Virgil Van Dijk es el hombre de moda. Su nombre suena por cualquier lugar donde se precie el fútbol, da igual en dónde, todo lo que gira en torno a la figura del central es la unanimidad abrumadora con respecto a su juego y su influencia en el equipo. El capitán de la Oranje ha conseguido poner de acuerdo a todo el mundo con su nivel estratosférico de juego. Se ha posicionado entre los mejores defensores en el panorama del fútbol actual (si no el mejor).
Y es que el holandés se encuentra de dulce. El pasado domingo fue galardonado con el premio que otorga la Professional Footballers’ Association (PFA) inglesa a mejor futbolista de la Premier League, superando a Raheem Sterling en las votaciones y sucediendo así a su compañero de equipo Mohamed Salah en tan prestigioso premio. De esta manera, Van Dijk se une a otros grandes jugadores del club inglés que han tenido el honor de recibir este galardón como Luis Suárez, Steven Gerrard, John Barnes, Ian Rush, Kenny Dalglish y Terry McDermott.
Es un merecido reconocimiento después de haberlo jugarlo absolutamente todo en la competición doméstica y no perder ni un solo duelo individual (dato que dudo que se vuelva a repetir en los próximos 25-30 años), haber sido amonestado solamente una vez y haber marcado 3 goles en la presente temporada a falta de los dos últimos encuentros de liga. No está nada mal su temporada, ¿verdad? Eso sí, el jefe de la zaga Red busca que esos grandes números terminen traduciéndose en títulos colectivos: ya sea la ansiada Premier que el Liverpool lleva buscando casi tres décadas más tarde desde su actual formato, o la Champions League, donde el equipo ha vuelto a situarse entre los cuatro mejores y se ha topado de frente ante el Fútbol Club Barcelona en un “choque de trenes” que apunta muy alto y bien podríamos denominar como final anticipada, sin desmerecer al otro lado del cuadro en el que se encuentran Tottenham y Ajax, ni mucho menos.
El Liverpool aterriza en la Ciudad Condal para afrontar la ida de dicha eliminatoria. Será la primera eliminatoria en la que comience jugando fuera de su feudo esta temporada en la máxima competición continental. En octavos y cuartos, ante Bayern y Oporto respectivamente, no le fue nada mal a los pupilos de Jürgen Klopp jugar de visitante la vuelta en dos estadios cuyas aficiones empujan y arropan bastante como lo son el Allianz Arena y O Dragao. Veremos qué tal se les da eso de iniciar una eliminatoria lejos de Anfield y en un estadio de los más incomodos de Europa como es el Camp Nou, donde meterle mano al equipo culé se ha convertido en poco menos que una quimera.

Van Dijk ya fue decisivo ante el Bayern en Múnich. (Lars Baron/Bongarts/Getty Images)
En cuanto al análisis de lo que puede ocurrir o lo que puede ofrecer la eliminatoria, hay poco que destacar que no sepamos ya. Las dos delanteras son absolutamente temibles para cualquier equipo que decida tener el valor de cruzarse con ellas. Los Reds tienen de su lado a dos gacelas como Mohamed Salah y Sadio Mané, y un equilibrista llamado Roberto Firmino. Por otra parte, el Barça tiene all mejor jugador del mundo, un tal Lionel Messi (¿os suena de algo?). Además tiene a un delantero que siempre está “mordiendo” como es Luis Suárez y el talentoso Ousmane Dembélé (aunque veremos si Ernerto Valverde decide finalmente apostar por Philippe Coutinho en lo que sería el reencuentro con su ex equipo y algunos de sus ex compañeros). El duelo entre quizás los dos centrales más en forma de la temporada como son Gerard Piqué y, valga la redundancia, Van Dijk.
Las estrellas no se quedan ahí. Bajo palos dos porteros de talla mundial como Alisson Becker y Marc-André Ter Stegen. En los laterales, Trent Alexander-Arnold contra Nelson Semedo y Andrew Robertson contra Jordi Alba, cuatro “motos” con un depósito de gasolina inagotable y que reparten asistencias por doquier. Para el final he querido dejar el centro del campo, en lo que tal vez el Barcelona saque una ligera ventaja al Liverpool. Sí, digo ligera porque el mediocampo del conjunto inglés por el que se decante Klopp le echará tantas o más ganas que el del conjunto azulgrana. El equilibrio será máximo. Las diferencias serán mínimas. Precisamente, será esto último lo que seguramente termine decantando este duelo entre dos grandes clubes históricos.
Nadie (o casi nadie sensato al menos) duda de que será una eliminatoria apasionante, tanto para las aficiones de ambos equipos como para los aficionados al fútbol en general, con dos estilos diferentes y bien definidos, ya que ninguno de los dos se esconde en cuanto a mostrar su estilo de juego, si no que se enorgullecen plenamente de ello. Se espera una fiesta del fútbol y ambos equipos tienen los ingredientes suficientes para que tal celebración tenga lugar. Veremos si, entre tanta estrella, el bueno de Van Dijk decide volver a ponerse en modo muralla en el partido más importante de la temporada.