Bournemouth ya no es sólo un rincón costero donde el turisteo británico disfruta del placer de darse barrigazos en la playa y los jóvenes hacen rutina universitaria esquivando la peor parte del clima de Inglaterra. Desde hace un par de años, su históricamente desconocido equipo de fútbol ha sido artífice de colocar a la sureña ciudad en el mapa balompédico mundial. Sólo han pasado dos temporadas desde que ascendieron y sí, ver a un club inédito en la Premier League fue bonito. Pero haber acostumbrado al resto a su presencia va más allá: es extraordinario.
Preguntaba hace unos días en Twitter el periodista José David López por el equipo revelación de la temporada en la Premier League, y las respuestas con el nombre del AFC Bournemouth podían contarse con los dedos de una mano. La temporada 2016-2017 puede considerarse como una sin un conjunto realmente sorprendente. ¿Tottenham? Su proyecto ya se había destapado como una realidad palpable antes. ¿Everton? Progresan, pero aún no han mostrado la fuerza suficiente para pelear regularmente con los seis grandes. Entre spurs y toffees oscilaba la opinión del internauta. Es entonces cuando te das cuenta de lo lejos que han llegado los cherries. Su anonimato cuando la conversación trata de equipos revelación es la confirmación de que la suya es una gesta tan silenciosa como titánica.
En sólo dos años, el aficionado al fútbol inglés ha normalizado la presencia de un equipo que ha pasado tres siglos de existencia inédito en la élite y siendo cara conocida en divisiones inferiores. A pesar de haber subido desde Championship en 2015 como campeón, apenas unos cuantos románticos apostaron por la supervivencia de unos novatos sin currículum. Y no sólo acabaron por encima de entidades sobradas de galones como Aston Villa, Newcastle United o Sunderland –los dos primeros perdieron la categoría esa temporada; los black cats finalmente han caído en la presente–, sino que lo hicieron sufriendo menos de lo esperado: únicamente pasaron cuatro jornadas en puestos de descenso, y ninguna de ellas entre la 15 y la 38. En su segunda campaña como equipo Premier, transitaron la zona roja durante las tres fechas inaugurales y desde entonces han disfrutado de una meritoria travesía por mitad de tabla. Todo ha fluido con tan asombrosa naturalidad que hoy parece que llevan un lustro en la liga.
Junto al éxito que supone haber echado raíces en la máxima categoría, no se debe pasar por alto que el Bournemouth es y será un pigmeo sacando codos con valentía entre gigantes. Su estadio, Dean Court o Vitality Stadium según lo reacio que sea cada cual al fútbol moderno, es el de menor capacidad de toda la Premier League, con espacio para 11.464 espectadores. Tiene 9.624 asientos menos que el segundo más reducido, el Liberty Stadium del Swansea City. Comparado con el mayor coliseo de la liga, el mítico Old Trafford del Manchester United, la diferencia es de 64.179 localidades. Los cherries han sido capaces de no pasar apuros en la Premier a pesar de que en términos de magnitud pertenecen a otra dimensión. El miedo escénico difícilmente juega a su favor siendo locales en un campo tan modesto. Sus clubes de fans nacionales e internacionales son diminutos en comparación con los del resto de equipos, que han tenido años de sobra para desarrollar su marca en una de las ligas más mediáticas del planeta. Pero ahí siguen. Mirando a los ojos al resto sin rechistar por su pequeñez.
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“Ha sido un tremendo logro; la segunda temporada siempre es más dura. La primera es una novedad y todo el mundo está contento por estar aquí, pero después hay expectativas y se espera de ti que te mantengas. Y no es tan fácil, especialmente dada la calidad de la liga”, dijo Eddie Howe tras superar la barrera de los 40 puntos al ganar al Sunderland. Él, aún sin canas que invadan su rubio y con perenne cara de chaval, es lo opuesto al perfil de entrenador old-school chapado a la antigua. Pero, a pesar de su juventud, conoce como nadie a los rojinegros porque ha crecido con ellos desde el fango hasta la gloria; desde las cloacas de League Two en 2008 hasta la clase media de la Premier League. Se ha tenido que adaptar a tantas circunstancias que ya no le asusta ningún escenario, y su equipo se comporta de la misma manera.
A pesar de haber acusado cierta irregularidad durante el curso, los hombres de Howe han puntuado en partidos clave contra rivales directos como Swansea, Hull, Middlesbrough, Sunderland o West Ham. Además, han conseguido rascar puntos en empates contra Tottenham, Arsenal y Manchester United, y han conseguido cuatro de seis posibles en sus dos enfrentamientos con el Liverpool. El equipo ha parcheado el pésimo rendimiento de su fichaje récord, Jordon Ibe, –cero goles y cero asistencias por un precio de 18 millones de euros– con la explosión definitiva de Joshua King, que llegó libre al club en 2015 desde el Blackburn y hoy se puede considerar todo un robo de la dirección deportiva de los cherries tras sus 15 goles esta temporada. Y el club también empieza a atraer a nombres de la reputación de Jack Wilshere, que ven en la costa sureña un buen lugar para tener minutos. Siguen dependiendo en muchos casos de lo que los grandes decidan, como hizo el Chelsea arrebatándoles a mitad de año al cedido Nathan Aké, pero paso a paso se han convertido en un imán de talento.
Como vendedores aún no tienen el potencial de otros –la gran mayoría de sus ingresos por traspasos esta temporada proceden de ventas a equipos de Championship de jugadores como Matt Ritchie, Glenn Murray o Tommy Elphick–, pero el futuro económico es estable mientras siga ligado a los ingresos de la Premier League: en 2016 el club tuvo beneficios de 3,4 millones de libras después de un 2015 de pérdidas valoradas en 38,6 millones. A eso hay que añadir el nuevo acuerdo con Umbro para vestir al club a partir del curso 2017-2018, marca mucho más prestigiosa que JD Sports. El Bournemouth madura y lo hace a pasos agigantados.
Dean Court jamás había vivido tiempos tan emocionantes. Y por respeto a los cherries, al fútbol y a los clubes que hacen tanto con tan poco, lo que logren siempre tiene que ponerse en justa perspectiva. No hay que olvidar de dónde vienen, que son distintos al resto. Ellos seguirán encantados mientras dejen de ser noticia: significa que siguen por el camino correcto, rumbo a su tercera temporada en la élite.