jóvenes promesas ganen minutos.

En julio de 2015, nada más finalizar la temporada regular, el Manchester City y el Girona empezaban a establecer una relación de fraternidad que con el tiempo ha proliferado. Por aquel entonces, el club gerundense era equipo de la segunda división española y, a pesar de realizar unas últimas campañas más que notables, buscaba un incentivo económico que le ayudara a saldar las deudas y a dar un salto cualitativo a la institución. Por otra parte, el conjunto inglés pretendía utilizar el Girona como franquicia para ceder a las promesas que no gozaban de los minutos suficientes con el primer equipo, con el propósito de que ganaran nivel deportivo, para luego recuperarlas o traspasarlas. Y así fue. La campaña 2015-16 vistieron la elástica rojiblanca Pablo Maffeo, Chidiebere Nwakali, Rubén Sobrino y Florian Lejeune. Y en 2016-17 llegaron Pablo Marí, José Ángel Esmoris “Angeliño” y Pablo Maffeo, que repetía.

Además de dichos favores, las dos instituciones acordaron la compra del club catalán por parte del City Football Group en caso de que subiera a la primera división de España. Para beneficio de ambas partes, el Girona ha conseguido ascender de categoría sólo dos temporadas después y la consecución de la operación parece inminente.

El City Football Group es una empresa propiedad del grupo inversor Abu Dhabi United Group que pretende crear, supervisar y administrar una red de clubes, además de desarrollar diversas áreas futbolísticas de apoyo para estos. La compañía, cuya joya es el equipo entrenado por Pep Guardiola, goza de sucursales en Estados Unidos (New York City), Australia (Melbourne City), Uruguay (el CA Torque, de la segunda división charrúa) y Japón (posee el 20% de Yokohama Marinos). También se ha asociado con otras entidades para detectar talento emergente como la Federación de Fútbol de Ghana, el Long Island Rough Riders, el San Antonio FC o el Atlético Venezuela. Asimismo, con el NAC Breda holandés tiene una relación similar a la que tenía con el Girona; les cede jugadores para que gocen de minutos y ganen experiencia. Un acuerdo idéntico al que mantienen Chelsea y Vitesse, que se ha convertido a efectos prácticos en el filial holandés de los Blues.

El City Football Group ejemplifica a la perfección uno de los modelos de negocio más exitosos del fútbol moderno, la multipropiedad, que se está extendiendo rápidamente a nivel global. Este concepto existe cuando una persona física o jurídica, en este caso el Abu Dhabi United Group, posee más de un equipo, ya sea en una misma competición o en una diferente. Asimismo, también existen relaciones afines entre clubes que resultan ser beneficiosas para todas las partes pero que no necesariamente incluyen la compra de uno de los clubes. Un buen ejemplo es el acuerdo que mencionábamos anteriormente entre Chelsea y el Vitesse, por el cual los Blues nutren de jugadores jóvenes el club holandés, para que después demuestren las mejoras en Stamford Bridge. El club holandés logra así disponer de jugadores de una calidad superior a la que podría pagar por su cuenta, ya que el sueldo de estos jugadores lo suele pagar el club grande.


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Aficionados lucen la camiseta del New York City de Frank Lampard en 2015 (Elsa/Getty Images).


Sin embargo, este modelo de gestión ha levantado polémica en muchos de los casos en los que se ha aplicado. El problema principal que señala la UEFA con este prototipo es que atenta contra el juego limpio, además de desfavorecer a los clubes económicamente débiles. Basta con imaginar un caso hipotético: en la última jornada de la fase de grupos de la Champions League, RB Leipzig y Red Bull Salzburgo se enfrentan entre sí. Uno de ellos está eliminado y el otro necesita ganar para clasificar a octavos de final. Es fácil intuir el resultado que se produciría.

En 2002, tras pronunciar la sentencia definitiva del caso ENIC (una sociedad de inversión con participación directa en seis clubes europeos), la UEFA hizo pública la nueva legislación. La norma estipula que una empresa o individuo no puede controlar directa o indirectamente a más de uno de los clubes participantes en una competición de clubes de la UEFA. Actualmente, esta legislación sigue estando vigente, aunque no lo parezca en algunos casos.

No obstante, hay un vacío legal que es aprovechado por los mandatarios de algunos clubes. Según el artículo 18 de las disposiciones generales de los estatutos de la FIFA, organismo que se antepone a la UEFA, el encargado de avalar que los clubes asociados actúen con independencia y no dependan de cualquier institución externa puede ser el máximo responsable de la multipropiedad. Se aprecia en este fragmento del estatuto:

“Cada miembro deberá garantizar que sus clubes afiliados pueden tomar las decisiones que implican su afiliación al miembro con independencia de cualquier entidad externa. Esta obligación será válida independientemente de la forma jurídica del club. En todo caso, el miembro deberá garantizar que ninguna persona física o jurídica (compañías y sus filiales incluidas) controla más de un club si esto crea el riesgo de atentar contra la integridad del juego o de una competición”.

De este modo, por ejemplo, el RB Leipzig y el Red Bull Salzburgo podrán participar en la próxima edición de la Champions League a pesar de que la normativa de la Champions League dictada por la UEFA estipule claramente que no deberían poder hacerlo, ya que el dueño último de ambos clubes es el mismo, el millonario austriaco Dietrich Mateschitz. Después de que la UEFA investigara los patrocinios, los directivos y las fuentes de financiación de ambos clubes, ha determinado que no incumplen la normativa y que son independientes entre sí. 

Otro episodio de renombre, y que además tiene su repercusión en Inglaterra, es el de la familia Pozzo. Los empresarios italianos Giampaolo y Gino, padre e hijo, son propietarios del Udinese, del Granada en un 20% (vendieron el 80% restante a un empresario chino en 2016) y del Watford. En parte, los Hornets ascendieron y se consolidaron en Premier League gracias a la gestión de los Pozzo y los refuerzos que llegaron de los clubes que ellos mismos dirigen. Ellos no se han topado nunca con los problemas legales que han tenido que afrontar los dirigentes de RB Leipzig y Redbull Salzburgo porque son clubes que participan en diferentes competiciones y que jamás se han topado en una competición europea.

Un camino similar busca seguir el City Football Group con la compra del Girona. Aunque el Manchester City seguirá siendo su objetivo principal a largo plazo, la compañía no descarta apostar fuerte por el club catalán pese a ser, a priori, una franquicia para nutrir de jugadores a los Citizens. De hecho, como señalan varios medios deportivos, cuatro futbolistas que pertenecen al club inglés ya se entrenan con la plantilla del Girona. Sin aún haber nada oficial, Pablo Maffeo (por tercera temporada consecutiva), Douglas Luiz, Marlos Moreno y Aleix García defenderán los colores del Girona la temporada que viene.

Al permitir la participación de las franquicias de Red Bull, la UEFA sienta un peligroso precedente. ¿Negará la entrada a Manchester City o Girona si coinciden un día? ¿Lo hará con Udinese y Granada si en el futuro se enfrentan en la Europa League? Tampoco la FIFA ha hecho nada por impedir la proliferación de este modelo, que perjudica gravemente a los clubes que no cuentan con el apoyo de otras franquicias hermanas. A la práctica, el modelo de Red Bull y el propio City Group obliga a los grandes europeos a copiar su modelo para no quedarse atrás. Si las organizaciones internacionales no lo impiden, corremos el riesgo de presenciar un día una Champions League en la que compitan 32 equipos pero todos pertenezcan a las mismas cuatro o cinco franquicias.

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Pol Estrada Plans