Víctor Diéguez

La noche previa a Estambul

Un conjunto teóricamente superior que gobierna en la Premier League con puño de hierro llega a Anfield para disputar una eliminatoria de Champions League. ¿Os suena de algo? Al Liverpool también.

El azar emparejó a Manchester City y Liverpool en los cuartos de final de la Champions League. Los de Pep Guardiola son los favoritos ante el gran público y razones no faltan: son primeros en la Premier League con una diferencia abismal y con un juego que ha enamorado a la crítica. Pese a ello, el Liverpool no parte con tanta desventaja como se piensa. Los pupilos de Jürgen Klopp ya vencieron con autoridad al City, mostrando el camino a seguir para ganar a un equipo invencible. Aun así, la gran baza de los Reds es que ya han vivido esta situación antes. Y no, no me refiero a la importancia del escudo en Europa, que también, sino a que el Liverpool antes de tocar el cielo en Estambul tuvo que ganarse la oportunidad de hacer historia noqueando al Manchester City de aquel entonces: el Chelsea de José Mourinho.

En la temporada 2004/2005, Mourinho aterrizó en Stamford Bridge e impuso desde el primer momento su ley. Acabaron la temporada como campeones con la impresionante cifra de 95 puntos, récord actual de la competición. Su perseguidor más inmediato, el Arsenal, acabó 12 puntos por detrás. Esta gran temporada estuvo respaldada por una inversión altísima de Roman Abramovich en el equipo, gastándose la nada despreciable cantidad de 150 millones de libras en fichajes. Entre los jugadores que llegaron a Stamford Bridge ese verano, aparecen nombres como Didier Drogba, Ricardo Carvalho, Paulo Ferreira, Arjen Robben, Tiago, Petr Cech, Alex o Mateja Kezman. Con todos estos jugadores, el paso triunfal del Chelsea y Mourinho en su primer año por Inglaterra no se limitó al dominio en liga, sino que también consiguió ganar la Copa de la Liga.

Si al párrafo anterior cambiamos “Chelsea” por “Manchester City” y unos pocos datos más, quedaría un buen resumen de lo que está siendo esta temporada para Guardiola y los suyos. Los paralelismos son evidentes entre ambos equipos, ya que por parecerse, se parecen hasta en que el segundo clasificado sea el rival ciudadano y en que fueron eliminados en la misma ronda de la FA Cup antes de ganar la Copa de la Liga. Pero no sólo hay similitudes en el rival del Liverpool, sino que también hay similitudes entre los Reds actuales y el de hace más de una década. Ambas plantillas estaban a años luz en Premier de su rival, ambas sumaron fracasos coperos y ambas se complicaron sobremanera la clasificación en la fase de grupos de la Champions League.


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Petr Cech, Frank Lampard, José Mourinho y John Terry celebrando la Premier League conseguida por el Chelsea en 2005 (Adrian Dennis/AFP/Getty Images).


La eliminatoria entre Chelsea y Liverpool en 2005 no destacó por su brillo, sino por el miedo que se profesaban ambos equipos. Mourinho apostó por su ya clásico planteamiento defensivo, mientras que Rafa Benítez, considerando sus antecedentes y la importancia de lo que había en juego, también optó por una estrategia más conservadora de lo habitual. La ida, por tanto, fue una oda al fútbol ofensivo y al entretenimiento que acabó con empate a cero. Todo se decidiría en la vuelta en Anfield con un marcador adverso para los locales y favorable para los intereses de Mourinho. La temporada, con la más que previsible eliminación, habría sido un fracaso rotundo para el Liverpool: quintos en Premier por detrás del Everton, perdieron la final de la Copa de la Liga ante el Chelsea, quedaron eliminados en tercera ronda de la FA Cup, y, para poner la guinda, Mourinho y los suyos tenían todos los números de despertarles del sueño europeo. Pero a los Reds aún les quedaba un as en la manga para seguir soñando. Ellos no caminaban solos.

Tiempo antes de que al árbitro pitase el inicio del partido de vuelta, los aficionados del Liverpool comenzaron a cantar el You´ll Never Walk Alone a modo de arenga, creando así un ambiente mágico en Anfield. El premio por esa atmósfera llegó pronto, ya que Luis García anotó el único tanto de la eliminatoria. El tapado estaba imponiéndose en la eliminatoria ante el equipo que se había paseado por delante de sus narices en la Premier League y les había ganado la final de la Copa de la Liga. Los Reds estarían en la final gracias al apoyo de los suyos. Lo que sucedió en Estambul ya es historia.


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Luis García anotando el único gol de la eliminatoria ante la mirada de la defensa Blue. (Adrian Dennis/AFP/Getty Images)


Si bien es cierto que la eliminatoria entre Manchester City y Liverpool se antoja más entretenida que aquel Liverpool-Chelsea para el espectador neutral, la épica parece que seguirá al mismo nivel. Ni el Manchester City es tan superior ni el Liverpool está tan lejos de repetir esa maravillosa carambola que le llevó a hacer un milagro en 2005. Básicamente porque tiene detrás suyo lo más importante en el mundo del fútbol, ese algo que es capaz de levantar las peores crisis y mantener las épocas de bonanza: el amor incondicional de sus aficionados.

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Víctor Diéguez